La rodilla es la articulación del cuerpo que mayor desgaste sufre a lo largo de la vida. Esto se debe, en gran parte, a que soporta todo el peso y contribuye en cualquier movimiento que implique desplazamiento. Por esta razón, es muy habitual que, a partir de los 35 o 40 años, exista un deterioro del cartílago, la capa que recubre el hueso, y el menisco, la almohadilla que hay entre los huesos de la articulación, así como del resto de tejidos asociados a la rodilla.

Este desgaste se traduce en dolores, inflamación local, dificultad en la realización de los movimientos e inestabilidad. El doctor Pedro Lapuente, experto en Medicina Regenerativa e investigador en PhisiUp Cres, basándose en la experiencia de sus pacientes, asegura que a la mayoría les cuesta mucho comenzar a caminar una vez que se levantan del asiento. También afirma que al bajar escaleras aumenta su dolor y que, tras un ejercicio moderado o un paseo ligero, el sufrimiento crece y la rodilla se hincha, debido a un derrame intrarticular que da lugar a una sensación molesta.

Normalmente, en casos de artrosis, artritis o afectaciones de menisco, se recomienda la toma de antiinflamatorios y analgésicos (que tratan los síntomas pero no el verdadero origen del problema) o, en ocasiones más graves, la cirugía y el implante de una prótesis de rodilla (que, además de ser muy traumáticos, a menudo causan numerosos problemas y molestias posteriores).

El doctor Lapuente comenta que hoy en día existen técnicas de tratamiento muy novedosas, basadas en la bioestimulación autóloga del paciente. Estos métodos, englobados en la denominada Medicina Regenerativa, permiten una renovación propia del tejido mediante una mejora de la vascularización y una desinflamación de la articulación tratada. Su aplicación en las lesiones favorece el tejido de sostén y la recuperación de la zona dañada, dando lugar a la desaparición del dolor y a una mejoría en el movimiento. Además, Lapuente asegura: "Dichos procedimientos no solo son útiles en patologías de desgaste articular debidas a la edad (en el caso de la artrosis), sino también muy beneficiosos en el tratamiento de lesiones agudas producidas por la práctica de deporte". El doctor Luis de Yavorsky, del equipo de Lapuente, señala que no existe posibilidad de rechazo porque se emplea el propio material biológico del paciente. Su implantación permite la mejora de la función esencial de los tejidos subcutáneos dañados o debilitados, haciendo posible la recuperación de la funcionalidad de las articulaciones.

La rodilla, la más común

La más tratada es la rodilla, ya que, según el estudio Episer de 2016, un 10,2% de la población padece artrosis de esta articulación hoy en día. Además, según la encuesta nacional de salud, un 20% de las personas sufren algún tipo de dolor articular, siendo la artrosis una de las dolencias musculoesqueléticas más frecuentes en ancianos, hasta el punto de que en 2020 será la cuarta causa de discapacidad en España.

El equipo del doctor Lapuente afirma que la posibilidad de tratamiento de las distintas articulaciones con esta técnica es muy amplia (caderas, tobillos, columna vertebral…). "Siempre que exista dolor articular e impotencia funcional nos va a aportar efectos beneficiosos", indica el doctor Luis de Yavorsky.

La reducción del dolor, un aspecto clave en la lucha contra la artrosis

Según la definición de la Asociación Internacional de Estudio del Dolor (IASP), el dolor es una "experiencia sensorial o emocional desagradable, asociada a daño tisular real o potencial". Para el médico Fernando Cerveró, antiguo presidente de la IASP, "el alivio del dolor, a través del estudio y desarrollo de nuevas y mejores terapias, es probablemente la actividad más ineludible que el personal sanitario debe realizar". Por este motivo, la investigación en campos como la Medicina Regenerativa es fundamental para paliar y reducir el dolor en enfermedades como la artrosis, de ahí que los tratamientos basados en la bioestimulación autóloga la consideren la opción estrella a corto, medio y largo plazo.

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