Cajal, deuda pendiente

La situación en la que se encuentra el rico legado de Santiago Ramón y Cajal, consecuencia de la dejadez institucional, da cuenta del trato que recibe uno de nuestros más insignes científicos. Nuestro, porque este hijo de un matrimonio de Larrés (Huesca) nació en la localidad navarra de Petilla de Aragón, pasó su infancia y juventud en las localidades aragonesas de Larrés, Luna, Valpalmas, Ayerbe, Jaca y Huesca y cursó sus estudios universitarios en la Facultad de Medicina de Zaragoza. Nuestro, también –de todos los españoles y aun del mundo entero–, porque es universal desde que en 1906 mereciera el Nobel de Medicina por sus investigaciones sobre las células nerviosas.


Los propios responsables del Instituto Cajal, un centro de investigación en Neurobiología perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), lamentan en su página web la situación de abandono en la que se encuentra la importante colección (más de 30.000 piezas, en su mayor parte científicas) que custodian y que se exhibió en el Museo Cajal en Madrid entre 1945 y 1989, año este en el que las piezas fueron trasladadas a la nueva sede madrileña del mencionado instituto estatal. Desde entonces el grueso de la herencia está fuera de la vista del público por falta de espacio, como consecuencia de la desidia de la Administración, que no ha destinado ni un euro en décadas a la conservación, promoción y divulgación de un patrimonio que en cualquier otro país, además de ser orgullo nacional, serviría como centro de inspiración de nuevos investigadores.


Tal es el desinterés que el Instituto Cajal lanzó el pasado año en su portal electrónico una campaña de recogida de firmas para presionar al Ministerio y a la Unesco y conseguir declarar el legado de Cajal como Patrimonio de la Humanidad. Ayer el contador de la web no llegaba a las 1.400 firmas. En este negro panorama surge alentadora la iniciativa del Ayuntamiento de Huesca, que ya ha recabado importantes apoyos institucionales en Aragón para mostrar en la capital oscense una parte al menos de esa colección ahora oculta. Lograrlo ayudaría a promocionar a Cajal en esta tierra y saldaría la gran deuda contraída con el genial científico y humanista.


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