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Niños y naturaleza
Niños y naturaleza

Los baños de bosque y paseos por el parque benefician a adultos y niños. Una cura antiestrés a diez minutos de casa


Los niños que juegan en la naturaleza tienen una mayor conciencia medioambiental.


Podría denominarse 'trastorno por déficit de naturaleza', un conjunto de consecuencias negativas de vivir lejos del campo y no disfrutar del contacto con árboles, agricultura y plantas. Ylo sufren niños que no saben que la leche sale de la teta de la vaca o que el tomate es una verdura y no cuelga de los árboles. Es un término acuñado por el periodista norteamericano Richard Louv, que estudió durante años a niños estadounidenses residentes en el campo y la ciudad. No fue un estudio médico y, de hecho, el trastorno es subjetivo, pero sí hay evidencias médicas que destacan los beneficios psicológicos de la naturaleza.


La Iniciativa de Aprendizaje Natural de la Universidad de Carolina del Norte recopiló en un estudio reciente los beneficios de la naturaleza en los niños según diferentes estudios: por un lado, beneficia y resolución de problemas. Un estudio de 2006 destaca que "los niños participan en juegos más creativos cuando se encuentran en áreas verdes. También juegan en forma más cooperativa". Otro estudio de 2000 señala que mejora la capacidad cognitiva:la proximidad o las vistas a la paisajes naturales aumenta la capacidad de concentración y mejora la capacidad cognitiva en los niños (Wells, 2000).


El contacto con la naturaleza contribuye a un mejor rendimiento académico, según otro estudio científico de 2005, que recoge esta universidad: "Las escuelas que utilizan aulas al aire libre y otras formas de educación basadas en la naturaleza presentan mejoras significativas en estudios sociales, ciencias, artes del lenguaje y, matemáticas". Incluso ayuda a reducir los síntomas del Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad, según señalaron los científicos A. Faber Taylor and F. E. Kuo en 2004. Mejora la visión (estudio de Academia de Oftalmología Americana de 2011), las relaciones sociales (estudio de Hillary L. Burdette y Robert C. Whitaker en 2005) y reduce, en general, el estrés.


Baños de bosque


Tampoco se ha descubiero nada nuevo. Desde principios de los ochenta Japón promueve los 'baños de bosque' o 'Shirin-yoku' como práctica terapéutica. Se trata de una propuesta de gran éxito en la población que enraiza con las tradiciones budistas y sintoístas y que consiste en acudir a los bosques para conectar con todos los sentidos. No solo la vista, también el olfato, el tacto... Se trata de paseos en los que hay que sentarse, estirarse bajo los árboles, disfrutar del silencio pero también de los sonidos de la naturaleza...


Precisamente, el pasado enero se publicó un estudio del King's College de Londres realizado mediante encuestas que los voluntarios respondían a través de su teléfono en diversas situaciones. 108 personas. Los voluntarios debían responder respecto a sus emociones según el lugar donde se encontraban y enviaban fotos de su entorno para confirmar. Así, se vio una correlación entre el bienestar mental y un entorno de árboles, parques, canto de pájaros... Y que esa sensación incluso perduraba dos horas y media después.


En Aragón somos afortunados. Ninguna de nuestras ciudades tiene un tamaño desmesurado: Zaragoza, que reúne el mayor número de habitantes, ha triplicado sus zonas verdes en solo una década:en más de 800 hectáreas hay 120 parques y áreas ajardinadas y es la tercera capital en superficie verde si se suman sus 'pulmones' naturales, como los Pinares de Venecia o los sotos del Ebro. Huesca, la ciudad con más zona verde por habitante de España:cuenta con 23,78 metros cuadrados de superficie verde por habitante y un total de 125 hectáreas. Teruel capital se queda atrás, pero su pequeño tamaño permite a los ciudadanos pasear por las orillas del Turia. De hecho, la naturaleza está a apenas diez minutos de casa. Haga la prueba.

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