Van pasando los años como días largos. El ensayo Contra el tiempo, de Luciano Concheiro, explica que esta aceleración que nos devora la produce el capitalismo, que necesita apresurar el ritmo del mundo para crecer. El propio ensayo, breve, adopta deliberadamente una forma veloz, párrafos cortos, sugestiones y pinceladas para adaptarse al ritmo de lectura imposible que nos encorre.

También propone un activismo individual, de gestos, una sublevación íntima para la era en la que las revoluciones ya no son posibles. Claro que para ejercer esa resistencia contra la aceleración hay que ser funcionario, o millonario. Alguien sometido a la cruda urgencia laboral tiene que echar mano de otros métodos. Por ejemplo, los trabajadores de esa nave de Amazon que viven en tiendas de campaña al lado de la empresa, no tienen tiempo de ejercitar la resistencia interior que es, también, como casi todo, un producto de lujo.