Ana Santos, toda una vida de estudio, de libros y de difusión cultural

La carrera profesional de Ana Santos se ha fraguado en la biblioteca de la Complutense, aunque nunca ha perdido de vista Aragón.

La zaragozana Ana Santos dirige la Biblioteca Nacional desde hace cuatro años.
La zaragozana Ana Santos dirige la Biblioteca Nacional desde hace cuatro años.
Enrique Cidoncha

Es, ante todo, una bibliotecaria de raza. Cabeza visible de la principal biblioteca del país, del centro que atesora y salvaguarda nuestro acervo cultural, Ana Santos Aramburo (Zaragoza, 22 de enero de 1957) destaca siempre el trabajo que se realiza en instituciones más pequeñas y pegadas al usuario final. "La biblioteca de un centro educativo es la mejor escuela para un bibliotecario –subraya–. Cuando yo empecé a estudiar en la universidad casi no había bibliotecas en las ciudades, o las que había tenían numerosas carencias. La situación ha cambiado mucho, afortunadamente".

Licenciada en Geografía e Historia por la Universidad de Zaragoza, Sección Historia del Arte, y Diplomada en Biblioteconomía y Documentación por el Centro de Estudios Documentales del Ministerio de Cultura, Ana Santos Aramburo pertenece a la Escala Facultativa de Bibliotecas y Archivos de la Universidad Complutense de Madrid.

Inició su trayectoria profesional en 1981, en la biblioteca de la Universidad de Zaragoza, y se trasladó a la Universidad Complutense de Madrid en el año 1982. En la Biblioteca de esta universidad es donde se ha fraguado profesionalmente a lo largo de 25 años. Entre 1987 y 1991 trabajó en la Biblioteca de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, de la que llegó a ser subdirectora. Entre 1993 y 2001 ocupó la vicedirección de la Biblioteca de la Universidad Complutense, en un momento clave para la institución, y para las bibliotecas en general, porque fue el periodo en el que todas fueron incorporando a su vida cotidiana las tecnologías de la información.

Ana Santos se responsabilizó de la implantación del programa de gestión informatizada de la biblioteca, así como de la incorporación de nuevos servicios de acceso a información científica a través de la red, lo que supuso un cambio sustancial en la mejora del servicio de la Biblioteca en la Universidad. Entre octubre de 2003 y marzo de 2007 fue la directora de la Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla de la Universidad Complutense, donde inició una activa política de difusión. Estas son las dos claves de su visión profesional, la incorporación y el aprovechamiento de las últimas tecnologías, y la difusión de los fondos, características y actividades de la biblioteca en la que trabaja.

Entró en contacto con la Biblioteca Nacional en marzo de 2007, cuando fue nombrada directora de Acción Cultural de la institución, cargo que desempeñó hasta septiembre de 2011. En esos cuatro años destacó por su apuesta por una política de acercamiento a la ciudadanía y de difusión de sus servicios y colecciones. Diseñó y planificó la actividad cultural de la Biblioteca Nacional de España, el programa expositivo anual y los ciclos y conferencias relacionados con el mundo del libro, así como el resto de actividades encaminadas a lograr un mejor conocimiento de esta institución. Participó, también, en el diseño de la conmemoración del tricentenario de la institución y puso en funcionamiento el Museo de la Biblioteca Nacional de España.

Abandonó el puesto para hacerse cargo, hasta mayo de 2012, de la dirección de la Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid, formada por otras 32 bibliotecas dependientes de las distintas facultades y escuelas de la Universidad. Posteriormente, en mayo de 2012, fue nombrada directora general de Bibliotecas y Archivos del Ayuntamiento de Madrid, cargo que abandonó menos de un año después, para ponerse al frente de la Biblioteca Nacional.

Su intención es, según ha expuesto en el Plan Cultura 2020, convertir a la BNE en centro de referencia para el hispanismo internacional, incrementando la Biblioteca Digital Hispánica y la Hemeroteca Digital. En el plan destaca la creación de un laboratorio de ideas de la Biblioteca Nacional, el Bne.labs’, que favorezca la investigación y la generación de nuevo conocimiento.

Y en todo este tiempo y a lo largo de esta trayectoria intensa nunca ha perdido de vista su tierra natal. "Cada vez que puedo voy a Aragón –subraya–. Mi marido es de Beceite y en cuanto puedo me escapo al Matarraña. Es mi paraíso personal. Soy muy feliz en Aragón, tengo mi familia y mis amigas de la infancia en Zaragoza".

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