Un jardín secreto en el balcón

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Una maceta rota sirvió de inspiración para reconvertir esta pequeña terraza parisina en un parterre florido


Prímulas, pensamientos y belis crecen sin problema. El caminito central crea la ilusión de mayor tamaño.




Cuando Michael Esmailzadeh decidió convertir su pequeño balcón parisino en un jardín mágico, sus amigos pensaban que estaba loco. Pero él estaba dispuesto a transformar el espacio, de 10 metros de largo por 1,5 metros de ancho, en un lugar donde disfrutar de la jardinería. "Está en un tercer piso, en un bloque orientado al noreste y noroeste. La sección que da al oeste es la más soleada en verano, y allí he situado los cactus y las plantas exóticas. En el este crecen las de sombra", cuenta Thomas, en cuya cuenta de instagram @gardenandthecity se puede ver el desarrollo del jardín desde su creación, hace ya dos años.


El tesón de este parisino de 24 años demuestra que se puede disfrutar de las plantas incluso en los lugares más inhóspitos. Solo hay que tener paciencia, imaginación y anteponerse a los problemas que pueden surgir. Por ejemplo, para convertir el suelo de cerámica en un terreno, Thomas se aseguró de que la humedad no pasaría al suelo y de que el drenaje fuera fácil. "Fue algo bastante casual: un día se me rompió una maceta y la visión del sustrato y la planta en el suelo del balcón me dio la idea: ¿por qué no convertir el balcón en un jardín? Puse un plástico, el mismo que se utiliza para los estanques artificiales. Después, lo cubrí de arena, para asegurar el drenaje. Finalmente, añadí unos cinco centímetros de tierra. Ahora las plantas pueden crecer naturalizadas y el jardín cuenta con más vida, porque hay otros insectos, además de pájaros, que vienen a alimentarse".


Otra solución ingeniosa fue crear un curioso camino que divide en dos el espacio. Añadió pedacitos de terracota de maceta y así creó un sendero que culmina en el pequeño estanque del fondo, donde crecen especies húmedas. "Confieso que este jardín me quita tiempo. Lo riego a mano, porque así puedo atender cada planta. Son dos horas a la semana de trabajo en total, pero solo considero trabajo el 50% de ese tiempo. En realidad el otro 50% es puro placer y me sirve de terapia".


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