EUROVISIÓN

Diges: "Aunque gane, no me rapo"

El intérprete español se muestra esperanzado de cara a su participación en el Festival de Eurovisión. Su actuación será en torno a las 21.10.

El intérprete español durante los ensayos de ayer
Diges: "Aunque gane, no me rapo"
EFE

Está Daniel Diges como los niños cuando esperan la llegada de los Reyes Magos. Sabe que le espera algo bueno, aunque ya está disfrutando del premio por adelantado. Quede como quede esta noche en Eurovisión, el madrileño ya se ha hecho un hueco en el apretado escenario musical. Tiene disco y ¿quién dice que esta noche -21.00, TVE-1- no vaya a dar la sorpresa? Está complicado, aseguran quienes se mueven entre las bambalinas del festival europeo.


Alianzas políticas al margen, a los países que se tienen que disputar el pase a la final -que son casi todos y muchos se quedan fuera, como este año ha ocurrido con Suecia- no les sienta nada bien que unos pocos, como España, tengan siempre el sitio asegurado, de ahí que miren a Diges un poco de reojo.


El madrileño lleva una semana larga en Oslo y un porrón de ensayos encima. Ha improvisado algún breve concierto en las calles de la ciudad, ha recibido el calor de los fans, que le adoran, y también ha tenido tiempo de tantear a sus contrincantes en el escenario. Él, personalmente, teme a Grecia y a Bélgica, que cree que van con temas muy festivaleros. Pero hay buen rollito con la competencia. "Los noruegos se saben nuestra canción y hay gente de otros países que me dicen que ojalá gane. Eso es muy bonito".


Algunos artistas incluso le meten en el saco de los favoritos, les ha gustado 'Algo pequeñito'. El representante griego lo tararea para la prensa y el ganador del año pasado va voceando que le «encanta» este vals de cuento. "Tras los primeros ensayos, hemos subido las apuestas", se felicita el intérprete, un habitual de los musicales. Es un tipo prudente, pero ¡claro que sueña con emular a Massiel! No con cantar el 'La, la, la', sino con traer a España un triunfo que no se huele desde finales de los 60. ¿Qué haría si gana?, le preguntan. Y él lanza una advertencia: "Aunque gane no me raparé el pelo. Me haría un tatuaje de mi hijo en la espalda o en el brazo".


Por una cuestión matemática hay más posibilidades de que no gane -compiten 25 países-. ¿Y entonces? «A mí Eurovisión ya me ha compensado, es como los Oscar de la música». Más en años como éste, en el que, aunque sea a costa de la polémica -recordemos los episodios de Karmele Marchante y John Cobra-, el festival, que ya va por su 55 edición, ha estado más en boca de todos que nunca, a excepción de la edición del Chikilicuatre. Claro que un vals no parece precisamente una garantía de éxito en una cita donde se lleva más la balada o el pop y, sobre todo, las canciones en inglés. "No habrá 'Algo pequeñito' en inglés, me parece un poco hortera", advierte.


"Un lazo atado al pie"


Como hiciera en la gala de TVE donde se eligió el representante español para la cita de hoy, el artista de los rizos -hay un montón de eurofans con pelucas rizadas paseándose por Oslo- saldrá vestido de gris impoluto y con un puñado de amuletos.


"Llevaré una chapita con la foto de mi hijo Galileo, alguna piedrecita y un lazo que tengo atado en el pie que me ha regalado una fan". Diges brillará sobre un fondo azul que se volverá fucsia rabioso a medida que la canción vaya avanzando. Con él, su alegre ejército: el arlequín, la muñeca, el soldadito de plomo y la muñeca de trapo, que vestirán el escenario de colores. «Va a ser una puesta en escena con mucha energía. La fusión de todos es fantástica, va a ser muy elegante y con magia».


Un 'pero', España actuará en segundo lugar -a las 21.10-.


Nadie quiere los primeros puestos porque el público, una vez que ha escuchado diez o doce temas, apenas se acuerda de los primeros.


Pero el madrileño no le da mayor importancia y confía en su potente chorro de voz, que luce más al final, en ese 'crescendo'. "El final de la canción me lo estoy guardando un poco en los ensayos. El secreto para cantar es cuidarme la voz, trabajar mucho la respiración y no hacer muchos excesos". De ahí que lleve ocho días con la bufanda anudada al cuello.