Blog La voz de mi amo

por Matías Uribe

SALDRÁ A LA VENTA EL 12 DE MAYO

Héroes del Silencio, por vez primera en triple vinilo

Se reedita el CD en directo Parasiempre, pero ahora en plástico, con tres elepés y doble carpeta y con las 19 canciones originales, seleccionadas de los conciertos de 1996 en Zaragoza y Madrid

Despliegue del triple vinilo, con los tres elepés y los dos cedés
Despliegue del triple vinilo, con los tres elepés y los dos cedés
Warner Music

Otro cebo sacamantecas o una apetitosa golosina. Depende. Cada cual lo acoja en su seno como mejor le parezca: con dolor o gloria, en frase casi almodovariana. En mayo, Héroes del Silencio tendrán otra vez en los escaparates de las tiendas el álbum Parasiempre, como bien es sabido, grabado en directo en Madrid y Zaragoza, el 7 y 8 junio de 1996, respectivamente. Nada cambia en el contenido con respecto al doble disco original, aparecido a finales de aquel año 96, exactamente el 28 de septiembre. Las canciones son las mismas, las 19 de los dos cedés, pero no el envoltorio y menos aún el soporte: ¡triple vinilo!

Hace 26 años de aquella grabación en Zaragoza, que seguí junto a uno de los tres organizadores de la actuación, el querido Enrique de la Parra, miembro del terceto de la empresa Sonotone junto a Nacho Royo y Antonio Tenas; y lo hice en uno de los palcos de la plaza de toros, por culpa de mi reciente operación medular, por lo que mi colega Juan Antonio Gordón tomó las riendas informativas y críticas en el Heraldo. No salí muy satisfecho (de la plaza). No por el grupo, ni menos por su entrega, tampoco con la respuesta bravía del público, sino por el sonido: no desastroso, aunque por ahí anduvo. Zumbón, retumbante, confuso, sucio… Bueno, ya se sabe, una plaza de toros no es precisamente el lugar ideal para la música en directo. Ahí, en ese criminal coso de muerte animal (también humana), pueden redondear faenas gloriosas los toreros, mas no los músicos. Pero es lo que teníamos en esta ciudad en cuanto a recintos de aforo medio, porque el elitista pabellón Príncipe Felipe, construido seis años antes, estaba todavía vetado a rockeros y melenudos, cosas del PSOE de entonces.

Héroes del Silencio a pie de escenario, el día 8 de junio de 1996 en la plaza de toros de Zaragoza
Héroes del Silencio a pie de escenario, el día 8 de junio de 1996 en la plaza de toros de Zaragoza
HERALDO DE ARAGÓN

Ahora, tengo en mis manos el triple vinilo, y como objeto de colección y fetichismo indudablemente resulta tan atractivo como necesario. No en vano, como gran valor añadido, es la primera vez que el disco aparece en este formato, y además triple, el primero y único de la historia de Héroes y envuelto en una doble carpeta. En la primera de estas, se hospeda el disco inicial, junto a los dos cedés del concierto completo; y en la segunda, los dos restantes. La portada es exactamente igual a la original, y la contraportada, casi, toda vez que en la parte derecha, la de créditos, hay pequeños cambios, no sustanciales pero sí diferentes.

Es en el interior donde los cambios han sido ostensibles, obviando casi por completo las fotos del libreto del CD primitivo y recurriendo a fotos individuales de los cinco componentes del grupo (recuérdese que entonces Alan Boguslawsky formaba parte del grupo), cada uno con un compendio de fotos personales en la cara correspondiente de cinco folders, dejando el sexto para los créditos y una foto del CD original, pero a tamaño grande, de la pareja de abuelos sentados en un banco de una calle de Zaragoza y detrás de ellos tres carteles promocionales de la actuación en la ciudad. Lo que sorprende es que la sexta cara de la galleta del triple LP haya quedado vacía. ¿No había algún recurso a mano para llenar este vacío? Es difícil, pero algo se podía haber hecho (tengo ideas). En fin, pese a ello, con los vinilos de 180 gramos, da con un trabajo de peso físico apreciable, ¿medio kilo?, destinado especialmente al coleccionismo, y, por tanto, a tratarlo con delicadeza, que es como hay que tratar los vinilos, y más este.

¿El sonido? Bueno, ya lo escribí al final de mi crítica del 96: “El disco casi chorrea sudor, lo que unido al excelente sonido que encierra y al no estancarse exclusivamente —y ni tan siquiera ni excesivamente— en Avalancha da como resultado una de las mejores obras rockeras extraídas en directo de un escenario en nuestro país. Despedida (temporal) con matrícula”.

Dos cosas: “excelente sonido”. Pues sí. Comparado con el insano ‘grillerío” que aún guardo en mis oídos de aquella noche en vivo, el del disco era y es abrumador y nítidamente limpio, una joya, y más, trasladado al vinilo de 180 gramos, con su mayor apertura de surcos y por ende de frecuencias. Pero claro, no es lo mismo tomar el sonido de la mesa que de las “peas” o bafles, que es de donde llega el sonido del directo al público.

Lo que sí, en efecto, segunda cosa, es que fue un recital de matrícula, por el arrobo, la fuerza y entrega, el sudor en definitiva y en todos los sentidos, que derrochó el quinteto bajo un notable aparataje visual. Y eso que venía en ascuas, con disensiones, peleas y silencios oprobiosos entre ellos, y por la mañana habían anunciado al colega Gordón que “iban a hacer un punto y aparte”, dicho finamente, porque la ruptura era ya un hecho incontrovertible como bien remachó Bunbury sobre el escenario, no solo cantando Parasiempre, sino poniendo el candado, al terminarla de manera seca y furiosa con la frase “no hay nada para siempre, ¡¡no!!”. Y luego, al final de La decadencia, despidiéndose “hasta la gira del próximo milenio”, que acertó, pese a las turbulentas interrelaciones personales entre él y Valdivia. Pero esa es otra historia (y no menos grave).

Ahora, a esperar al 12 de mayo en que el triple vinilo llegará a las tiendas, acompañado de los dos cedés y, si se reserva ahora, también con un DVD en el que se incluye una entrevista y fragmentos del concierto que ofrecieron en el Palacio de los Deportes de Madrid, con la imagen restaurada y remasterizada, material que ya apareció tiempo atrás en formato VHS. Cada cual ahora mida el dolor o la gloria de su bolsillo y de su nivel de ansias coleccionistas para invertir los 50 euros de la reserva en este nuevo artefacto ‘heroico’. ¡Qué gran pena que el emblemático y poderoso grupo zaragozano acabase sus días en aquella larga gira mundial del 95-96! Lo que aún les quedaba por componer, tocar y cantar… Evocando Flor de loto, nunca fue tan breve y definitiva una despedida. Y tan maldita, añado.

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