Flores y nieve

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Dicen en Bulgaria que la nieve es una manta que protege los cultivos en invierno. Este abrigo puede ser aliado de las plantas si llega a su debido tiempo


Muchos municipios aragoneses amanecieron nevados el pasado miércoles. Entre ellos, Zaragoza, donde tuvo lugar una atípica nevada. En la imagen, un ático en el barrio de Torrero, donde la nieve cubre las jardineras y parte del mobiliario.


Que nieve en Zaragoza capital es noticia. Hablamos de una ciudad situada en medio del desierto más grande de Europa, donde llueve menos que en el Sahara, y cuyo frío procede del viento seco del cierzo o de las nieblas que traen los anticiclones. Frío y humedad no suelen coincidir y la nevada del pasado miércoles fue tan inesperada como atípica.


A diferencia de las heladas fuertes, la nieve es beneficiosa para el campo y también nuestro jardín, porque aporta la necesaria humedad, que se derrite lentamente en un goteo que ayuda a recuperar la humedad del suelo. Y, también, porque es un manto blanco que protege las raíces de las heladas más fuertes. En países más fríos, como Bulgaria, donde los inviernos son largos, con temperaturas por debajo de los 15 bajo cero, la nieve es de sus mejores aliados:si cae en diciembre, permanece en los campos de cereal durante semanas, un acolchado que mantendrá una temperatura adecuada en el subsuelo, por muchas heladas que caigan en el lugar.


Llenas de vida


Cuando la nieve cubre el suelo y se crea un rincón de humedad y ambiente cálido (por encima de cero grados) bajo tierra, suele ser en pleno invierno. Pero si tiene lugar ahora, a punto de entrar en marzo, la situación es aún más interesante, porque las semillas, que empiezan ya a desarrollarse, aprovecharán la situación, esa humedad tan positiva y la buena temperatura del subsuelo. Nos espera, pues, una primavera repleta de flores silvestres en muchos descampados de Zaragoza.


Proteger a las plantas de frío siempre es necesario en un jardín. Si vivimos en un clima donde los inviernos son suaves, como en el valle del Ebro, simplemente tendremos que apostar por ejemplares que habitualmente soporten hasta 5 grados bajo cero. Son muchísimos:la mayoría de arbustos y anuales de parterres que vemos por la ciudad pertenecen a este grupo. Aunque aguanten, es bueno acolchar un poco alrededor de las raíces:así se protegen mejor de las heladas del invierno, de los rigores del verano y se sostiene mejor la humedad en los meses más cálidos. Un buen acolchado se hace con corteza de árbol (si ponemos corteza de pino acidificaremos además el terreno?).


Los hay que prefieren recurrir a plásticos y demás. No es buena idea y resulta muy engorroso en lugares con viento tan fuerte como es el valle. Se recurre a estos plásticos cuando tenemos plantas más delicadas que puedan estropearse con los fríos. Pero es complicado y muchas acaban sufriendo incluso quemaduras:si el plástico se sitúa directamente sobre el vegetal se creará un efecto lupa y se resentirá la planta. Además, también puede haber un exceso de calor en esos días soleados donde los termómetros superan los diez grados. Es preferible tener las plantas de la zona y olvidarse de tanta protección.

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