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San Quintín, la prisión más violenta de Estados Unidos

El cine negro norteamericano de los años 30 y 40 popularizó el nombre de San Quintín, un penal al que iban los reclusos más peligrosos del hampa y cuya mala fama se extiende hasta el día de hoy.


El programa de La 2 "Documentos TV" emite el documental "San Quintín, otro mundo tras las rejas", realizado por un equipo de reporteros que, durante 30 días, pudieron grabar en el interior al recibir un permiso especial.


En el momento de rodar este documental había en esta mítica prisión más de 5.000 presos, de los que al menos 600 estaban condenados a muerte por inyección letal.


Construida en 1852, la cárcel está situada al norte de la ciudad de San Francisco, en un sector de clase media alta donde se levantan algunos de los más exclusivos complejos residenciales de California, a menos de 16 kilómetros de la prisión.


En esta cárcel hay dos mundo opuestos, el más relajado en el ala norte, donde residen los reclusos que tienen buen comportamiento y un historial limpio, que disfrutan de ciertos privilegios, como pasar la mayor parte del día fuera de sus celdas y donde cada uno puede decorar la celda a su gusto. En el ala oeste, la situación es radicalmente distinta, donde abunda la violencia y los suicidios y donde los llamados "mandones" imponen su ley.


Las bandas llegan a fabricar armas con cualquier material que encuentren a mano, por lo que las medidas de seguridad son extremas: no se sirve carne dentro de las instalaciones en forma de filete o chuleta por si llevara a algún hueso que luego pudieran transformar en arma.


El poder de las bandas es tan brutal que muchas veces los jefes obligan a los reclusos a atacar a alguien como prueba de lealtad y si el agredido sobrevive, nunca denunciarán al agresor, porque saben que si lo hicieran acabarían asesinados.


Durante el rodaje del documental se produjeron varios ataques entre miembros de bandas rivales y en un momento determinado saltó lo que llaman "Alerta 3", situación de máximo peligro, con llegada masiva de policías mientras los reclusos se enzarzaban entre ellos con objetos punzantes.