Entrevista

Antonio Velázquez: "’La promesa’ mete en una coctelera lo mejor de ‘Downton Abbey’"

Este jueves, 9 de marzo, habrá un capitulo especial, a las 22.00, de esta exitosa ficción vespertina que emite La 1 de TVE (de lunes a viernes, a las 16.30).

Velázquez interpreta a Mauro en ‘La promesa’.
Velázquez interpreta a Mauro en ‘La promesa’.
RTVE

La historia de un amor prohibido rompe la rectitud de Mauro, una persona obediente y discreta sin más aspiraciones que su trabajo rutinario. Sin embargo, una mujer revoluciona los sentimientos de un hombre conformista e introvertido. Así es el personaje que interpreta el actor Antonio Velázquez (Granada, 41 años) en ‘La promesa’, la exitosa ficción vespertina que emite La 1 de TVE (de lunes a viernes a las 16.30 y este jueves, habrá un capítulo especial a las 22.00).

¿Qué tiene ‘La promesa’ que engancha?Es una serie con el sello de Bambú Producciones, y eso ya es una garantía. Esta ficción mete en una coctelera lo mejor de ‘Downton Abbey’, con todos los respetos. Tiene intriga, amor y todos los personajes esconden cosas. Aunque sea de época, también aborda valores que están a la orden del día.

¿Cómo describiría a Mauro, su personaje?Es el primer lacayo de ‘La Promesa’. Es un hombre recto. Si algo falla en ‘La promesa’, recaerían los motivos del error en Mauro. No solamente hace que todo esté bien y funcione, sino que también se encarga desde limpiar los zapatos hasta vestir al señor. Está programado como un robot. En su mundo no entran los sentimientos, hasta que ocurre algo que le hace tambalear todos sus sentimientos. Mauro es un personaje romántico.

¿Es un amor prohibido?Totalmente. A raíz de ahí, es un amor prohibido. Si se enteran los marqueses, acabarían con Mauro. Es uno de estos amores que no puedes controlar. Sabes que está mal, pero quien tira de la cuerda es otra persona y él se deja arrastrar.

¿Cómo lleva lo de trabajar en su primera seria diaria?Estuve hace mucho tiempo en ‘Arrayán’ (Canal Sur), pero no tenía el volumen de trabajo que tengo en ‘La Promesa’. Es verdad que en las series diarias hay un protagonista absoluto, por el que pasa el hilo conductor de la ficción, pero luego hay muchas subtramas, porque a nivel de producción si no sería inviable. A mí me ha costado adaptarme por el ritmo de producción. Hay un volumen de estudios de guiones bastante ‘heavy’.

Esta ficción parece más de ‘prime time’ por su calidad. 
Como no he estado anteriormente en una serie diaria no puedo comparar. No sé cómo se hacen. Yo afronto el trabajo, pero he cambiado la forma de estudiar y memorizar. Es diferente. No es lo mismo trabajar con Álex de la Iglesia en ‘30 monedas’, que lleva con un guión desde hace dos años y no se cambia ni una coma. Tu trabajo es adaptar ese guión diario y te puedes permitir más flexibilidad con el texto.

¿Cómo ha sido el reencuentro con María Castro?Llevo unas cuantas series coincidiendo con ella. La primera ‘SMS’ (La Sexta) y después llegaron ‘Sin tetas no hay paraíso’ y ‘Tierra de lobos’ (Telecinco). En ‘La promesa’ tenemos bastantes tramas juntos. Cuando coincides con compañeros que ya conoces, como también me pasó con Joaquín Climent, es maravilloso.

Ahora que están de moda los reencuentros en series pasadas, ¿le gusta ría hacer alguno con alguna de las ficciones en las que ha trabajado?
Lo tendría claro, lo haría con ‘Tierra de lobos’. Quizás porque marcó una época en mi generación. Quedó tan raro el final y no sé qué pasó con esa serie que se paró y la dejaron un poco en el aire con una buena audiencia. Si dicen de volver, me encantaría formar parte del proyecto. O ‘Sin Tetas’ también podría continuar y contar otra historia. 

Hicieron una buena piña entre los compañeros de ‘Tierra de lobos’...Seguimos viéndonos y tenemos un chat de ‘reencuentros lobos’. Nos llevamos todos súper bien. Es difícil que en un elenco tan grande como era el de ‘Tierra de lobos’ todo el mundo se lleve bien. Son estas cosas que quedan para los restos. 

¿Cree que el auge de las plataformas ha servido para dar más variedad a la ficción española?Las plataformas nos han dado visibilidad en el extranjero. Pero también creo que se ha perdido ese consumo de unir a la familiar una noche a la semana para ver una serie. Y luego ese espectador voraz, que se ventila una producción que cuesta ocho millones de euros en un fin de semana. Y quiere más. No sé si eso es viable. Las plataformas parece que están cambiando las estrategias de los lanzamientos de los capítulos.  

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