Blog La voz de mi amo

por Matías Uribe

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Tori Sparks, maravillosos ‘chispazos’ de folk, blues y flamenco

La cantante norteamericana, afincada en Barcelona desde hace casi una década, es una de las grandes voces femeninas que hoy suenan en España: el viernes 24 está de nuevo en Zaragoza.

Tori Sparks, trotamundos de los escenarios, guitarrista y cantante superlativa.
Tori Sparks, trotamundos de los escenarios, guitarrista y cantante superlativa.
Akra Producciones

El coronavirus ha empezado ya a dejar rastro en las artes de todo tipo. Alberto Vázquez-Figueroa salió a la palestra en abril pasado con la novela Cien años después (Kolima Books); el chino Black Ridder adelantó a finales de enero pasado la pandemia europea con un corto titulado Coronavirus: The Movie, y a ella le siguió Corona del guionista y director de Unmasked, Mostafa Keshvari; con pinturas biodegradables Guillaume Legros, conocido como Saype, realizó a finales de abril una pintura 3.000 metros cuadrados en la estación alpina de Leysin, Más allá de la crisis

La música no solo no se ha quedado atrás, sino que ha sido la faceta artística que más caudal ha aportado a este maldito río pandémico, desde las canciones de los balcones, con el Dúo Dinámico a la cabeza, a decenas de actuaciones en streaming que se han sucedido por todo el planeta; sin ir más lejos, la serie a la que hacía referencia en la entrada anterior con esa fiera dulzura rockera de Grace Potter.

Paisana suya es Tori Sparks, también deliciosa rockera y nombre que añadir con galones a esta ‘fiesta pandémica’ con una gran curiosidad: es norteamericana de Chicago, pero medio española, no en vano lleva viviendo en Barcelona casi diez años y domina los resortes del flamenco con una sorprendente habilidad. Su nombre fue viral durante el confinamiento desde su balcón barcelonés, donde todos los sábados ofrecía un concierto acústico.  

Ella ha sido precisamente la artífice del disco Amor en los tiempos de cuarentena, un disco coral, con la intervención de diversos músicos —desde Los Mambo Jambo a Alma de Boquerón—, que no ha salido a la venta ni puede oírse en plataformas de streaming, solo a través de la página de crowfinding Verkami, que abrió la colecta en abril y la cerró en mayo con una cifra muy superior a la que se necesitaba para editar el disco, y ya ha echado el candado a su consecución, lo que dejará a este trabajo como una de las grandes rarezas de la música española.

Es a la vez un símbolo del carácter luchador de esta norteamericana-española, implicada en las más diversas causas sociales y con una inmensa voluntad de lucha, no solo por su música sino también por la de los demás. Ya es bien sintomático su puesto de secretaria del Sindicato de Músicos Activistas de Barcelona o de su portavocía de la plataforma No Callarem. También de su imbricación en la vida española y su absorción de una música tan racial como el flamenco, algo que ha dejado plasmado en dos álbumes, El mar (2014) y La huerta (2017), así como en el más reciente doble en directo Wait No More (2019), discos por los que circula una refrescante, y se diría que original y atrevida, corriente de aire musical de blues, flamenco, rock y pop, con el respaldo del combo neoflamenco Calamento y la guitarra eléctrica de Francisco Guisado ‘El Rubio’. Canciones propias y versiones de lo más inauditas llevadas al terreno flamenco de forma sutil y muy cuidada, sin mimetizaciones gratuitas y trilladas, desde la lorquiana Verde que te quiero verde a la popular mexicana La llorona o esas adaptaciones tan osadas, pero tan convincentes, como Everybody Knows de Leonard Cohen, La flor de Estambul de Erik Satie, amasada por Javier Ruibal, La leyenda del tiempo (Camarón) o el Kashmir de Led Zeppelin.

Pero hasta llegar hasta esta aproximación al flamenco hay un pasado en Tori Sparks más que interesante en su tierra natal. Nacida en Chicago, con el impulso de su admirada madre, que sigue estando a su lado, aprendió a tocar el piano, el violoncello y la guitarra, estudió en la Universidad de Florida —tiempo en el que le tomó el pulso a las grabaciones con un EP, Tiderwaters (2003)— y después se trasladó a la cuna del country, a Nashville, donde se impregnó de los sonidos vaqueros y folkies de la tierra y donde empezó su producción en disco grande: hay dos primeros álbumes genuinamente americanos, aún titubeantes, sin consolidar, como Rivers + Road (2004) y Under This Yellow Sun (2007), pero a continuación aparece el poder y la seducción de esta cantante, en la composición, en la instrumentación y especialmente en esa voz tan expansiva y timbrada, tan fina, con perfiles de Joni Mitchel, Patti Scialfa, Lucinda Williams, Ani DiFranco… y hasta de Eva Amaral, en dos formidables y emocionantes discos con violines, acordeón, pedal steel… y ciertas transparencias de Tom Waits, Waylon Jennings, Dylan, Bonnie Raitt…: The Scorpion In The Story (2009) y el doble EP Until Morning/Come Out Of The Dark (2011), con su primer aviso en el primer EP del toque latino, vía la versión de Quizás, quizás, quizás y un intimista segundo EP maravilloso, un rubí valiosísimo en medio de la basura de estos feos tiempos.

Discos, por cierto, todos, así como los siguientes en España, están publicados en su propio sello discográfico Glass Mountain Records, otro de los tentáculos de la lucha de esta multifacética y apasionada artista, que lo mismo imparte conferencias sobre música que se convierte en solidaria propagandista de la donación de órganos vía la DTI Foundation.

Y viajera. O nómada. O aventurera. Como se la quiera calificar. Porque fue este espíritu de trotamundos, actuando a una media de 150 conciertos por año, el que la trajo a Barcelona en busca de una base de operaciones para llevar sus canciones por toda Europa. Allí, en la Ciudad Condal se asentó, y allí sigue, aunque fue en Granada, accidentalmente, donde descubrió el flamenco, música que no había oído en su vida y que hoy le tiene absorbida, aunque sin entrar -inteligentemente- en su interpretación purista sino como medio para apoyar y amueblar instrumentalmente sus canciones.

Amante de los anillos, del vino español, de los gatos y las guitarras y de la cultura y del modo de vida de los españoles, vino a Zaragoza por vez primera en acústico a La Ley Seca en el año 2012. Volvió con grupo en 2018, aquella vez al Rock&Blues, y el año pasado lo hizo al Corazón Verde, de nuevo en formato acústico, formato en el que vuelve hoy al mismo lugar…, si la pandemia lo permite.

Lo permita o no, aconsejo meterse con urgencia en su Spotify o Youtube en busca de sus discos y vídeos y darse un prolongado e intenso baño. Tori es una de las voces de este incipiente milenio con más peso, crédito e inteligencia que se mueve, no ya por lares hispanos, sino por el espacio internacional. Como muestra, estos dos broches de oro:

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