polémica en 'El hormiguero'

¿Entrevistas o encerronas?

¿Se exceden algunos programas de televisión con sus invitados? ¿Está desapareciendo la entrevista tradicional en favor de un formato en el que el personaje queda reducido a mero comparsa de las gracietas del programa de turno?

Los protagonistas de 'La red social', experimentando en 'El hormiguero'.
¿Entrevistas o encerronas?
HERALDO

Te dicen antes de entrar en el programa: diviértete. Entras y te das cuenta de que es imposible, porque el programa está aparentemente diseñado para humillar al invitado americano. Enseñan estúpidas imágenes de ti y en cierto modo se ríen de ti. Entonces el público se ríe, y te traducen y te das cuenta de que sí, que se están riendo de ti. Y no tienes tiempo de responder, porque ya han pasado a otra cosa en español". Son las palabras de Jesse Eissenberg, el protagonista del filme 'La red social', en el programa que Conan O'Brian tiene en la NBC estadounidense. Eissenberg, uno de los nuevos rostros de moda del luminario hollywoodiense, se quejó del maltrato que, a su juicio, recibió en 'El hormiguero', de Cuatro, una actitud que, según él, se ceba particularmente con sus compatriotas. Su teoría dio pie, en otro momento de la entrevista, a que el actor hiciera bromas sobre el papel de su país en la II Guerra Mundial.

Dejando a un lado la dudosa interpretación sobre por qué la promoción de su película en España incluyó participar en un experimento pseudocientífico con un tal Marron, lo cierto es que Eissenberg ha activado un debate latente. ¿Se exceden algunos programas de televisión con sus invitados? ¿Está desapareciendo la entrevista tradicional en favor de un formato en el que el personaje queda reducido a mero comparsa de las gracietas del programa de turno?

Ridao: besos y chupitos

El caso de Eissenberg no es el único que ha levantado polvareda mediática recientemente. La semana pasada, sin ir más lejos, fue objeto de ácidas críticas la entrevista que Thais Villas, del programa 'El intermedio' de La Sexta, le hizo al portavoz parlamentario de ERC, Joan Ridao. El catalán participó en la sección del programa de humor titulada 'Cañas y barras', en la que los políticos responden a un cuestionario acodados en la barra de un bar. El encuentro de Ridao y Villas, tras varios chupitos de por medio, acabó con un beso de tornillo entre ambos... y un alud de críticas, sobre todo por parte de las cadenas conservadoras. Ayer mismo, el presidente catalán José Montilla ejerció de nuevo parroquiano de la sección.

A la vez, se cultiva la entrevista amable (o amabilísima). La 2 elevaba el viernes a la categoría de "programa especial" la entrevista de Carlos del Amor al actor Javier Bardem, que se encuentra estos días promocionando la película 'Biutiful'. Conocidos rostros televisivos como Andreu Buenafuente cultivan un estilo parecido, a mayor gloria del entrevistado, pero esta vez teñido de humor o trufado de gags protagonizados por los personajes del programa.

Como representantes de la entrevista pura o de carácter exclusivamente periodístico o informativo quedan pocos ejemplos, cada vez más circunscritos a canales temáticos, como Iñaki Gabilondo en CNN +, o públicos (Jesús Quintero en Canal Sur). Sintomáticamente, TVE acaba de retirar el programa de entrevistas de Boris Izaguirre 'Humanos y divinos' tras tan solo dos emisiones. Antes, había apeado de la parrilla el de Juan Ramón Lucas, que también registró discretos índices de audiencia.

"Lo fundamental es que haya una actitud de respeto, de deseo de encuentro por parte del entrevistador', explica Maite Gobantes, profesora de Géneros Periodísticos en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Zaragoza y cuya tesis versó sobre el género de la entrevista. "En programas como 'El hormiguero' se juega con el invitado, amparándose muchas veces en que el famoso de turno está de promoción. El presentador tiene la sartén por el mango, hace las bromas, pero si el invitado no tiene un perfil adecuado, queda desacreditado, porque no tiene margen para defenderse", añade.

Umbral y su libro

Para Carmen Marta Lazo, profesora de Géneros Televisivos en la misma facultad, la cuestión es que se ha dejado de lado el "servicio público en el sentido puro". La especialista sitúa en el tratamiento que se dio al crimen de Alcácer el momento en que la información se desvió hacia el espectáculo, un nuevo escenario que apuntalaron los programas del 'late night'.

"El hecho de que muchos de estos personajes estén en plena promoción hace que las productores utilicen 'cebos' y que, finalmente, acudan a los programas sin saber exactamente cuáles son los términos exactos de su participación", dice Carmen Marta, quien recuerda episodios de la historia catódica nacional como el famoso "he venido a hablar de mi libro", que le soltó Francisco Umbral a Mercedes Milá.