Blog La voz de mi amo

por Matías Uribe

Y el réquiem de Cohen se hizo real

Una gran pena, sobre todo para quienes somos víctimas confesas de las puñaladas de belleza de Leonard Cohen. Su réquiem, al que aludía en la entrada anterior, lamentablemente se ha materializado, ha sido real.


Aunque su muerte, al parecer, se produjo el lunes pasado, no ha sido hasta esta madrugada de viernes que se ha dado a conocer en España (tarde-noche en Los Angeles). El fallecimiento lo ha hecho público su familia a través de Facebook: "Con profunda tristeza informamos que el legendario poeta, cantautor y artista Leonard Cohen ha fallecido. Hemos perdido a uno de los visionarios más prolíficos y reverenciados de la música. Se celebrará un funeral en Los Ángeles en próximas fechas. La familia pide privacidad durante este momento de dolor".


Era el mejor refugio para purgar las penas del alma y del amor. Las canciones de Leonard Cohen servían de paliativo anímico, pese a la severidad de su tono y a la umbría en la que habitaban sus letras y sus melodías, para aliviar e incluso curar momentos delicados del corazón y de la mente. También para alimentar los roces del amor. Canciones de dormitorio se las ha etiquetado. Y no falta razón en ello, aunque a él no le agradase encajonamiento tan opresivo. Con ocasión del lanzamiento de 'The Future', confesó que le habían comentado que se trataba de un disco para quitar la ropa interior a una mujer, una especie de “Barry White con pretensiones”, lo que no le irritó pero sí le hizo rezongar ante la prensa. “Creo que nunca se ha entendido el humor que hay en mi obra”, dijo a Manrique en 1992. Él mismo se retrató irónicamente en 'Old Ideas' como 'el vago cabrón'.




Se nos ha ido el gran seductor, el estimulador de algunos de los grandes sentimientos humanos. Ochenta y dos años. Una vida dedicada a la novela, la poesía y la música. Nos quedan catorce discos de estudio y varios directos para encender más aún ese fuego de la melancolía y la tristeza, que él encendía con luminosidad congeladora, cual pirómano de las emociones.


El cantante de las profundidades, enamorado de Lorca y del flamenco hasta el punto que llegó a confesar que hubiera sido cantaor del género hispano, empezó escribiendo novelas y poemarios: 'El juego favorito', 'Los hermosos vencidos'… hasta seis. Buenas críticas pero raquíticas ventas. Un fracaso comercial. Tuvo que desenterrar la guitarra, que aprendió a tocar cuando formaba parte de un grupo juvenil de country, Buckskin Boys, para ganarse la vida y nació el poeta-cantante, el artista sublime que, con el combustible inspirador de Lorca en sus versos y en su misma existencia, alumbró unos primeros discos hirientes de sensibilidad, magistrales: 'Songs Of Leonard Cohen' (1968), 'Songs From A Room' (1969), 'Songs Of Love And Hate' (1971) y 'New Skin For The Old Ceremony' (1974).


Discos recogidos, intimistas como un confesionario, tristes como un duelo aunque no exentos de humor, uno de los detalles que apenas se suele resaltar a la hora de analizar sus discos, como ya he remarcado. Se quedó como 'El maestro melancólico de la desesperación'. Y algunos críticos fueron más lejos: sus discos deberían incluir una cuchilla de afeitar para cortarse las venas, sugerían.


Hasta que, siguiendo un sucinto recorrido por su discografía, llegó su asociación con Phil Spector en 'Death Of A Ladies' Man' y el optimismo brotó en dosis comedidas pero lo suficientes para cambiarle el paso. Paso en falso, por cierto, que tras 'Recent Songs' (1979) enmendó con los fabulosos y enamoradizos 'Various Positions'(1984) y 'I'm Your Man'(1988), encontrando un nuevo sonido y un lugar amplificado en las listas de ventas.


'The Future' (1992), 'Ten New Song' (2001), y 'Dear Heather' (2004), con un Cohen con las venas hinchadas de alcohol y recluido en un monasterio budista para rehabilitarse, empedraron el camino de transición a su etapa de mayor gloria y retorno tras el saqueo a sus cuentas corrientes que le propinó su manager y amante, Kelley Lynch. Bendito saqueo, aunque cruel, dicho sea por egoísmo de fan. Gracias a él tuvimos uno de los discos en los que, en opinión muy personal, como señalaba en la entrada anterior, se condensa el gigante artístico que fue Leonard Cohen, exactamente 'Live in London' (2009).


Tras 'Old Ideas' (2012) y el malogrado, ay, las programaciones, 'Popular Problems'(2014), llegó a primeros de octubre pasado 'You Want It Darker'. Ha sido su insólito réquiem final que desde hoy se agiganta hacia el futuro como una gran nube sobre la que ya vuelan su alma y sus inmarcesibles canciones. Dios le guarde.


Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión