El cloruro sódico, comúnmente conocido como sal, tiene una larga y "salada historia". Posee grandes beneficios para nuestra salud, pero también en exceso puede llegar a ser muy perjudicial, incluso, detectora de muerte prematura. Es origen de nuestra palabra 'salario' y también utilizada en ritos "mágicos" para la abundancia y la protección contra la brujería.

A principio del siglo pasado, un médico francés, oyó hablar de una curandera mexicana capaz de predecir si un niño recién nacido viviría o no, lamiendo su piel. La curiosidad del doctor Wallace le llevó a conocer a dicha persona que, al parecer, poseía gran experiencia como comadrona. Ella le explicó que llevaba muchos años practicando el sistema "del lametón" como lo definía, cuando la piel de un niño sabe a sal, muere...

Revisando textos médicos del año 1595, descubrimos que ya entonces se pensaba que había una relación directa entre la piel salada y el daño al páncreas resultado de brujería. Se creía que los niños con estos síntomas habían sido "embrujados", aunque en realidad tuvieran 'fibrosis quística' que es en realidad lo que motivaba el fallecimiento a temprana edad. Estudios posteriores a diferentes tipos de enfermedades mortales o defectos en los recién nacidos, han llevado a la conclusión que, lo de la "vidente", no iba mal orientada. Hoy dejó de llamarse "el lametón" para denominarse "la prueba del sabor". Es una prueba del sudor donde, al paciente, se le pasa una gasa o papel por la piel y luego se envía a un laboratorio para averiguar la cantidad de sal.

Ya veis la importancia de la sal en nuestras vidas, no solo es arrojarla hacia atrás cuando derramamos un salero, "Sal derramada, quimera armada", como dice el refranero. Hoy que comemos tantos productos "sin sal", para cuidar nuestra salud, agradezcamos a la sal, su espíritu visionario...

Felices pesadillas saladas.

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