Un huerto urbano en cinco pasos

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En una azotea ayudan al medio ambiente, y en un terreno contribuyen a crear comunidad. Todo son ventajas




CONSEJOS


¿Tenemos espacio? La respuesta es sí. Siempre tenemos espacio, da igual que sea un pequeño alféizar, un balconcito, una gran terraza... Incluso dentro de casa se pueden cultivar algunas hierbas aromáticas, perfectas para la cocina. Eso sí, comprobar primero si la estructura soporta peso.


¿Qué materiales necesitamos? Dependerá del espacio. Si es grande, venden kits de madera por unos 100 euros. Si es pequeño, se pueden aprovechar viejas jardineras, cajones de palé, o incluso las típicas cajas de plástico para guardar ropa que venden en las grandes superficies. Hacemos agujeros en el fondo, y ya está.


¿Cómo diseñarlo? Dependerá de cuánta luz tenemos. Si recibimos mucho sol, será sencillo y podremos cultivar de todo. Si no, ya resulta un poco más complicado. Tampoco hay que plantar los vegetales muy juntos o se agobiarán entre ellos.


¿Qué podemos cultivar? Son perfectos los vegetales que no tienen mucha raíz. No tiene sentido cultivar ni patatas ni coles, pero sí aquellas que se basan en su parte aérea y que den numeroso fruto, como los tomates o los calabacines.


Para toda la comunidad. Casi todas las azoteas aragonesas están vacías, y es un espacio que se podría aprovechar para diversión y beneficio de los vecinos. La inversión no es muy cara (en una comunidad de 10 familias apenas saldrían a 100 euros)y sería de entretenimiento para mayores y niños. En la imagen, una iglesia de San Francisco, que decidió reconvertir su azotea en un huerto urbano que llevan los feligreses.


UNA BUENA IDEA


Francia acaba de aprobar una ley que obliga a todos los edificios nuevos a reservar una parte de la azotea a zonas verdes o placas solares. Se trata de una ley que busca reducir las emisiones obteniendo energías limpias, pero también aprovechar las bondades de la permacultura (vegetación para aislar cubiertas y evitar la insolación y la pérdida de calor).


Aquí en Aragón no hay legislación al respecto, y resulta una pena. Ojalá, por ejemplo, los edificios que contasen con azoteas verdes gozaran de subvenciones o desgravaciones. Lo mismo los vecinos que aprovechan balcones o terrazas para embellecer con flores o disfrutar de un pequeño huerto urbano.


Resulta sencillo tener un rincón donde cultivar vegetales:solo hace falta sol, agua a mano, una protección del viento fuerte, y un poco de dinero para comenzar. En un balcón, apenas gastaremos más de 50 euros entre macetas, plantones y el riego por goteo. Si es una terraza grande, la factura puede ser de entre 200 a 1.000 euros (según lo ambiciosos que seamos y cuánto apostemos por el diseño). Pero un huerto urbano es mucho más que 'postureo' de nuevo 'hípster', también es una oportunidad para favorecer la socialización, crear ciudades más humanas y mejorar la convivencia. Javier Loren Zaragozano, profesor de Jardinería y Paisajismo en la Universidad Politécnica de La Almunia, enumera los beneficios de los huertos urbanos, ya sean en terreno o en terrazas:"Primero, son un tipo de ocio sano, que permite hacer ejercicio físico. Si el huerto está retirado de nuestro domicilio, podemos hacer bicicleta o trabajar allí. Además, en esos huertos comunales se favorece la socialización:hablamos con el hortelano de al lado, conocemos a otras personas con las que compartimos afición...". Algo así sucede también con los huertos de azoteas, que pueden ser una oportunidad para comunidades. "En una azotea el cultivo es más difícil, pero también se puede conseguir –señala Loren–. Ciudades como Zaragoza no son fáciles:hay mucho viento, también se pueden calentar mucho suelo y paredes..., pero se pueden conseguir buenos resultados". Recomienda conocer cuánto peso soporta la estructura, "ya que al peso de la planta habrá que añadir el sustrato, el agua...".


Para Loren, lo ideal es que los huertos estén integrados en el casco urbano, "ya sea en azoteas o en terrenos de los barrios. De esa manera, se evitan las emisiones contaminantes al desplazarnos en coche, y es más fácil el mantenimiento". Porque ese es el consejo final de Javier Loren:"Nunca tomar un huerto como una obligación. Ha de ser motivo de disfrute".

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