1. ¿Quién trabaja en la boda?

¿De verdad queréis pedir el favor a algún familiar? No se trata solo de la calidad de las imágenes que saque, ¿estáis dispuestos a que un padre, hermana o tío se pase la boda detrás de una cámara? Si se trata de alguien especial para vosotros, dejad que disfrute del día tal y como habéis planeado que lo hagan todos vuestros invitados.

2. Material y resultados

Una cámara profesional, una memoria con capacidad suficiente para archivar fotos de calidad, un flash que ilumine… El material fotográfico no es gratuito (ni barato) y en los resultados se pueden ver claramente las diferencias.

3. Falsos mitos

Existe la creencia popular de que recopilando las fotografías de los invitados se puede elaborar un original álbum de boda. Sin embargo, en la realidad, lo que tienen los novios que eligen esta opción es una colección de imágenes en las que ellos aparecen desenfocados, de espaldas o de lejos. Eso sí, podrán completar el álbum con una infinita selección de 'selfies' de sus invitados.

4. Para todo el día

El fotógrafo que elijáis es la persona con la que más tiempo pasaréis el día de vuestra boda. Una jornada en la que estaréis nerviosos, sensibles y emocionales. Es importante conectar y poder confiar en que afrontará cualquier situación con profesionalidad.

5. La fiesta y sus peligros

El alcohol y las ganas de fiesta pueden provocar que ese amigo que hace fotos tan bonitas decida que con las que ha hecho hasta el momento tenéis más que suficiente, de manera que vuestro reportaje de boda puede terminar cuando se sirvan los aperitivos o es posible que empiece a perder calidad conforme vaya avanzando la velada.

- Ir al suplemento '¡Sí, quiero! Tu boda perfecta paso a paso'.