Blog Cuarta dimensión

por Carlos Bogdanich

cuarta dimensión

"Los fantasmas de Canfranc"

Recuerdos de una visita a la Estación Internacional de Canfranc.

Carlos Bogdanich entrando en el túnel de la estación de Canfranc.
Carlos Bogdanich entrando en el túnel de la estación de Canfranc.
C. B.

De todos es conocida la historia de la Estación Internacional de Canfranc en Huesca, sus avatares, su mágico encanto y la obligatoria necesidad de su nueva apertura. Pero quizá pocos sepan que, años antes de que se reiniciase la legítima reivindicación de la misma, entre sus paredes y en las profundidades, sucedían fenómenos fantasmales.

Pensar que, desde el 18 de julio de 1928 en que se inauguró, por ahí pasaron miles y miles de almas, algunas escapando de su triste realidad, otras simplemente buscando fortuna y algunos pergeñando turbios asuntos políticos y de espionaje, o traficando toneladas de oro. Sin lugar a dudas, un lugar en su tiempo muy bullicioso, lleno de vida y estrategias... De repente, el 27 de marzo de 1970, el accidente de un tren de mercancías puso fin a todo tipo de tráfico, el de mercancías y el humano. Pero la estación no quiso morir, sus cimientos siguen en pie y sus paredes y huecos, siguen pidiendo justicia.

Hace ya bastantes años me acerqué al lugar, me llegaron comentarios que en los viejos túneles, pasadizo subterráneo por debajo de las vías, ocurrían extraños fenómenos, voces inexplicables y la aparición de frías sombras. Ya la soledad del sitio imponía lo suyo, me interné en los pasadizos y me asombró que, por momentos, parecía escucharse el bullicio de personas, el paso firme y ligero de apresuradas pisadas. Lamentablemente, en ese momento, no contaba con una grabadora para documentar lo que oía, pero en mi cabeza quedó muy grabada la sensación, como si estuviese en el túnel de un metro de una gran ciudad.

Al interior del edificio, en esa época, se podía acceder sin dificultad, el abandono era tal que no había frontera ni impedimento. En sus amplios salones olía a humedad, pero a los pocos segundos de observar el panorama que encontrabas, pegabas un salto en el tiempo y te daba la sensación de que ahí, aún siguen pasando los viajeros del tiempo...

Felices pesadillas.

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