Blog La voz de mi amo

por Matías Uribe

PARA JÓVENES Y MAYORES, DOCE VOLÚMENES INTERGENERACIONALES

Una colección que anima a leer libros musicales

The Beatles, Rolling Stones, Bruce Springsteen, Queen, Dylan, Bowie o U2 son algunos de los biografiados en la estupenda serie Grandes estrellas del pop-rock internacional que Heraldo entrega todos los sábados en los kioscos hasta el mes de abril

Cuatro libros de la colección Grandes estrellas del pop-rock internacional
Cuatro libros de la colección Grandes estrellas del pop-rock internacional
Heraldo de Aragón

Señoría: Juro que no he tenido presiones ni tan siquiera sugerencia alguna, y menos aún regalo promocional por parte de Heraldo de Aragón para escribir este comentario sobre la colección de libros Grandes estrellas del pop-rock internacional, que cada sábado vende junto al periódico por 9.99 euros. Tampoco un acto de 'jaboneo' por mi parte a la empresa que aloja este blog y que me  da la oportunidad de escribir en el diario desde hace 44 años.

Lo que me ha impulsado a hacerlo ha sido por decisión propia al palpar su calidad: una colección muy bien ideada y sobre todo bien plasmada en el papel, tanto en la parte gráfica como en la literaria; con tapa dura, con fotos estupendas, incluso espectaculares, cuando no inéditas, como no puede ser de otra manera, viniendo casi todas ellas del frondoso fondo de Getty Image. Y con textos amenos y correctos, realizados por diversos periodistas británicos. Vi la colección anunciada en el diario, me llamó la atención y decidí hacerme con ella, sin esperar a la salida uno a uno cada sábado, y, por los correspondientes 122 euros, llevo unos días hojeando y leyendo la colección con mucho agrado.

Ah, pero ¿se leen libros musicales de rock? Buena cuestión. Supongo que si se editan será porque tienen lectores. Basta con entrar en Amazon, en Efeeme y especialmente en Lenoir Libros para comprobar la abundancia de volúmenes que se publican del género y de otros, desde el jazz al pop, el heavy, el reggae, el rap... Lo que ya es otro asunto es que los más jóvenes, veinteañeros e incluso maduros treintañeros compongan una tropa afiliada a la lectura musical, dispuesta a destripar la vida y obra de grandes nombres del rock. Más, en tiempos de músicas superficiales, por no decir estúpidas, que, cual diluvio universal, caen sobre los oídos y ojos de los jóvenes de hoy.

Porque es a ellos, a los más jóvenes, a los menos avezados en materiales rockeros, va dirigida, en principio, esta colección. Cada libro es una mina de oro para entrar en contacto con estas figuras, para descubrir su mundo creativo y vital y despertar la curiosidad por sus grandes discografías. Lo que no significa que los textos pequen de pueriles o superficiales. Al contrario. Están muy bien trabados, incluso, aun teniendo carácter divulgativo, son brillantes tanto narrativamente como en los datos. Pertenecen a varios periodistas británicos, en especial a Michael O’Neill, que vierten no solo las historias sino también citas abundantes de los medios destacados del mundo musical británico y americano: New Musical Express, Melody Maker, Creem, Rolling Stone…, e incluso de libros y periódicos generalistas de la época, muchos comentarios inéditos por aquí. Eso le da un plus a la colección.

Me temo, no obstante, que, dado el panorama, será a los más jóvenes a quienes les cueste más consumir  estos libros, pero no así al público más maduro y más avezado, no en vano no les va a chirriar el contenido visual y literario. Bien al contrario. Como digo, están bien escritos y resumen con amenidad las trayectorias de cada cual y sus discografías (lástima que no se reproduzcan las carpetas). No son, evidentemente, biografías profundas, para especialistas. Hay errores detectables de inmediato (ay, ese resbalón, colocando a Sinead O’Connor como integrante del famoso tour de Amnistía Internacional en 1988 en lugar de Tracy Chapman), pero no empañan la globalidad del relato. Digamos pues que, en realidad, es una colección intergeneracional, para todos los públicos. 

Son, en total, doce libros. Y, por tanto, doce los biografiados: Queen, Springsteen, Beatles, Rolling, Bowie, U2, Dylan, Pink Floyd, The Who, Fleetwood Mac, Elton John y Nirvana. Una selección correcta que la haría más apetitosa, por no decir superlativa, de haber suprimido alguno de estos nombres y haber dado entrada, por ejemplo, a Zappa, The Doors, Neil Young, Van Morrison… Bueno, para una segunda tanda. Porque, aunque para el gran público sorprendan nombres como Fleetwood Mac, para los más veteranos es un placer revisar a artilleros del blues-rock británico de los sesenta como los Mac de Peter Green e incluso la trayectoria inicial de Elton John, con aquellos grandes álbumes que fueron Madman Across The Water, Honky Château y Goodbye Yellow Brick Road. ¿Nirvana? Uhmm.

En fin, tienen miga estas biografías, concienzudas y aparentes, pese a sus 106 páginas. Y aun siendo de tipo divulgativo, tan bien explicadas y con tanto lujo de fotos, cubiertas duras, papel cuché y brillante maquetación, son todo un reclamo para echar una tarde pegado a sus líneas y a sus imágenes, removiendo la memoria, descubriendo incluso detalles desconocidos u olvidados, lo que a la vez alienta a desempolvar grandes discos del pasado (en mi caso a los Mac de los inicios). O sea, libros muy recomendados tanto para jóvenes como para mayores. No en vano, sus protagonistas son dueños de músicas eternas.

Y lo repito, señoría: escribí este comentario por determinación propia, dado el valor de la colección. Ninguna suspicacia.

En un día fatídico para la paz mundial, con la fechoría de Putin en Ucrania, no sé si es el mejor momento de escribir de cosas tan ‘prosaicas’ como los libros y la música, y si tan siquiera tengo ánimo de hacerlo, pero escribí ayer este comentario para subirlo hoy a la red, y qué casualidad, elegí un himno a la paz, ¡y qué mejor oportunidad!, aunque con cierto abatimiento, he decidido colgarlo…

Os dejo con una de esas de canciones eternas: Revolution, en la primera versión que se publicó en 1968 como cara B de Hey Jude, aun cuando fue la última que se grabó en las sesiones del famoso Álbum Blanco de Los Beatles, editado cuatro meses después. El citado Michael O’Neill recoge una cita de Philip Norman, uno de los más acreditados biógrafos del cuarteto, no precisamente halagadora: “Superficial y carente de encanto, la forma de tocar resulta pretenciosa, la de cantar áspera y un tanto vengativa”, escribió el autor de Shout!. La tierra aún no se lo ha tragado. Una de las señales de que estas biografías no son acarameladas ni esconden la mano.

El canto de Lennon es desgarrador y la utilización de la guitarra-fuzz enorme. Los Beatles entraban discográficamente por vez primera en terreno político a la vez que sembraban —dicen— la primera semilla del futuro heavy-metal. Y con rabia sonora predicaban la paz en el mundo, atizados por la guerra de Vietnam. ¡Qué descerebrado este Putin, intentando reconstruir el viejo imperio bolchevique y quién sabe si algo más! Tómate esta medicina sonora, maldito, a ver si te hace efecto. “Dices que cambiarás la constitución… mejor cambia tu mente”, canta Lennon. Pues eso.

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