COLECCIÓN DE DISCOS

Cantes de lucha, amor y fiesta, con HERALDO

HERALDO DE ARAGÓN ofrecerá todos los sábados, a partir de mañana, un disco de Labordeta hasta un total de trece. Prácticamente toda la discografía del insigne cantautor para viejas y nuevas generaciones.

José Antonio Labordeta.
Cantes de lucha, amor y fiesta, con HERALDO
HERALDO

Desperdigados, muchos de ellos no disponibles en tiendas físicas e incluso en internet, HERALDO DE ARAGÓN ofrecerá, a partir de mañana, una ocasión de oro para hacerse con los discos de Labordeta. Y con un plus añadido: el precio de cada disco, 5,95 euros, es, en la mayoría de los casos, la mitad del valor al que puede adquirirse en tiendas del ramo.


Es verdad que a la colección le faltan dos discos, el primero ('Cantar i callar') y el último ('Paisajes') que grabó el cantautor y que editó el sello catalán Edigsa, hoy P.D.I., que ofrece gran resistencia a ceder los derechos de edición. Ya en la caja que Warner publicó en 2004, con los trece discos restantes de la carrera musical de Labordeta, también faltaron esos cedés. Lástima, porque el primero, 'Cantar i callar', es una de sus obras mayores, si no la mayor. Pero eso no empaña el resto de una colección, que va a permitir al lector de HERALDO acercarse de verdad a los discos labordetianos, a conocerlos en profundidad, a rastrear al Labordeta poeta y musicalmente tridimensional, con sus 'cantes de la tierra adentro', no solo de lucha y libertad sino también festivos y amorosos, y a comprender el porqué de su notable papel en la historia de la música popular aragonesa y española, algo que siendo tan sustancial, sin embargo, se pasó muy por alto en los días de su sentido fallecimiento, quedándose más en lo superficial, en sus viajes 'mochileros', en sus tres o cuatro himnos recurrentes y en su faceta política, por no olvidar su sonoro "a la mierda", lanzado en el Congreso.


Dos discos esenciales

En la colección están dos álbumes esenciales de su trilogía inicial, la que le consagró como cantautor original y con sello absolutamente aragonés, tales que 'Tiempo de espera' (1975) y 'Cantes de la tierra adentro' (1976). También se incluyen los dos que abrieron la vía a la exploración de la música tradicional aragonesa, o sea, 'Cantata para un país' (1978), en el que se incluía la famosa 'Albada' y del que Labordeta siempre dijo que era el disco que más satisfecho estaba, y 'Las cuatro estaciones' (1981).


Hay también tres álbumes grabados en vivo. 'En directo' (1977), imprescindible para percibir el olor a libertad del Aragón más reivindicativo de la época ("¡Viva Aragón libre!", proclamó una voz con furia al término de 'Todos repiten lo mismo', voz que fue contestada colectivamente con un estruendoso "¡¡viva!!"). Tiempos de fervor autonomista y de ansias de libertad. 'Tú y yo y los demás' (1987) fue un doble LP grabado en directo en el teatro Salamanca de Madrid, donde Labordeta, rodeado de amigos como Sabina, Javier Maestre, Imanol, Paco Ibáñez, Puturrú de Fuá y Ovidi Montllor, hizo un emotivo repaso a su cancionero. 'La albada', a dúo con Imanol, erizaba la piel. En 1995, dos años después de haber decidido despedirse del 'bisnes', como él decía, grabó en el Auditorio de Zaragoza, 'Recuento'.


El Labordeta de los ochenta

'Qué queda de ti' (1984), 'Aguantando el temporal' (1985), 'Qué vamos a hacer' (1987) y 'Trilce' (1989) reflejan al Labordeta de los ochenta, a un artista en la encrucijada entre los viejos tiempos de la canción de autor, el de la guitarra de palo y hasta del panfleto, y los nuevos tiempos del colorido nueva-olero y los sintetizadores. Un artista desconcertado, sin control sobre su obra merced a productores y a las reglas cainitas del mercado y las radio fórmulas, que, como anécdota, tuvo que poner un millón de pesetas de su bolsillo para poder sonar en una bien conocida, pero que aun así dejó canciones inolvidables como 'Somos' o 'Banderas rotas'.


Y está también, finalmente, otro de los grandes discos labordetianos: 'Canciones de amor' (1983), la veta tierna del cantautor expuesta en su mayor grado de sensibilidad a través de la regrabación de sus temas amorosos. Así pues, casi todo el 'corpus' labordetiano para que las viejas generaciones rememoren su música y las nuevas la conozcan, lo que a la vez no solo es un placentero ejercicio de escucha musical y poética, sino toda una lección de historia del Aragón contemporáneo.