Periodismo

"Periodista de raza toda su vida"

Ha muerto la periodista Pilar Narvión (Alcañiz, 1922-Madrid, 2013), una de esas mujeres que creció entre las prensas y que pertenecía a la rara estirpe de Carmen de Burgos, Colombine, la enamorada de Ramón Gómez de la Serna, y Josefina Carabias, entre otras. De casta le venía al galgo: solía decir que empezó a ser periodista a los siete años, cuando dictaba el nombre de los suscriptores de 'Amanecer' a su director y tío, Mariano Romance, que sería el bohemio perpetuo de Alcañiz, un hombre que tenía por pasión fundar diarios y arruinarse con ellos, y un valioso empresario de toros.


A los ocho años, contaba Pilar, visitó la redacción de HERALDO, donde colaboró en diversas ocasiones. Estudió en Zaragoza, en el Instituto Servet: estaba enamorada de un profesor, Francisco Huertas, y le pedía a la Virgen del Pilar "que me quisiera aquel señor". Interrumpió el Bachillerato por "una tuberculosis galopante de la que casi me muero". Aprovechó la dolencia para leer y para escribir un atrevida crónica, 'Por qué me hice escritora', que envió al semanario 'Domingo'. Siempre fue así: una mujer que se ponía el mundo por bandera, sin complejo alguno, apasionada y profundamente curiosa. 


Solicitó una beca para la Escuela Oficial de Periodismo, cuyo responsable era Juan Aparicio, director de 'Pueblo', un diario vespertino al que incorporaría en 1950 y permanecería hasta 1983. Sería directora adjunta. Su primer éxito fue el artículo 'Goya, reportero gráfico'. Con Emilio Romero en la dirección, firmó la sección de 'Crónica mundana', luego 'Crónica de Madrid', que destacaba por su originalidad, por su gracia y por una osadía que nunca rayaba la insensatez. Fue nombrada corresponsal en Roma, y luego en París, desde donde siguió la agitación de mayo del 68, de la que siempre dijo que “no había sido una revolución”.


Volvería a España en 1973, tras siete años de corresponsal, para ocupar un importante lugar en la Transición española con sus crónicas políticas, con su participación en la radio y la televisión. Fue testigo de primera mano del intento de golpe de Estado de Antonio Tejero. Les dijo a “las niñas de Pilar” (Julia Navarro, Charo Zarzalejos, Rosa Villacastín) que anotasen aquello que estaban viendo: “Niñas, apuntad la hora y fijaros bien en todo lo que pasa; esto es lo que en los libros de Historia se llama un golpe de estado”.


Ella ensalzaba la gran labor de Adolfo Suárez, el teniente Gutiérrez Mellado y la voluntad de conciliación de Rafael Alberti, Santiago Carrillo y Dolores Ibárruri, 'La pasionaria'.


El escritor y periodista Juan Carlos Soriano, discípulo suyo además (“no sólo me pagaba las crónicas que escribía, sino que me prestaba libros, me aconsejaba y encauzaba mis lecturas”, dice), publicó 'Pilar Narvión. Andanzas de una periodista perezosa. Conversaciones con Juan Carlos Soriano' (Tirwal, 2008), donde dialoga con ella, y selecciona muchos de sus textos, como el de su visita a Baroja, y testimonios de mucha gente que la conoció y que trabajó con ella, entre ellos Iñaki Gabilondo. Le contaba a Ramón J. Campo cuando recibió el Premio: “Trabajé unos años tras jubilarme en la radio con Iñaki Gabilondo y estaba fascinada porque era una maravilla contar algo que está pasando, sin necesidad de que llegue a la rotativa para rodarla”. Se sentía muy vinculada con Aragón y se sentía “especialmente bajoaragonesa”. Tía de Javier Capitán, este la definió con precisión: “Pilar Narvión fue una periodista de raza toda su vida”.