El doblaje de 'Juego de tronos', una guardia oscura que alberga horrores

'Juego de tronos'
'Juego de tronos'
HBO

Para los incondicionales de 'Juego de tronos', el final de la serie que ha hecho historia es el evento más esperado del año, sin embargo para los actores de doblaje en España el trabajo en la última temporada se ha convertido en una odisea "por las extremas medidas de seguridad" que han sufrido.

Así lo ha expresado en una entrevista Antonio Villar, director del doblaje y voz del manipulador Meñique, que ha destacado que la confidencialidad se ha "recrudecido" en esta recta final, ya que en temporadas anteriores tenían más tiempo para preparar el texto y, sobre todo, una mejor imagen sobre la que doblar.

"Lo de este año ha sido casi negro total, solamente hemos trabajado con el círculo de la cara rodeada de marcas de agua y cruces rojas, no sabíamos si el personaje estaba en Invernalia, en Desembarco del Rey, en una habitación escondida o en un gran salón", detalla Villar.

La polémica sobre las condiciones en las que se llevaba a cabo el doblaje se desató cuando, en el tercer capítulo de la octava temporada, el personaje de Ser Davos pronunciaba 'Sicansíos' en lugar de "no puede vernos", que sería la traducción más próxima al original: 'She can't see us'.

Villar aclara que el problema parte de la calidad de la imagen con la que trabajaban, que no les permitía identificar si se trataba de Ser Davos o de Gusano Gris, y se asumió que era el segundo hablando la lengua valyria.

Además, los actores graban sus tomas por separado, a excepción de las escenas muy corales, por lo que "es milagroso que, después de grabar como se graba, suene tan bien", apunta el director, que compara su profesión con la de los mineros: "Trabajamos con el pico y con poca luz".

"Al final 'Juego de Tronos' es solo la cara visible de un problema que afecta a toda la profesión", aclara la voz en España de Jon Nieve, Eduardo Bosch, que remarca que estas condiciones afectan también a otras series como 'The Walking Dead' o grandes producciones del cine como las sagas de 'Vengadores' o 'Star Wars'.

Para Bosch el problema está en cómo se estructura la industria, que sigue con la fórmula del convenio de 1993, "sin tener en cuenta nuevos factores como las series o los videojuegos", y cuyas tarifas son fijas -4,27 euros por toma de televisión- sin importar la repercusión del producto, algo que Bosch considera "extremadamente injusto".

A estos males se suma la participación de famosos no profesionales del doblaje, cuya remuneración no se ajusta a las tarifas, sino que se coloca por encima de estas, un intrusismo que Bosch tacha de "doloroso" porque no entiende "cómo se pagan cifras astronómicas a alguien que no sabe hacer eso, en lugar de valorar a los profesionales".

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