Blog La voz de mi amo

por Matías Uribe

¿Pero Zaragoza da pa' tanto?

¿Pero Zaragoza da pa' tanto? Es la pregunta que Miguel Ríos, con su entrañable acento y humor granadino, se hacía el pasado día 9 en los camerinos del Centro Cívico Delicias, unos minutos antes de salir a la tarima a presentar el libro Zaragoza 60's. Entrevistaba la siempre simpática y campechana Virginia Martínez, y allí estábamos Miguel, Agustín Sánchez Vidal y un servidor a punto de salir de toriles a la arena.


Miguel Ríos responde contundente a la pregunta en la entrevista que se emitió ayer en el programa 'Por amor al arte' que presenta la querida Adriana Oliveros, y digo lo de querida con mucha sinceridad y cariño porque uno (un secretillo) hizo de padrino en su botadura como gran periodista que es. Vaya si acerté en la botadura.


Pero la pregunta del titular de esta entrada, que se refería a los años sesenta, se puede estirar hasta hoy mismo. ¿Ha dado Zaragoza para tanto? ¿Han sido un milagro los Rocky Kan, Héroes del Silencio, Labordeta, Bunbury, Amaral, Carmen París… y tantos otros, o ha sido una floración forzada por el talento (voy a decir presunto, por si alguien no está de acuerdo) que aquí anida? ¿Podría haber dado más de sí? O, ya poniéndonos en plan fatalista, pese a los nombres citados y muchos tantos más, ¿esto sigue siendo un erial, un campo verde sin amapolas primaverales por mucho que se campaneen las cosechas y los nombres de unas y otras décadas?


Me gustaría oír opiniones. Seguramente que las hay menos optimistas y hasta derrotistas de lo que se dice, o quizá, en el extremo opuesto, habrá quien opine que ha habido incluso más de lo censado y valorado. Yo lo tengo muy claro. Anoche mismo, al ver a Amaral sobre el magnífico escenario del Príncipe Felipe –o como se llame, según dijo Eva humorísticamente-, lleno de estrellitas y con una luna inmensa, amén de abarrotado de gente, se me saltaron las lágrimas al venirme, no sé por qué, a la cabeza aquellos primeros años ochenta en que había cuatro grupos sonando a lata y obviamente tocando en baruchos.


¿Quién podría pensar en aquel momento, en que para ver a un gran artista y a un montaje escénico mastodóntico había que salir fuera, que un día, al levantar la vista, que diría nuestro entrañable Abuelo, veríamos a parroquianos, vecinos o amiguetes llenando ese pabellón de casa, convertidos en artistas de fuste nacional e incluso internacional, como ha sido el caso? Yo no lo hubiera pensado en aquel momento ni soñado en la peor pesadilla. Pero es lo que había antes y lo que hay ahora, después de un cuarto de siglo de trayecto. Sí, sí, Zaragoza da y ha dado para tanto. Esta ciudad tiene algo especial para la música. Y que le quiten lo cantao.


Aquí, la entrevista con Virginia y Adriana en Aragón TV. Con todo mi agradecimiento, por supuesto.


https://youtu.be/r2nTSBMDDdM


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