Cámaras, rondas y cooperación para frenar los robos en los huertos de Zaragoza

Los ladrones se llevan herramientas, maquinaria ligera y género.

Huertos de alquiler en Zaragoza
Huertos de alquiler en Zaragoza
TERESA MARTIN

Pocas cosas hay más frustrantes que perder en un abrir y cerrar de ojos el resultado de laboriosos meses de trabajo. En esta tesitura se ven, más a menudo de lo que desearían, los hortelanos profesionales y los aficionados a la horticultura del entorno de Zaragoza, donde en los últimos años se vienen produciendo numerosos robos. En las últimas semanas han notado un repunte.


Los cacos echan mano del género, pero sobre todo de las herramientas y de la pequeña maquinaria. "Los robos van por rachas. A mí, por ejemplo, me tuvieron aborrecido hace un tiempo cuando me entraban a robar todas las semanas y al final tuve que tomar medidas", explica Manolo Calle, presidente de la Asociación de Hortelanos y Productores de Zaragoza.


Calle se refiere a las más de tres hectáreas que tiene en la zona de La Cartuja, donde llegaron a sustraerle mil coles en una sola noche. "Puse hierros a modo de barrera y los quitaron. Al final los pillé una noche... ya no volverán". El representante del sector descarta el uso de cámaras de seguridad: "Al final, las roban también. Y poner seguridad no es rentable, el gasto es demasiado alto y no sale a cuenta".


Según el hortelano, la solución para cortar de raíz los hurtos pasa por la colaboración de los productores de cada zona. "En mi caso, patrullamos a deshoras, entre las 14.00 y las 15.00 o a última hora de la tarde, para que te vean y acaben entendiendo que ese huerto está siempre vigilado. También es importante tener comunicación con los vecinos, cooperar con ellos, llamarles si ves un coche extraño o una persona desconocida merodeando su finca".


Las cámaras de seguridad sí han servido en la zona colindante con el depósito de la grúa municipal y en la Almozara, junto al Parque Deportivo Ebro, donde se concentran las casi mil pastillas de terreno de Huertolandia. "El problema de que haya un goteo de robos es que se acaba generando mucho estrés y desconfianza entre los usuarios", lamenta Emilio Comín, responsable de las instalaciones.


"Al tener la grúa de la carretera de Castellón al lado, los ladrones aprovechaban para hacer un asalto doble: para conseguir piezas de coches y el de productos y enseres de las huertas". Comín habla en pasado ya que han logrado frenar los hurtos: "Desde que tanto nosotros como la Policía pusimos las cámaras de seguridad, el problema ya es menor".


Además, añade el hortelano, "la Policía siguió la pista y detuvo a una banda organizada de seis personas que era la que se cebaba con esta zona".


Una máquina de refrescos


"Lo de los robos es un problema que está a la orden del día", explica Eduardo Antorán, cabeza visible de Huertos del Ebro, una agrupación con 180 plantaciones urbanas ubicada junto a Ranillas y el galacho de Juslibol y en la que también están madurando la idea de colocar cámaras para disuadir a aquellos que tienen las manos demasiado largas.


Más allá del género, la pasada temporada se encontraron con un desagradable incidente: "Un día, al llegar, vimos que habían abierto la máquina de refrescos y se habían llevado la recaudación". El robo fue denunciado, aunque no se pudo encontrar a los responsables.

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