Blog La voz de mi amo

por Matías Uribe

De las matinales del fleta y el pax a en bruto

Locales musicales sumergidos (1)

Desde la década de los 60 a los 80, entre discotecas, cines, teatros…, Zaragoza contó con un sinfín de escenarios para actuaciones que el tiempo fue borrando o reconvirtiendo en función de la demanda de cada época y en perjuicio de la memoria cultural de la ciudad

Los Ibéricos en una de las populares sesiones matinales del cine Pax en 1966
Los Ibéricos en una de las populares sesiones matinales del cine Pax en 1966
Archivo de Matías Uribe

Días atrás, Miguel Mena reproducía en su muro de Facebook la imagen de una gasolinera ‘low-cost’, aislada en medio de una explanada, que tanto a él como a mí nos llamó la atención. ¡Cómo! ¿Este blog se dedica ahora a las gasolineras? ¡¡Noooo!! Pero el asunto viene a colación, está relacionado con la música: este local fue en tiempos una gran discoteca y lugar de grandes actuaciones. Una de las más sonadas fue la de Orchestral Manoeuvres In The Dark, dúo puntero del tecno-pop de los primeros ochenta, que actuó allí, hace casi 40 años, en concreto, el 16 de junio del 84. Entonces, la actual gasolinera, ubicada en la carretera de Logroño, a 37 kilómetros de Zaragoza, por lo que antes se la llamó K-37, en aquel año 84 tenía otro nombre: Siroccos.

Una gasolinera ocupa hoy el lugar que antaño acogió a la discoteca Siroccos
Una gasolinera ocupa hoy el lugar que antaño acogió a la discoteca Siroccos
Miguel Mena

¡Ah, no es nostalgia insana, pero sí un tanto decepcionante! Recordar aquella actuación, y hasta la entrevista que después mantuve con el dúo, todo cordialidad, pese a todavía, con su cuarto álbum, Junk Culture, seguir en el podio de los primeros grupos ochenteros, y ver ahora el local transformado en expendeduría de gasolina y gasóleo a domicilio… pues, sí, duele un poco por su desaparición, por la crueldad del tiempo y por el servicio prestado a la música muchos años atrás. Formó parte de un entramado cultural (ahora que todo es cultura) de ocio y vida de miles de jóvenes, que hoy está sumergido, ahogado.

Pena. ¿Cuántos locales de la misma estirpe, es decir, receptores de conciertos, baile y música pop en vivo no han sufrido la misma suerte en Zaragoza o fuera de la ciudad? Mi memoria se revoluciona y al momento se me agita en ella una larga ristra de nombres y lugares en los que se produjeron actuaciones de todo tipo y que ya han desaparecido, si no físicamente, sí para la música. Y algunos de ellos, ni eso, solo quedan las raspas. Es el caso del gran Teatro Fleta. Allí, a finales de los 50 y primeros sesenta, a través de los festivales matinales de los domingos, se curtieron los primeros rockers zaragozanos y españoles, desde Rocky Kan a Chico Valento, Baby, Nelo o Gavy Sander’s. La imagen actual del Fleta, mostrando solo su esqueleto de hierro, es la viva estampa de la ignominia y de la desidia cultural, afrenta que obviamente es materia para un libro, por sus muchos años de vida y gloria y también de los muchos ya de derrumbe.

El cine Fleta, antaño esplendoroso teatro y cine zaragozano, hoy muestra su esqueleto de hierro
El cine Fleta, antaño esplendoroso teatro y cine zaragozano, hoy muestra su esqueleto de hierro
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En aquellos sesenta había otro lugar emblemático para los entonces llamados conjuntos musicales, el cine Pax, ubicado en la plaza de La Seo. Por sus famosas matinales desfilaron decenas y decenas de grupos locales que hoy perviven en el álbum de los grandes recuerdos musicales de la ciudad. Local propiedad de la iglesia católica, hoy, con fachada remozada, lo ocupa la “Capilla de San Pascual Bailón para la adoración perpetua de la Eucaristía”, según reza en su puerta. En el pasaje Palafox, la cafetería de Radio Zaragoza fue también otro lugar de ebullición musical, con constantes actuaciones de los conjuntos de la época. Hoy no hay nada.

Rocas Negras, en 1966, tocando durante cien horas seguidas en la cafetería de Radio Zaragoza, ubicada en el Pasaje Palafox
Rocas Negras, en 1966, tocando durante cien horas seguidas en la cafetería de Radio Zaragoza, ubicada en el pasaje Palafox
Archivo de Matías Uribe

¿Y qué decir del cine Madrid, situado en la avenida del mismo nombre? Otro local básico para la música pop de los años sesenta. Por las tardes, claro, había sesiones cinematográficas, pero las mañanas de los domingos, incluso antes de que los Beatles rompieran la hora y el latido musical del mundo, se celebraban allí festivales de música, exclusivamente rockeros, que en algunos casos resultaban explosivos, especialmente cuando llegaban los duelos entre Los Guayanes y Los Sombras. Un poco más arriba, en la misma acera, el cine Delicias era otro lugar musiquero, como lo fueron esporádicamente el cine Argensola, el Dux, el Centro Mercantil, diversas salas de fiestas (Pigalle, Cosmos, Rumbo…), colegios, Radio Juventud, Radio Popular, Hermandades del Trabajo, la Casa de Andalucía, El Cachirulo, el Jardín de Invierno…, y, cómo no, el club Tony's, ubicado en el barrio de Las Fuentes, donde, aparte de más de algún sonado alboroto protagonizado para la ‘tribu’ de Los Cheyennes, el grupo los Kracks certificó un récord Guinness con doscientas horas seguidas en el escenario. Poco después, en la entonces denominada Saint Tropez, luego Flying, quizá algún veterano recuerde, ya entrados los setenta, la actuación allí de Máquina, el grupo catalán de rock progresivo español por excelencia junto a los sevillanos Smash. De algunos de los citados anteriormente, el cine Madrid sigue en pie, pero convertido en bingo, el Delicias fue derruido y su solar es hoy parte de un colegio infantil y primaria, el cine Argensola también desapareció y el Tony's, según informa el gran melómano J. J. Iglesias, lo ocupó un establecimiento de la cadena Galerías Primero, para hoy funcionar como tienda china. 

Los Truenos actuando en Hermandades del Trabajo
Los Truenos actuando en Hermandades del Trabajo
Archivo de Matías Uribe
Cuerdas Locas actuando en Radio Juventud
Cuerdas Locas en Radio Juventud
Archivo de Matías Uribe

En los setenta, con las discotecas tomando las riendas musicales, Beethoven, en la calle San Antonio María Claret, fue la discoteca y lugar de actuaciones por antonomasia. Por allí pasó medio plantel del pop comercial y menos comercial del panorama español de la época  (desde Camilo Sesto a Massiel, Santabárbara…), incluso de fuera, caso de la visita de Iva Zanicchi, si bien la actuación más sonada en el mundo rock fue la del grupo Wild Turkey, formado por el exbajista de Jethro Tull, Glenn Cornick. ¡Qué ambiente de excitación se vivió aquella noche allí! No solo por las raíces de Cornick, sino por el sello de internacionalidad que tenía aquella actuación, internacionalidad que elevó el listón pocos años después, en el 74, con la presencia en el Polideportivo Salduba de John Mayall, el primer concierto legendario en la agenda de grandes actuaciones en Zaragoza.

Fachada actual donde en los setenta se ubicó la discoteca Beethoven
Fachada actual donde en los setenta se ubicó la discoteca Beethoven
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Antes de Beethoven apareció una discoteca mítica, Samantha’s, abierta por Rocky Kan y ubicada en el 13 de la calle Bretón, aunque esta nunca acogió actuaciones, aunque sí una música excepcional, con el disc-jockey Charly subido a aquella pintoresca cabina construida sobre el morro de un coche. Sí lo hizo, sin embargo, otro de los locales punteros de aquella Zaragoza de los setenta, la Sala San Jorge, con su denominado Balcón Rojo, destinada a actuaciones comerciales, aunque también se abrió al rock en unas inolvidables matinales domingueras que nos permitió ver a Miguel Ríos, en plena época psico-progre, o a un grupo de bandera progresivo como entonces era Franklin, con el gran guitarrista Antonio García de Diego al frente. Años más tarde, ya en los ochenta, acogió a UK Subs.

Hoy, en el lugar que ocupó Beethoven, hay una empresa de cerámica y un laboratorio dental; el polideportivo Salduba, en el Parque Grande, y que en los sesenta acogió diversas actuaciones como la de Los Brincos, sigue en pie, pero totalmente alejado de la música en tanto que la sala San Jorge es una cafetería y restaurante. El resto de lugares citados o han desaparecido o se han reconvertido en otro tipo de negocio o bien están por completo desligados de la música en directo. Cenizas de un pasado musical inolvidable que viví muy de cerca, siendo cliente asiduo de Beethoven, donde, encerrado en una jaula dorada a ras de suelo, oficiaba el disc-jockey, como entonces se decía, más notable de la ciudad, un peruano de nombre Carlos, aka ‘El calamares’, de singular imagen, siempre con gafas negras, que tenía un gusto excepcional para pinchar y para hacerse con lo más novedoso del momento, acudiendo a Andorra a comprar discos.

A la sombra de aquella discoteca nacieron otras discotecas en pueblos como La Almunia de Doña Godina y la discoteca Lince, por la que también pasó un buen número de lo más granado de la música popular del momento en España. Desde Camilo Sesto a Basilio, Mary Trini… y donde uno ejerció varios años de pinchadiscos. Por cierto, no se me han ido de los tímpanos la versión que Camilo Sesto, no precisamente santo de mi devoción, se marcó del Day Tripper, de los Beatles. Su pasado de cantante pop en Los Botines seguía pesando. Lince, por cierto, se ramificó hasta Tarazona. Ya no queda rastro físico de ninguna de las dos.

La discoteca Lince de La Almunia de Doña Godina, en los primeros años setenta
La discoteca Lince de La Almunia de Doña Godina, en los primeros años setenta
Familia Agudo

Para no hacer muy largo y farragoso este texto, en otra entrega entraré en los años 80, fructíferos a más no poder en salas dedicadas o reconvertidas al rock, al calor, algunos casos, de la onda expansiva del Rock-Ola madrileño: El Plató, Astorga’s, KWM, Starter, Metro, En Bruto, Liverpool, Flying, BV-80, Stone, De Vizio, Piramys, La Ley Seca, La Estación del Silencio... y alguna que se ha quedado aparcada en algún rincón de la memoria. Agradecería, por cierto, alguna ayudita sobre nombres y destino actual de los lugares que ocuparon e incluso si alguien quiere nombrar salas y destino actual de grandes recintos de  otras ciudades, como, por ejemplo, fue el Rock-Ola madrileño. Se compensará con un viaje al Caribe. 

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