Blog La voz de mi amo

por Matías Uribe

viejos discos

Efe Eme: estimulantes cuadernos para la ‘reescucha’ borgiana

Con una línea editorial perfectamente perfilada, la revista dirigida por Juan Puchades ofrece un último número preñado de nombres que incitan a desempolvar viejos discos; máxime en estos tiempos desnortados, huecos, de músicas cascarriosas

Fue Borges quien, ya muy mayor, en una conferencia en Buenos Aires, comentó que disfrutaba mucho ‘releyendo’ más que leyendo… Parafraseándole, son muchos los que en el campo musical disfrutan más ‘reescuchando’ que escuchando, solazándose con viejos discos que descubriendo novedades, y más en estos tiempos en que los discos, para algunos, han pasado a ser artefactos paleozoicos y la realidad actual de la música pop invita a pocas alegrías.

También hay revistas y publicaciones, tanto en papel como digitales, que alientan a esta ‘reescucha’ cuando no al descubrimiento. Y de qué manera. Ejemplo mayor en español: Cuadernos Efe Eme. Fuera, en Inglaterra, Mojo y Uncut figuran a la cabeza mundial, claro. El número actual de septiembre de la primera citada se detiene esencialmente en Bowie, analizando su Hunky Dory del que se cumple su medio siglo de vida, a la vez que pasa por su cedazo particular, habitualmente con entrevistas directas y actuales con algunos de sus protagonistas, a nombres como los de Springsteen, Nirvana, Hollies, Costello, Dylan, George Harrison…, añadiendo siempre un CD exclusivo. La segunda citada, Uncut, con portada para el Stone recientemente fallecido, rinde tributo a Charlie Watts y luego se ocupa de Nancy Sinatra, Everly Brothers, War On Drugs, The Replacements, Courtney Barnett y un buen número de nombres del pasado y otros más recientes. Ambas pueden adquirirse directamente en sus webs y recibir el número físico en casa, pero como esto supone un trámite largo, tedioso y a veces inseguro —pago de aduana por el dichoso Brexit, pérdida del correo, roturas…— siempre están las plataformas digitales, Zinio, por ejemplo, que facilitan mucho las cosas: descarga digital inmediata de números sueltos o abono por un año a precios más que asequibles.

Pero, volviendo a Efe Eme. Recordarán los asiduos a la información musical que, tras una larga y fructífera etapa en los kioscos, se refugió en el mundo web y desde allí lleva realizando una impagable labor informativa y recordatoria de todo tipo de músicas, especialmente del pop y del rock. Y también publicando libros y estimulando a las ‘reescuchas’ con una serie de cuadernos trimestrales, en realidad, verdaderos libros, en los que envasan artículos sobre un montón de artistas del pasado, o del presente con una rica trayectoria. Los venden en su página web, pero también en algunas librerías y portales diversos.

El último número, recién aparecido, viene preñado de nombres pretéritos, de nostalgia viejuna, dirán los detractores o defensores de lo más nuevo. Allá cada cual. Lo cierto es que por el número desfilan un interesantísimo plantel de nombres, desde Gram Parsons a Willy Deville, Johnny Hallyday, Pentangle, Costello, XTC, María del Mar Bonet, Los Estudiantes, Elvis Presley… o el mismo Antonio Machín, que en esta publicación no se andan con mientes a la hora de trillar campos pasados e incluso nuevos y hasta alejados del pop. Eso sí, hay estilos y nombres postergados, como es fácil imaginar, y está muy bien que así sea: rap, reguetón, DJ’s, electrónica churrutera… y hasta el heavy. Una línea editorial que la tomas o la dejas, pero que parece muy acertada. Y más en estos tiempos del “todo vale”, como ocurre en la mayoría de medios generalistas, donde se ha perdido el nivel de exigencia de antaño a la caza y captura de nuevos lectores, objetivo que no creo se alcance —¿leen los jóvenes de hoy periódicos?— y que incluso se revuelve contra sí mismos al provocar cierto gesto de rechazo en los asiduos a este tipo de prensa, no digamos en los melómanos.

Lo placentero es volver a hurgar en las estanterías domésticas, rescatando algunos de los discos de los artistas que asoman en estos estimulantes Cuadernos. Y si no, darle los clicks correspondientes en esa gran discoteca universal que es Spotify. Y trotar, a la grupa del excelente jinete Alex Oró, con Gram Parsons al unísono de su vida de destrucción y creación, con su estancia en The Byrds, la fundación de aquellos míticos The Flying Burrito Brothers o sus dos álbumes en solitario, hasta que murió destrozado por el alcohol y las drogas, después de inyectarle a su amigo Keith Richards, y de camino a los Rolling, su gusto por el country. ¡Ay!, aquel Dead Flowers o Sweet Virginia, qué aromas vaqueros más sutiles. Aquí, con los Byrds.

O escarbar en el primer grupo que grabó (1960) un disco de rocanrol en España, Los Estudiantes, de la mano de César Campoy y del mismo fundador, Pepe Barranco (ochenta años), y explicar, o explicarse, por qué se fue a pique al abandonar el género y convertirse en grupo instrumental a la ‘sombra’ de The Shadows. 

O exhumar aquel único y audaz disco electro-pop grabado en tiempos de La Movida por el trío femenino burgalés Magenta con el gran Vicente Fabuel dirigiendo la maniobra del pasado en el presenta actual, contactando ni más ni menos que con sus tres componentes (tarea nada fácil, que obviamente se agradece mucho). 

O reexplorar los seis discos que en tan solo cuatro años dejó Pentangle, uno de los tres pilares esenciales del folk-rock británico de los 60-70, junto a Fairport Convention y Steeleye Span, aunque ellos no se ajustaban exactamente a esta etiqueta, toda vez que el rock no lo llegaron a pisar sólidamente nunca (si acaso, en la larga suite Jack Orion del espléndido Cruel Sister / 1970, o en los dos últimos discos), siendo más bien un grupo de folk-jazz con incursiones orientales. El sabio doctor Lapuente traza una fantástica y documentadísima semblanza pre y post del quinteto inventado por dos talentos, John Renbourn y Bert Jansch, más la cristalina voz de Jacqui MacSee y el ritmo de Danny Thompson y Terry Cox. Un gozo, cuyo descubrimiento, personalmente, se lo debo a mi amigo Martín Muñoz, entusiasta y experto en el género que me introdujo en él en los años universitarios, allá por los primerísimos setenta. E indirectamente a Manuel Domínguez y aquellas reediciones fenomenales que hizo más adelante del grupo a través del inolvidable sello Guimbarda. 

O entrar en lo que Julio Valdeón, a tenor de unas declaraciones del Boss, llama la década perdida de Springsteen a partir de Tunnel Of Love… Lo siento, querido Julio, pero discrepo totalmente con tus apreciaciones generales, desatinadas, y hasta crueles, sobre Tunnel Of Love —“…voces plastificadas, coros de peluquería y purpurina”— y no digamos sobre la pareja de álbumes Human Touch / Lucky Town —el primero, “versión pachanguera de Born In The USA a cargo de un mal imitador de Bruce Springsteen”; y el segundo, “media docena de canciones notables y unas cuantas cursiladas”—, uniéndote al coro general de detractores de aquel dúo de elepés simultáneos, que no gemelos, publicados por el Boss en 1992. Qué persistencia en ‘cargarse’ aquellos dos discos, y sobre todo no divisar con claridad, y eso que ya había habido evidentes latidos previos, la inquietud de Springsteen, con mejor o peor fortuna, por renovarse, por no repetirse, por buscar nuevos caminos, por no convertir su carrera en un camino fácil de reiteración y llenado de arcas. Está bien, digo mal, pero al menos me ha servido para desempolvar aquellos magníficos discos —para mí— que fueron Human Touch / Lucky Town y no digamos Tunnel Of Love

Y más y más nombres —incluido el poliédrico y fértil Ramón de España, ahora vencido, y no sin razones, por el tiempo, las modas actuales y la mala salud del rock de hoy, según se autobiografía él mismo— hasta desembocar en Elvis, ocupando la portada de estos Cuadernos (a punto de llegar a la treintena) a tenor de los últimos años del astro, también tan injustamente denostados. Pero como el destripe de aquella etapa y las tres reflexiones a que me ha llevado la lectura del buen artículo de Javier Márquez es denso, lo dejo para una próxima entrega.

Niños y niñas, ahora que empieza el curso, aplicaros en vuestros pupitres de escucha, abrid estos cuadernos, disfrutad, disentid, gozad, enfadaros…, lo que queráis, pero practicad ese sano ejercicio borgiano de la relectura (‘reescucha’) o del descubrimiento, y más en estos tiempos cascarriosos para el rock, el pop y otros géneros del pasado. Sacudiros pelos de la gatera: os vais a sentir muy sanos y reconfortados.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión