Blog La voz de mi amo

por Matías Uribe

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Pasando discos ajenos por la túrmix propia

De Flaming Lips a Beck o Ryan Adams son abundantes los artistas que han revisado álbumes completos de otros, pero ojo a la sorpresa de Paul McCartney, guardada en secreto durante años.

Paul McCartney se despide del escenario del último concierto de los Beatles
McCartney en uno de sus conciertos en solitario
Afp

War On Drugs, uno de los grandes grupos de la década pasada (maravillosos los álbumes Lost In The Dream/2014 y A Deeper Understanding/2017) y esperemos que de la actual, ha hecho una remezcla de Scarlet, una de las canciones de los Rolling Stones que quedó fuera de su excelente álbum Goats Head Soup/1972 y que ahora se va a recuperar en la reedición de lujo que el próximo 4 de septiembre sale a la venta. Esta colaboración ha dado pábulo, y así incluso he llegado a escucharlo en Radio 3, a que los War se han animado a reinterpretar todo el álbum, o que en realidad esta remezcla no ha sido sino el adelanto de la revisión que el grupo está preparando del álbum completo.

Ya se verá, pero al oír lo de reinterpretación, enseguida me han venido a la memoria los campeones de las revisiones de discos ajenos, de los Flaming Lips. En 2009 metieron en la batidora propia ni más ni menos que el Dark Side Of The Moon pinkfloydiano, en 2013 despacharon The Time Has Come To Shoot You Down... What A Sound, que no era sino la versión del primer y adorable LP de The Stone Roses y en 2014 se indigestaron, ahí es nada, con With A Little Help From My Fwends, es decir, con el Sgt. Pepper completo. De manos de estos ‘semipirados’ pero deliciosos orfebres del cacharreo no se sabe lo que puede salir. Su anarquía frente al sistema convencional de producción discográfica es tan conocida como sorprendente.

Dream Theater también hizo lo propio acometiendo en 2006 la grabación al pie de la letra de Dark Side Of The Moon

El asunto es que las revisiones de discos completos dan casi para un libro, pues el terreno está más que abonado, con perlas absolutamente insólitas y hasta desconocidas, por lo que merece la pena rastrear siquiera sea superficialmente ese campo para sacar a la luz algunas de esas atrevidas aventuras de los ‘versionadores’, que no de grupos tributo, que esa es otra historia, y a mi parecer con menos galones.

Aquí está, por ejemplo, quién lo diría, el grupo esloveno Laibach, metiéndole también el diente a los Beatles. En 1988 enganchó el Let It Be, y con ese sonido oscuro, industrial, tecnológico y casi asustadizo (unos le han llamado fascista), dejó hecho unos zorros al mismo Get Back, aunque dejaron viva Across The Universe, cosa insólita, cediendo los trastos vocales a un grupo femenino e infantil que ennobleció la sensibilidad de la canción beatleniana, ya de serie.

The Smitheerens, finos estilistas de las acústicas y el power pop, arremetieron en 2009 con Tommy, la primera ópera-rock de los Who. Inesperable.

Los grandiosos Booker T & The MG’s, eternos acompañantes de Otis Redding o Wilson Pickett, que para eso eran los prestigiosos músicos de sesión de la Stax, con el guitarrista Steve Cropper al frente y el sello mayor de identificación del órgano a cargo de Booker T, no tardaron ni un año en acometer, en 1970, el beatleniano Abbey Road bajo el título de McLemore Avenue, adaptándolo en pequeños bloques de canciones o dándoles suelta individual a otras. Por ‘copiar’, hasta recrearon la portada cruzando al modo beatleniano la calle donde estaban los estudios Stax (de ahí el título).

A Camper Van Beethoven, y su ‘neoamericana’, les dio la fiebre Fleetwood Mac y allá que se empaquetaron entero el doble Tusk, en 2003. La desfiguración de Sara con base electrónica a lo Devo fue un resbalón más que considerable. Tusk, por cierto, de 1980, fue el primer álbum de la historia en grabarse en digital.

The Walkmen revolvieron en 2006 en las peleas entre John Lennon y Nilsson, que acabaron a gorrazos, grabando Pussy Cats en 1974 (bueno, no llegaron ni a terminar de grabarlo), y salieron con una revisión ‘consí consá’ en la que pulieron el Save The Last Dance, de los Drifters, en plan romanticón de pista de baile de los tiempos del ‘agarrao’ y, ¡oh!, ‘ramonizaron’, el Rock Around The Clock.

Y aquí, otro manitas compulsivo para volver del revés discos ajenos: Beck. Entre 2009 y 2010, se metió entre pecho y espalda la remodelación a su manera del primer disco de la Velvet (el del plátano warholiano), del Songs Of Leonard Cohen, del Oar del primer batería de la Jefferson y luego guitarrista de los ácidos y grandes Moby Grape, o sea, Skip Spence, luego pasó al Kick de los australianos INXS y terminó con el músico griego Yanni y su orquestal Yanni Live At The Acropolis. No estuvo solo, que la cosa era como una especie de juego o reto entre varios invitados y amigos consistente en grabar un LP en un solo día.

Los neozelandeses Yumi Zouma, luego asentados en Nueva York y otras ciudades, la emprendieron en 2017 con el (Wat’s The Story) Mornin Glory, de Oasis, con mucha dulzura.

Curioso, y no como burla, sino como homenaje a la diva Taylor Swift, de la que es gran fan (recuérdense sus inicios vaqueros), el gran pope de la ‘americana’, Ryan Adams, se merendó entero, en 2015, el ‘multiplatino’, que se decía en los tiempos de la abundancia del marketing discográfico, 1989.

Imposible olvidar al Springsteen maño, o sea, a Sergio Gisbert, declarado fan que en el álbum Loose Ends. A Tribute To Bruce Springsteen’s 78-80 Era, repasó con mucho tino y dignidad los álbumes Darkness On The Edge Of Town y The River.

Y remato con una de las sorpresas mayores de estas revisiones de discos enteros completos. El colmo de los colmos es un artista enmendándose a sí mismo la plana, o simplemente jugueteando o viendo las cosas de otra manera, vaya usted a saber, cuando el interfecto es el mismo Paul McCartney. Sí, amigos del alma, incluidos beatlenianos de pro, que seguramente desconocerán el dato, o la fiesta que se dio en público, pero sin poner la cara ni su nombre el ex Beatle, cuando en 1977 publicó el álbum Percy “Thrills” Thrillington, que no era sino una revisión instrumental de su exitoso Ram, publicado en 1971.

¿Cómo se te queda el cuerpo? La idea surgió nada más publicarse el disco. Paul y Linda pensaron en hacer una versión instrumental del LP y editarla enseguida, al poco de ponerse a la venta Ram. Dicho y hecho, con McCartney, bajo el alias de Percy “Thrills” Thrilington, como productor, Richarde Hewson como arreglista y un puñado de músicos dieron forma al nuevo Ram, llenándolo de swing, doo-wop, blues y otras hierbas instrumentales… y a la nevera. Sí, porque, pese a haberlo publicitado, la formación inmediata de Wings, les hizo reflexionar y guardar el disco para mejor ocasión, concretamente hasta 1977, en que apareció sin el más mínimo crédito de McCartney por sitio alguno. El muy tunante hasta escribió las notas y créditos del álbum bajo el seudónimo de Clint Harrigan. El secreto, rumiado por las tribus beatlenianas durante años, quedó al descubierto en 1989, en una rueda de prensa en Los Angeles, aunque el mismo Lennon ya puso en ascuas a los fans en 1972, al revelar que tras Harrigan estaba McCartney. Anecdotario beatleniano, ¡que para eso no es frondoso!

P.D. En manos de muchos otros grupos apenas conocidos hay versiones de discos completos, mas no es cuestión de extenderse más. Solo una petición: si alguien es capaz de localizar para su escucha en streaming la versión que, en 2017, Jonathan Rado, del reputado dúo Foxygen, hizo del álbum Born To Run completo de Springsteen será bienvenido el aviso. Está difícil localizarlo entero.

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