CUATRO

'Callejeros Viajeros' descubren Johannesburgo y Dubai

Con sus siete millones de habitantes, Johannesburgo se ha convertido en la gran capital de Sudáfrica y la más próspera de todo el continente. Se la conoce como la ciudad de los grandes calificativos: la más rica, la que tiene los mayores rascacielos y también el mayor número de mansiones.

Callejeros Viajeros ofrecerá un doble capítulo en el que descubrirán los secretos del Mundial de Fútbol en Johannesburgo, para más tarde desplazarse hasta una de las ciudades más importantes de los Emiratos rabes Unidos, Dubai.


Con sus siete millones de habitantes, Johannesburgo se ha convertido en la gran capital de Sudáfrica y la más próspera de todo el continente. Se la conoce como la ciudad de los grandes calificativos: la más rica, la que tiene los mayores rascacielos y también el mayor número de mansiones. Y por toda la ciudad se vive con especial emoción la celebración del Mundial de fútbol Sudáfrica 2010, que bajo el eslogan "El Mundial ya está aquí, siéntelo", comenzará el próximo día 11 de junio.


A 120 kilómetros de Johannesburgo está Potchefstroom, una pequeña ciudad universitaria que espera con ilusión a la Selección Española de Fútbol. sta será su casa mientras dure el Mundial. Ellys Park es un estadio con mucha solera y con un ambiente especial. Fue el lugar donde blancos y negros se reconciliaron tras el Apartheid gracias al deporte. "Fue un momento muy emocionante cuando Mandela vino al estadio para apoyar a los blancos", comenta José Luis, un asturiano que vivió este encuentro histórico para los sudafricanos. Aquí jugará España su segundo partido de los mundiales frente a Honduras. Será el 21 de junio. Pero el espíritu futbolero también se vive en plena calle. En rincones como el Nelson Mandela Square o el barrio marginal de Alexandra donde los jóvenes juegan al fútbol soñando con el triunfo de sus ídolos. "Yo soy el futuro Ronaldinho", asegura con entusiasmo Tabole, un joven del barrio.


Los reporteros de Callejeros Viajeros Alejandra Andrade y Juan Antonio C. Arias retratan la pompa y el fasto de Dubai, una ciudad del Golfo Pérsico acostumbrada al exceso, en la que incluso cuando llueve lo hace como si fuese un apocalipsis filmado en cualquier película de ciencia ficción de Hollywood.


Todo lo que se pueda hacer y conseguir con dinero está en Dubai, una megaciudad construida de la nada en medio del desierto en la que se puede encontrar reflejos de cualquier rincón del mundo: desde el lujo parisino, con perfumes exclusivos a 2.500 dólares el frasco, hasta pistas de esquí y patinaje sobre hielo a 10 grados bajo cero, cuando en la calle sobrepasan la barrera de los 40 grados centígrados. Todo a capricho y gusto de jeques y príncipes, los más poderosos magnates del petróleo.