Adiós a Don Draper

Este domingo da comienzo la última temporada de 'Mad Men'.

Mad Men llega a su fin.
Mad Men llega a su fin.
Efe

En el Olimpo de los grandes personajes de la televisión hay un hueco reservado para Don Draper, cuyos últimas palabras se empiezan a escribir este sábado, fecha en que comienza en Estados Unidos la última temporada de 'Mad Men' (en España se emite desde este domingo en Canal +). En siete semanas callará para siempre. Y se convertirá en leyenda. Se le recordará como el hombre frágil que fue. Lo tenía todo para ser feliz, pero no supo. Nunca supo. Ni serlo, ni hacer que lo fuese nadie.


'Mad Men' comenzó hace ocho años y será recordada por muchas cosas. Por el retrato que traza del 'American way of life', por su cuidada estética, por descubrirnos los entresijos del mundo de la publicidad, por la apología (políticamente incorrecta pero cubierta por un envoltorio bellísimo) del alcohol y del tabaco, por la reivindicación de un universo femenino oprimido que empezó a despertar a mediados del siglo pasado, por rescatar el Nueva York de los años sesenta, por la influencia que ha tenido en series posteriores y en la moda... O por el "Zou Bisou Bisou", que popularizó Gillian Hills en 1961 y que Megan Draper tan bien defendió y volvió a poner en circulación. Zou bisou, zou bisou...


Yo siempre recordaré 'Mad Men' por sus personajes frágiles. Por ese ejército de hombres fuertes, dispuestos a conquistar Manhattan, a comerse la gran manzana, a adueñarse de los luminosos de neón, capitaneados por un Don Draper que no se quiere y, como consecuencia, no sabe querer a nadie. A esa tortura hemos asistido durante siete temporadas. Todos mienten y se mienten en 'Mad Men'.


Peggy, simulando que no le afectan los desplantes que le hacen en la oficina; Joan, convenciéndose de que se la valora más allá de su cuerpo; Pete, justificando sus desdichas porque el mundo se postula en su contra; Betty, jugando a las familias felices; Megan, pensando que con ella todo será diferente. Y Draper. Draper no sabe vivir sin mentirse. Lo hace desde que decidió esconder su verdadera identidad en un cajón y crearse una nueva con la que nunca ha estado del todo conciliado. Ahora toca despedirse de él y descubrir si su fragilidad lo termina de hacer añicos.