Los siete mandamientos del jardín

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El secreto no es correr detrás de las mariposas…es cuidar el jardín para que ellas vengan a ti", decía el poeta brasileño Mario Quintana. Porque el jardín hay que cuidarlo, y regalará el doble, el triple o el cuádruple de lo que hayamos invertido de tiempo en él. Y como gran milagro que es, el jardín nos mostrará su mejor rostro no importa el mes del año, ni tampoco el clima. Siempre sorprenderá con una nueva flor o un brote inesperado.


LOS SIETE MANDAMIENTOS


1. Escalonar las plantas para que cada una luzca un mes distinto del año.


2. Escoge plantas por su fruto. Ganarás en colorido otoñal.


3. Conoce las plantas de temporada: son las más vistosas y también las hay en otoño e invierno.


4. Aprende cuáles son los valores seguros: margaritas, geranios, caléndulas...


5. Los bulbos son baratos y seguros. ¡Siémbralos!


6. Una poda adecuada amplía la floración. ¡No dejes que las flores se sequen!


7. Descubre la planta estrella donde vivas. Mira en parques, jardines... alguna habrá muy resistente y generosa. No debe faltar en tu jardín o terraza.


Solo hay que conocer algunos trucos, y en concreto son siete los mandamientos que el jardinero ha de seguir para tener un rincón lleno de flores todo el año. El primero es fundamental:aprender a escalar la floración y evitar el efecto 'explosión', producto de la mala planificación. ¿De qué nos sirve tener mil flores el mes de mayo si el resto del año apenas hay colorido?Es mejor reservar un rinconcito para cada momento: desde los amarillos de forsitias y euryops en el invierno, a los divertidos bulbos del principio de la primavera. De las generosas plantas del verano, a los resistentes geranios y el colorido de las bayas y frutos del otoño.


El secreto está en el color


Precisamente, las bayas y frutos son un aliado que sorprenderá al jardinero. El cotoneáster y la piracanta son una maravilla cromática en invierno, y además una buena fuente de alimento para los pájaros. Otras plantas con bonitos frutos son los rosales silvestres (con los enormes escaramujos rojizos), los durillos y sus frutos negros...


Otro mandamiento es el que incluye a los bulbos. Son tan sencillos de cuidar... Solo hay que tener cierto cuidado al plantarlos (nunca hacerlo a demasiada profundidad)y hacerlo en el momento oportuno (es ahora en noviembre cuando les interesa estar ya sacando raíces en la tierra). La variedad es abrumadora, desde los tempraneros muscaris, a los elegantes narcisos, pasando por los olorosos jacintos y los vistosos tulipanes.


Aprender a podar


A veces, hay que saber entender a las plantas. ¿Su función es adornar el jardín o reproducirse?Las flores brotan porque la planta necesita que un insecto acuda y la polinice. Una vez ha generado suficientes semillas que aseguren la supervivencia de la especie, el ejemplar descansará. Pero nosotros queremos que haya más flores, claro está, por lo que habrá que 'engañarla' de alguna manera, y ahí entra la técnica del pinzamiento: por un lado, hay que evitar que la flor madure hasta formar las semillas. Por otro, la poda adecuada favorecerá una segunda o incluso tercera floración. Es lo que ocurre con plantas de temporada como las petunias:si se compran en abril o mayo, se pueden podar en julio y florecerán de nuevo. Yaún aguantarán una nueva poda en septiembre. Igual pasa con los crisantemos, los dondiegos...


Plantas que no deben faltar


Y el último de los mandamientos sería “no faltará”. Ynos referimos a plantas imprescindibles para asegurar la trinidad de oro de la jardinería:volumen, presencia y color. Para nosotros, en un clima tan duro y difícil como el zaragozano, la mejor opción es el durillo ('Viburnum tinus'), un arbusto que crece muy a gusto sin importarle el calor del verano, lo riguroso del invierno, el viento... Florece dos o tres veces al año, y cada floración va acompañada de unos racimos de frutos negros muy vistosos y que en invierno sirven de alimento para los pájaros. No hay que podarlo, crece en maceta al igual que en tierra y es una buena compañera de otras plantas. Ni siquiera se ve afectado por las plagas. Seguramente, por todas esas virtudes ha sido bautizado como 'durillo', por su dureza.


El último consejo va más al bolsillo que a otra cosa:evite experimentos que pueden salir muy caros. Cuando se visita un vivero, hay plantas en plena floración que resultan preciosas. Un ejemplo es la gerbera, y otro la francesilla. El problema es que solo florecen una vez, por lo que en tan solo dos semanas se habrá convertido en un simple vegetal que estará ocupando un sitio precioso en nuestro jardín o terraza. Antes de comprar una planta que no conocemos, es mejor informarse. Y con los 'smart phones' ahora es muy sencillo. Solo hay que introducir el nombre de la planta, y ver qué cuidados necesita. ¿Se adaptará al rincón donde la queremos colocar?¿Es sensible al viento o al calor?Más vale asegurarse, y optar por otras plantas más generosas.

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