Sobresaltos en la noche

Sueño
Sueño

Lo bueno de las pesadillas es que acaban al despertar. Y lo malo, los sentimientos de miedo, terror, angustia o ansiedad que provocan y que llegan a interrumpir el sueño del que duerme.


Tienden a ser más comunes entre los niños y se vuelven menos frecuentes hacia la edad adulta. Aún así, alrededor del 50% de los adultos experimentan estos malos sueños ocasionalmente, según datos manejados por el portal especializado MedlinePlus. Además, las mujeres los tienen con más frecuencia que los hombres.


Las pesadillas suelen darse en el último tercio del sueño, lo que se correspondería con el tramo entre las cuatro y las seis de la madrugada, y quienes las padecen recuerdan su contenido con todo lujo de detalles después de despertarse.

En la mayoría de los casos, se producen tras un suceso impactante, como la muerte de un ser querido, aunque también se asocia al consumo excesivo de alcohol, a la fiebre o a los efectos secundarios de algún medicamento. Igualmente, propicia la aparición de pesadillas comer justo antes de irse a la cama, pues aumenta el metabolismo del cuerpo y la actividad cerebral.


Los malos sueños no constituyen un trastorno preocupante. Tampoco los terrores nocturnos, aunque si ocurren muy a menudo, deben consultarse con un especialista.