ENTREVISTA

Barragán: "Soy mitad catalán, mitad aragonés. En Mequinenza he pasado muchos veranos inolvidables"

La crisis y el tiempo no hacen mella en este cómico y publicista

Pese a que apenas aparece en la televisión, el señor Barragán sigue desparramando su humor gamberro y escatológico por toda la geografía nacional. Ni la crisis ni el paso del tiempo han borrado del mapa a este publicista metido a cómico (¿o era el revés). Su última actuación es siempre la penúltima.


PREGUNTA.- ¿Es usted de HERALDO DE ARAGÓN?


RESPUESTA.- Sí. ¿Por qué? El HERALDO me recuerda a mi infancia. Mi madre nació en Mequinenza y allí pasé muchos veranos inolvidables.


P.- Así que es usted aragonés.


R.- Mitad catalán, mitad aragonés. Mi madre se trasladó a Barcelona y allí se casó con mi padre. Me críe y vivo en Barcelona, pero llevo a Mequinenza en mi corazón, tanto el pueblo antiguo como el nuevo.


P.- ¿Qué hace en el verano de 2008 el señor Barragán?


R.- Pues ir de bolo en bolo. Se nota la crisis, pero no dejan de llamarme. Esta semana he actuado en Almería, Murcia y Vic. Hace 25 años que voy haciendo el capullo por ahí y ni me acuerdo de muchos de los sitios donde he estado. He actuado en todos lados.


P.- Debe ser usted una Guía Campsa andante.


R.- Me he pateado España de punta a punta. Al salir seis años en Televisión Española, cuando no existían las privadas, he gozado de una popularidad tremenda. Nos veían millones de espectadores. Barragán, con sus gamberradas, se hacía querer y no había fiesta mayor en la que no me contrataran.


P.- ¿Recuerda su primera actuación?


R.- Perfectamente. Fue en un pueblo cerca de Barcelona. Comencé con mal pie. Se me puso un tío delante y no paraba de gritarme: "hijo puta, hijo puta". Me di cuenta de golpe de lo duro que es actuar.


P.- ¿Aguantó estoicamente?


R.- Como pude. Al concluir la actuación, vino la guardia urbana y me dijo que era el tonto del pueblo, que no se lo tuviera en cuenta, que se les había escapado de las manos. Fue un bautismo duro y violento, pero de todo se aprende.


P.- ¿Apuntaba maneras de niño?


R.- De niño tenía fama de simpático, de payaso. Llevaba el tema del humor en la sangre mucho antes de que Alfonso Arús me diera la oportunidad de enseñárselo a la gente a través de la radio.


P.- ¿Se comportaba en el colegio?


R.- Era un pieza. Siempre estaba contando aventuras y haciendo gracias. Los amigos decían: Rubio, cuéntanos una "aventi". Y yo me inventaba cualquier cosa.


P.- ¿Le echaban de clase?


R.- Me echaba yo mismo. Más de una vez falsifiqué notas de mi padre para justificar mis ausencias. Ponía: ruego disculpen a mi hijo pues está enfermo. Iba lo mínimo a clase porque era un colegio municipal muy duro. Nos pegaban con una regla, nos hacían cantar el "Cara al sol" y nos castigaban continuamente. Así que yo cogía la cartera y me iba a dar vueltas por Barcelona. No era agradable asistir a clase.


P.- Pese a su vena cómica, en un principio se dedicó a la publicidad.


R.- Comencé en el primer hipermercado Carrefour de España, el que hay en El Prat, en 1973. Entré a trabajar como decorador y ocupándome de la publicidad. Fui a Francia a formarme. Era un tiempo en el que podías inventarlo todo. Al cabo de cinco años creé mi propia agencia y, actualmente, todavía tengo un estudio de diseño gráfico centrado en la publicidad. Al tener una empresa propia, pude organizarme la vida de otra forma y participar en programas y hacer actuaciones por todas partes.


P.- La pregunta del millón. ¿Cómo nació el señor Barragán?


R.- Grabando un anuncio de radio para Carrefour con Alfonso Arús y Jorge Salvador.


P.- ¡Menudo escuadrón!


R.- Lo pasamos muy bien. Pues bien, en el anuncio hacíamos la voz de tres monstruos que tenían que decir "Es muy barato". Hice una voz a lo Barragán y a Arús le gustó, así que me propuso que con esa voz llamara a su programa de radio simulando ser un crítico de cine. Estoy hablado de la Cadena Rato. Era un crítico muy 'sui generis', ya que hablaba de todo menos de la película. Estuvimos cinco años con el personaje en "Arús con leche".


P.- ¿Y el salto a la televisión?


R.- Cuando le dieron a Arús el programa de La 2 "La casa por la ventana", me propuso convertir al señor Barragán en un personaje de carne y hueso. En lugar de una azafata guapa, él quería a un "azafato" viejo y asqueroso. Ahí nació el señor Barragán, en plan "destroyer", y el presonaje se convirtió en uno de los primeros frikis de la historia española. Me decía Alfonso Arús: "Señor Barragán, tráigame esto". "Tócame los huevos", le contestaba. La gente flipó. Me vinieron a buscar los de "No te rías que es peor". Les dije que no dos veces pero, a la tercera, la oferta fue irrechazable. A partir de ahí, se disparó la historia. Y así, hasta hoy.


P.- ¿Cuál es el secreto de su personaje?


R.- Que tiene licencia para ser guarro. A Barragán se le perdonan cosas que a un tipo guapo no se le permitirían. Es entrañable, por eso ha durado tanto. Además de un cuentachistes, creé un personaje que enganchó, querido por muchos y odiado por otros. En realidad, tengo más seguidores que detractores.