Blog La voz de mi amo

por Matías Uribe

la voz de mi amo

Tarantino, Los Bravos y Carlos Hollers

Bring A Little Lovin’, el éxito del grupo pop de los sesenta liderado por Mike Kennedy, traza un inédito hilo conductor actual entre el director de cine y el DJ zaragozano.

Brad Pitt, Leonardo DiCaprio y Al Pacino, protagonistas de la película ‘Érase una vez en... Hollywood’, de Tarantino.
Brad Pitt, Leonardo DiCaprio y Al Pacino, protagonistas de la película ‘Érase una vez en... Hollywood’, de Tarantino.
HA.

No cesan los parabienes a la nueva película de Tarantino… El culto al director norteamericano es infinito, espacio en el que no solo no me muevo con comodidad sino que hasta lo evito. Debí ser de los pocos que salió trinando del cine Mola de Zaragoza, donde se estrenó Pulp Fiction..., sentí nauseas ante aquella oleada de violencia que brotaba de la pantalla sin venir a cuento, aunque, en contraposición, en mis retinas se incrustó para siempre la de Uma Thurman y Jon Travolta bailando el hasta entonces escasamente conocido You Never Can Tell, de Chuck Berry. Pero aquel borbotón de violencia me apartó para siempre de Tarantino. Ni Kill Bill, pese a mi adoración por la Thurman desde Las amistades peligrosas, pasó ante mis ojos, le di cerrojazo. Bicho raro que debe ser uno, o más bien que no soporto el más mínimo atisbo de violencia.

Ahora, el director norteamericano acaba de estrenar Érase una vez en… Hollywood, y parece que las escenas de violencia se han limado, a favor, dicen, de la visión mítica y poética que el director ofrece de la meca del cine y de una época crucial de la cultura popular norteamericana, la de finales de los sesenta, con sus hippies, Vietnam y la transformación social que se estaba incubando en el mundo. Eso me gusta más. Será una ocasión para llamar de nuevo a la puerta de Tarantino y resarcirme –ya veremos- de la acritud que me dejó Pulp Fiction.

Por lo pronto, hay un punto de set que me atrae mucho, esa introducción en la banda sonora de Bring A Little Lovin’…. ¿La canción de Los Bravos? En efecto. ¿Y qué hace una canción del grupo español en una peli norteamericana? Máxime con 50 años en sus trancas. No es insólito. Ahí no me pilla con el paso cambiado, como supongo que le ocurrirá a muchos melómanos. Tarantino, ya se sabe, tiene una veneración especial por el pop y el rock y por introducirse en sus galerías más oscuras y desconocidas. Busca y rebusca en su inmensa colección de discos hasta dar con la canción adecuada que ilustre sus distintas secuencias. Con dos premisas: una, que obviamente le guste y se adecue a la peli, y dos, que la canción no venga de manos y discos excesivamente populares. Las bandas sonoras de sus películas así lo demuestran y, a fin de cuentas, Los Bravos, aun saliendo de la España franquista -lo cual deshace la leyenda entre indocumentados de hoy de que con Franco solo se escuchaba el Cara al sol y la juventud española era vieja y casposa-, tuvieron un gran impacto en medio mundo, incluidos los USA. Black Is Black fue el salvoconducto que les permitió circular por las listas europeas y americanas (número 1 en Francia, 2 en Inglaterra y 4 en Estados Unidos).

Curiosamente, Bring A Little Lovin’ no siguió la estela de Black Is Black y se quedó fuera de los puestos de honor de las listas. Hecho muy raro, porque canción más trepidante e inventiva como esta, pocas. Pero en Inglaterra ni entró en listas y en Estados Unidos se atascó en el puesto 51, muy lejano como para considerarlo un éxito popular. Diana perfecta para Tarantino: grupo famosillo por un día en los USA y canción con un brío acorde a la violenta trepidación de sus películas. A la buchaca.

Como todas las de Los Bravos, no fue compuesta por ninguno de sus miembros, sino por compositores a sueldo (Manolo Díaz en las versiones castellanas) o compradas por el dueño y señor del grupo, el productor suizo Alain Milhaud, que ejerció como auténtico señor feudal del pop en la España de los sesenta, dirigiendo los destinos de los grupos y en el caso de Los Bravos, hasta casi poseyendo derecho de pernada, tan leoninas eran las cláusulas con las que ató al grupo. Firmó hasta la misma fecha de su disolución: enero de 1969, como así ocurrió, aunque luego, sin Mike Kennedy, siguió con cuatro cantantes más.

Milhaud descubrió Bring A Little Lovin’ en 1967, en el gran zoco del Midem, a través de los australianos Easybeats, dos de cuyos miembros, los luego populares Harry Wanda y George Young, la habían compuesto y grabado con su grupo. La canción pasó desapercibida en Australia, pero el productor tenía olfato para atrapar éxitos en potencia. La compró y la guardó en su maquiavélica recámara. Entonces, Los Bravos estaban en la cúspide de la fama en España (Black Is Black, La moto, Trapped, Sympathy, Los chicos con las chicas… ) pero el productor ya tenía ideado un cambio futuro de concepto y de sonido para cuando ese éxito decreciera. Y cuando eso empezó a ocurrir (El loco soy yo, I’m Wearing A Smile, Como nadie más, Al ponerse el sol…) y a la vez comenzar las refriegas internas, cambió de director musical -Ivor Raimonde por Jean Bouchéty- sacó de la cartera Bring A Little Lovin’ y se fue a Londres, como hizo previamente, a grabar la canción.

Al igual que ocurrió con Black Is Black, y según testimonio solvente del mayor experto y biógrafo del grupo (recomendabilísimo su libro Los Bravos. Recuerdos de una leyenda. Agrupación Hispana de Escritores. 2004. Segunda edición, 2012), Guzmán Alonso Moreno (que a la sazón, muchos años después, acogería a Mike Kennedy en su casa madrileña durante meses porque no tenía donde caerse), dos miembros de Led Zeppelin, ni más ni menos que Jimmy Page y John Bonham, tocaron la guitarra y la batería, respectivamente. Un tercer músico inglés de estudio, Herbie Flowers, se encargó del bajo, en tanto otros desconocidos añadieron los metales. Mike puso la voz y el resto miraron o hicieron los coros. No solo era la despótica manera de funcionar de Milhaud en busca del fruto deseado, sino también la misma legislación del sindicato de músicos británicos que prohibía trabajar a los músicos extranjeros en Inglaterra.

Curiosamente no fueron ni Mike Kennedy ni los dos componentes de Led Zeppelin los que le dieron el sello identificador (el gimmick, que dirían los ingleses) a la canción. Herbie Flowers fortaleció el sonido del bajo tocándolo con púa y en connivencia con el técnico de sonido, obtuvo un efecto devastador, hasta entonces desconocido en el mundo de las cuatro cuerdas. Con esa base y los trinos agudos de Mike, la canción era una soberbia cabalgada de un caballo desbocado. Publicada en single el 19 de abril de 1968, mientras se montaba y preparaba la película Dame un poco de amooor, dirigida por José María Forqué, fuera apenas tuvo éxito, pero en España copó las listas de principios de aquel año 1968, si bien se quedó en el número 2, lidiando con Tom Jones (Delilah), Engelbert Humperdink (A Man Without Love), Juan & Junior (Anduriña), Los Canarios (Get On Your Knees), Moody Blues (Nights In White Satin), Los Angeles (Mañana, mañana) o los mismos Beatles (Lady Madonna). Sobra decir que personalmente, ante canción tan soberbia y de ritmo tan trepidante e inventivo, me sentí en su momento, después y ahora, apalizado; punto, set y partido, como un novato ante Nadal, rendido ante tan colosal monumento pop.

Y ahí me quedo y ahí me quedaré para los restos. El remix de la canción que, al socaire de Tarantino, ha trenzado el famoso DJ zaragozano Carlos Hollers, no me anima a jugar nuevo partido, a darle oportunidad alguna a la canción en manos ajenas diferentes a la de Los Bravos. Hollers es un tipo majete, simpático y laborioso, al que incluso he tenido por casa, mostrándole canciones pop y rock del pasado por si fuera posible traerlo al mundo del pop... Al menos, con esta canción y este remix, lo he conseguido: nuevas generaciones bailarán en las discotecas de hoy al ritmo de Los Bravos, pero otra cosa es el resultado final, la manipulación atroz a la que estos DJ’s, exentos de inventiva y creatividad para modular sus propias piezas, no digamos melodías combativas, someten a los éxitos de ayer. ¿Valdría pintarrajear al Bosco o Boticelli, por citar alguna celebridad? Mejor lo dejo aquí.

Puede escucharse la remezcla de Hollers al final de este programa de Radio 3, emitido el pasado 2 de julio de este año.

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