Blog La voz de mi amo

por Matías Uribe

Cuatro décadas de la irrupción planetaria de Bob Marley

El LP ‘Kaya’, que ahora se reedita, se publicó en el verano de 1978 en una España todavía virgen para el reggae.

Recorte de Heraldo de Aragón del 2 de julio de 1978.
Recorte de Heraldo de Aragón del 2 de julio de 1978.
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No se percibía en el mismo instante que Bob Marley editó ‘Kaya’, pero estábamos a las puertas de la inminente explosión planetaria de una nueva estrella. El reggae ya funcionaba relativamente bien en Inglaterra, pero no fuera. En 1978 era todavía un género exclusivo de minorías, especialmente consumido por la gran colonia jamaicana que habitaba los barrios obreros de Londres. En España no se publicaría disco de reggae alguno hasta 1976 en que lo hizo ‘Rastaman Vibration’, que ya era el quinto de la cuenta de Marley. Tardó.

Recuerdo mi primera visita a la capital del Reino Unido, en 1977: las cubetas de tiendas de discos como la Virgin o HMV rebosaban pop y rock por todos lados. A su lado, un pequeño, casi minúsculo, apartado dedicado al ritmo jamaicano. Personalmente, no le presté excesiva atención. Me ocupaban otros intereses musicales, el reggae no me atraía en exceso, incluso más bien me aburría, con su ritmo monótono, basado en el rocksteady (o eso pensaba entonces).

En esto que llegó ‘Kaya’ y se produjo el vuelco, la explosión mundial del chico ‘mestizo’ de Jamaica (era hijo de un militar inglés y una jamaicana, algo muy mal visto por la tradición isleña). En España aún tardó unos meses en calar, hasta que TVE empezó a emitir el vídeo emblemático de ‘Is This Love’, con la frescura y el colorido que desprendía la fiesta infantil que recogía, y allá por Navidades del 78 era ya popularísimo.

‘Kaya’, tramado con piezas grabadas en Londres en las mismas sesiones de ‘Exodus’, se publicó en España en junio del 78 y el 5  de julio servidor hacía una reseña del disco en el Heraldo. Unas semanas antes, escribí un artículo sobre el nuevo género, aunque todavía sin vislumbrar el eco mundial que en poco tiempo iba a tener. No había mucha información, pero sí la básica para entender el incipiente auge del género y sus raíces.

Cuarenta años después me produce un cierto rubor la prosa musical con la que uno intentaba transmitir aquellos conceptos y el fogonazo de aquel nuevo ritmo que muy poca gente pensaba por estos lares que fuera a impactar como lo hizo entonces y después. Pero eran las primeras páginas que uno emborronaba en el Heraldo…

Cuatro décadas de la irrupción planetaria de Bob Marley

Es cierto: Marley trampeó. Buen conocedor del R&B americano y de los cantantes ‘teen’ de finales de los 50, desde Paul Anka a Pat Boom o Ricky Nelson, adosó a la columna vertebral de su canciones –las melodías, para las que estaba superdotado- líneas de punzante guitarra eléctrica, metales, mullidos colchones de teclados, incluso pinceladas de sintetizador y un trío femenino de coro, I-Three, muy propio del soul. El mercado yanqui, y por ende el europeo, quedaba muy cerca.

Su mecenas e impulsor discográfico, Chris Blackwell, añadió el resto para que Marley explosionara en el mercado mundial. Era lo que él buscaba ansiosamente después de diez años editando discos exclusivamente para el mercado jamaicano. No tuvo rubor alguno, incluso, en rescatar muchas de aquellas viejas canciones ‘localistas’ y rehacerlas al gusto global, lo que le valió no pocos improperios por parte de la facción más genuina de la isla.

Con el tiempo, ‘Kaya’, conocido también como el álbum del ‘tratado de paz’, debido al apretón de manos que Marley impulsó en el escenario del Estadio Nacional de Kingston entre los dos antagónicos líderes políticos del país, se convirtió en uno de los discos esenciales y más primorosos del jamaicano. La filosofía rastafariana, engranada por la política, el pacifismo, el amor o el ‘canuteo’, amén de aberraciones como la reencarnación de Dios en el sátrapa etíope Haile Selassie, se difundió como la pólvora y términos como ganja, rasta, Jah, dub… y, cómo no, la misma etiqueta reggae se hicieron tan familiares por estos pagos como el argot futbolero. Su proyección global hizo que Marley incluso pisara suelo ibicenco en aquel 1978. Tres años después moría de un melanoma (y no de darle al porrete, como el personal chismeaba).

Marley trajo conceptos muy novedosos al mundo del pop. Aunque tarde, y pese a su distanciamiento cultural, cayeron muy bien en la España de finales de los setenta. A finales de agosto se reedita una nueva revisión de ‘Kaya’, esta vez realizada por su hijo Stephen Marley, quien ha puesto la vista en las grabaciones originales, más genuinas y menos edulcoradas que las aparecidas en el disco del 78. Cuarenta años de la entrada clamorosa del reggae en España. ¡Y qué bien sigue sonando!


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