Blog La voz de mi amo

por Matías Uribe

la voz de mi amo

Zaragoza, la ciudad pionera del rock español

La revisión del libro Zaragoza60’s vuelve a recordar el papel estelar de la ciudad del Ebro en el mapa rockero nacional.

Rocky Kan actuando para el programa de radio Pentagrama, que se emitía en directo para toda Cataluña a través de La Voz de Cataluña
Rocky Kan actuando para el programa de radio Pentagrama, que se emitía en directo para toda Cataluña a través de La Voz de Cataluña
Matías Uribe

Primero, a mitad de 1961, fue Chico Valento, que grabó cinco EPs con EMI. Después, a finales también de 1961, le siguió Rocky Kan, que acabó grabando siete EPs y un single con Iberofón; más tarde, en 1962, les siguió Baby, con otros cinco discos para Columbia, más dos singles posteriores, pero ya bajo el nombre de José Luis Galo. Nelo grabó en Madrid dos EPs con el sello Tempo y Gavy Sander’s hizo lo propio en Barcelona con un EP que luego no salió a la luz.

Fueron los primeros rockers zaragozanos, y no solo eso, y más importante, sino los primeros rockers españoles, lo que concedió a Zaragoza un grado superior, especial, en la gestación del rock en España. Esta fue ciudad pionera en las lides rocanroleras con las aportaciones de estos solistas, no en cuanto a conjuntos conocidos, que eso fue patrimonio de otras ciudades, en concreto de Madrid (con Los Jets, Los Continentales, Los Sonor, Mimo y Los Jumps, Los Flaps… y especialmente Los Estudiantes), Barcelona (con Los Pájaros Locos, Los Extraños, Alex y los Findes, Los Jóvenes… y el mismo Dúo Dinámico, que fue el primer combo artístico en grabar un rock’n’roll en su primer EP, de 1959), Valencia (con Los Milos -de donde surgiría Bruno Lomas-, Los Pantalones Azules y Los Huracanes) y La Línea de la Concepción, con sus pionerísimos y maravillosos The Rocking Boys, pero sí, como digo, en cuanto a los solistas, que se adelantaron, aunque por poco, al gran rocker por excelencia, al granadino Miguel Ríos.

Gavy Sander's en Lloret de Mar con Pastor y sus Players
Gavy Sander's en Lloret de Mar con Pastor y sus Players
Matías Uribe

La Base Americana fue determinante en esta eclosión rockera zaragozana, imposible e inentendible sin ella: Rocky trabajaba allí de camarero desde los 14 años, Baby se codeaba con gente que también trabajaba en ella y Gavy Sander’s jugaba a béisbol con un equipo de la Base y tenía amigos americanos que le sacaban discos y pantalones vaqueros.

Pero además, hubo troncos muy secos que ayudaron a prender vivamente y de manera rápida e intensa aquel fuego: el programa radiofónico Plataforma de estrellas, que emitía en directo, desde el gran teatro Fleta, Radio Juventud, todos los domingos por las mañanas, con actuaciones de todo tipo, desde joteros a cantantes melódicos, tonadilleras, flamencos o rockers. Unos festivales, por así decir, de ‘ensalada mixta’, fórmula muy usual en aquel momento y que contaban con una abundante audiencia, hasta el punto de que raro era el domingo que quedaba una sola butaca vacía de las dos mil con que contaba el Fleta, funcionando incluso la reventa. Allí nacieron y actuaron a menudo los cinco rockers.

También algunos de aquellos primeros rockers zaragozanos, al igual que algunos conjuntos y solistas, velaron armas en los Festivales de Arte, que tenían lugar durante el verano en el Jardín de Invierno del Parque Grande. Los organizaba el Ayuntamiento de la ciudad, “para proporcionar distracción y solaz al público durante el verano y para ir educando poco a poco el gusto musical de la gente”, según indicaba su convocatoria. Funcionaban bajo la fórmula de concurso, cuyo jurado era el mismo público que abarrotaba el recinto y que, al final de las actuaciones, depositaba su voto en una urna. Un ejercicio de inaudita democracia que ya se hubiera querido para la cosa política. Igualmente, a medida que se iban haciendo conocidos, los rockers actuaban en las salas de fiestas, abundantes por aquel entonces en la ciudad.

Y, por si fuera poco, la tea definitiva: para prender definitivamente el fuego del rock’n’roll en la ciudad: el estreno de la primera película de Elvis Presley, King Creole, a principios del verano del 61. Rocky Kan fue hasta una veintena de veces a verla; Gavy Sander’s, ocho seguidas, y lo mismo Baby, que no recordaba cuántas, pero también muchas.

Licia, la yeyé por excelencia.
Licia, la yeyé por excelencia.
Matías Uribe

Mas no solo rockers, también cantantes melódicos como José María Dalda, de Calatayud, con seis EPs para Philips en los sesenta y un LP y siete CDs tras su insólito retorno frisando los sesenta años, y chicas, yeyés y no yeyés: Licia, Teresa María, Luisita Tenor, Elia Fleta, Pilarín Lasheras, Luciana Wolf y hasta las pizpiretas Pili y Mili, un florido ramillete de cantantes que lo mismo interpretaron canción típica de los cincuenta que cabaré, twist, ye-yé, baladas, jazz, letras elevadas con firma de grandes escritores como Camilo José Cela, temas populares o piezas famosas dobladas al español para célebres películas. Todas distantes en sus estilos y géneros, pero todas también con copiosas discografías y éxito.

Los Kiowas, uno de los conjuntos destacados del rock zaragozano de los sesenta.
Los Kiowas, uno de los conjuntos destacados del rock zaragozano de los sesenta.
Matías Uribe

Y envolviendo todos estos nombres o mejor acompañándoles, un hervidero de conjuntos locales, que no dieron el salto nacional pero que llenaron intensamente la ciudad de música pop y rock de la época, desde Los Guayanes a Sarakostas, Ranger’s Boys, Los Vampiros, Rocas Negras, Los Ibéricos, Los Sombras, Los Ponys, Kiowas, Los Kracs, Unión de Reyes… y una nómina que sobrepasaba el medio centenar si no el centenar, pues son muchos los que pervivieron pero no se tiene noticia. “Había un grupo en cada puerta”, decía tiempo atrás un músico de la época.

Todo esto lo he contado en más de una ocasión, en libros y en las páginas de HERALDO. Y lo seguiré contando tantas veces como sea necesario, aun fuerza de ser reiterativo, para preservar la memoria de toda aquella gente que dio color y modernidad a la ciudad en tiempos difíciles de grisura política, y también -¡no menos importante!- para que de una vez por todas se conozca y reconozca el papel de Zaragoza en la génesis del rock español, papel que sigue ignoto en publicaciones del ramo y lamentablemente entre periodistas y escritores musicales fuera de las lindes zaragozanas.

Portada del libro 'Zaragoza. Ciudad pionera del rock español'.
Portada del libro 'Zaragoza. Ciudad pionera del rock español'.
Matías Uribe

Ahora he vuelto a recordarlo. En 2016 publiqué con HERALDO un grueso volumen, Zaragoza 60’s, contando toda aquella historia, y aunque el Sr. Manrique, lo detestó o lo olvidó a conciencia sin dedicarle una sola línea –“el primer rock’n’roll español fue un quiero y no puedo”, se lo sacudió despectivamente-, he vuelto a insistir con la actualización de aquel libro, editando una revisión en blanco y negro para Amazon, en la medida que puede revisarse todo aquello, pues no son muchos los datos nuevos que han surgido desde entonces: la muerte reciente de Elia Fleta o el estupendo disco que la familia Cano sirvió, con la colaboración de Linacero, de toda la discografía de Rocky Kan acompañada de un libreto gráficamente muy rico y firmado en los textos por quien suscribe. El título de la revisión, que incluye fotos de la presentación del primer tomo, para llamar a las puertas más bien sordas de fuera de la capital es ahora Zaragoza. La ciudad pionera del rock español.

En Linacero tienda y en Amazon está disponible para quien quiera conocer toda aquella historia y quiera oír las primeras campanadas de las guitarras eléctricas que se oyeron en esta tierra, que fueron también de las primeras en España. Gran mérito que debe conocerse y estimarse.

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