Blog La voz de mi amo

por Matías Uribe

Pedro Botero en 16 canciones

Desde Casetas, el grupo más veterano de la región. Y el más osado: en tiempos de cantautores y canción combativa, Pedro Botero desenvaina las guitarras electricas para hacer ruido rockero y difundir la doctrina hendrixiana. Valor. Teniendo en cuenta que ello ocurría en el 76, cuando por estos pagos el rock nacional era palabra casi proscrita, resulta impepinable su papel de pioneros. Luego sufrieron no pocos cambios de formación pero consiguieron grabar cuatro elepés y ponerse a la cabeza del rock duro en Aragón aunque no llegaron a explotar nacionalmente -y vaya que lo intentaron- por lo que en el 97 envainaron las guitarras y desaparecieron.


Ahora, el sello El Pozal Producciones, que no es sino el bar de Casetas donde fermentaron como músicos, ha querido que la memoria de uno de los grandes grupos duros de la región no se evapore y ha resumido su vida en un disco –'Volverás a escuchar su llamada'- con 16 canciones, 14 extraídas de los cuatro LPs grabados entre 1987 y 1993 y dos inéditas: una versión en directo y una vieja pieza de la época –'Maca'- de Abel Bartolomé, su fundador, como guitarrista y cantante. Lástima que la llegada de las grabaciones se produjera cuando Abel ya no estaba, sin desmerecer por ello a su hermano Rubén, que también cantaba magníficamente el estilo heavy y era (y es) un tipo fenomenal, pero Abel fue el auténtico demonio que incendió el grupo y a aquella Zaragoza de la Transición aún en mantillas en lo que a rock duro se refiere. El disco incluye diversos testimonios de los componentes del grupo así como de Julio Castejón, de Asfalto, entre otros. Por mi parte, ya he contado en otra ocasión, con la sentida muerte de Abel, la historia del grupo, pero vuelvo sobre ella con algún detalle añadido para que el nombre de los Botero no se olvide nunca.


Al principio se llamaban Pedro Botero y las Infamias del Pecado, con Abel Bartolomé a la guitarra y jefe mayor y Arturo Aguin (bajo) y Dámaso Casals (batería), formación que duró poco más de un año hasta que en el 77 se van Arturo y Dámaso y Abel reforma el trío dando entrada a sus dos hermanos, que van todavía como quien dice en pantalón corto: Rubén (guitarra y voz) y Tomás (batería). El debú no pudo ser más accidentado. Tuvo lugar en el Colegio Mayor Cerbuna en una sesión en la que también actuaron El Patito Feo y La Codorniz.


Tiempos de liberación y ansias por soltar ataduras atávicas del franquismo. A Curro Fatás, del Patito, no se le ocurrió otra cosa que llevarse al local una quijada de burro que en medio de la función lanzó provocadoramente contra los espectadores con tan mala fortuna que fue a dar en un grupo de cadetes. La marimorena que se armó fue de órdago, con amenaza de los tribunales e incluso de cárcel aunque luego todo quedó en agua de borrajas. Pero ya se veía que desde el principio a los Botero, habiendo cadetes por medio, les iba la guerra.


En la primavera del 78 se apuntaron a la fiesta del PSA en San Juan de Mozarrifar y allí subidos en un remolque metieron toda la bulla guitarrera que quisieron, consagrándose como grupo de rock por antonomasia de la región en una jornada épica de los tiempos pre-democráticos. Desde entonces y hasta los primeros ochenta, Pedro Botero fue el grupo de referencia para el rock local, tocando en numerosos locales y fiestas y saliendo en el especial de "Pop Grama", espacio del UHF dedicado a Aragón. Asimismo actúa de telonero de Ian Gillan en el palacio de los deportes (el Huevo).


En el 80 remoza su sonido, tirando por el camino del medio del rock sinfónico y el rock duro, y dispuesto "a dar batalla" (1) para lo cual prepara una actuación en Jesuitas con mucho cuidado para a renglón seguido tomar parte en el disco "Bocata Rock", un festival de grupos nacionales seleccionados que graban en directo una sesión radiofónica con CBS bajo la dirección del locutor Pepe Cañaveras. Pese a ello no sale ningún contacto discográfico serio que es a lo que aspira Abel y éste, cansado y desanimado, se marcha dejando el grupo en manos de sus dos hermanos y otros nuevos miembros. En abril del 83, tras pasar por el Concurso del 82, estos declaran su afiliación al estilo "zorrera rural" (2) con un repertorio propio de más de cien canciones, lo que muestra sus ganas por seguir haciendo ruido rockero.


El heavy empieza entonces a despertar en España con los Obús, Barón Rojo y compañía pero los Botero, pese a su expediente, no logran enganchar con el tren metálico. Seguramente porque, pese a sus adherencias heavies, no tragan con el zumba-zumba y las letras horteras al estilo "yo solo lo hago en mi moto", estando más cerca del hard rock de los setenta que del heavy machacón. (3)


No tiran la toalla y aunque muy tarde, por fin, en el verano del 87 llega su primer LP, con diez canciones propias, entre ellas un homenaje a Lennon, y con excelente acogida comercial. En Linacero se da el caso de que el álbum vende a un ritmo diario mayor que Julio Iglesias y el mismo día de la salida hubo fans que se apostaron a las puertas del establecimiento a la espera de su apertura para hacerse con el codiciado y esperadísimo disco que había puesto en el mercado el sello Snif, del ex Asfalto Julio Castejón. Para entonces forman el cuarteto los dos hermanos Bartolomé más Charlie Colás (guitarra) y Nano Pérez (bajo) y muy esperanzadamente, para olvidar su condición proletaria, Rubén declara: "¡A ver si de una vez me quito del curro de la fábrica, tío, que se me están pudriendo las manos!". (4)


Las buenas expectativas que el primer álbum despierta hace que el sello Snif incorpore plenamente al grupo a su catálogo -el primer álbum fue financiado por el propio grupo-, editándole un segundo con el título de "Guerrero", diez canciones en la misma línea del anterior que, sin embargo, no logran poner al cuarteto de Casetas en la órbita nacional y llevan al poco tiempo a la ruptura con Snif.


Nuevo parón del que el grupo "resucita" (5) al cabo de tres años con nueva formación -ahora han entrado José Luis Arrazola a la guitarra y Sergio Puchán a la batería- y nuevo disco, "La llave del alba", del que Rubén asegura que es su misma historia de siempre pero "más pop, más limpio y más maduro" (6), un disco más abierto que nunca que lo mismo gusta al público heavy que al pop y que hace que Pedro Botero aglutine en torno suyo a más público que nunca, según rubrica el propio Rubén.


Aun con todo las cosas no marchan a pleno pulmón y hasta enero del 94 el grupo, entonces reducido a trío, no vuelve a publicar un nuevo LP, en este caso con once canciones entre las que se incluye una vistosa versión del "Have You Ever Seen The Rain" de la Creedence. El álbum lleva por título genérico "Oro y cenizas" y deja por detrás el viejo sonido del grupo, entrando incluso en la new age con la pieza que le da título al disco. Son momentos de cambio profundo y de madurez, de sonido aligerado y de búsqueda de nuevos caminos (7) que lamentablemente no conducen al éxito buscado con ahínco por Pedro Botero, que finalmente, al cabo de 21 años de tralla, acaba sucumbiendo. En el 97 ofrece su última actuación. Mala cosa asociarse con el diablo.


(1) Heraldo 10-2-80.


(2) Heraldo 10-4-83.


(3) Heraldo 20-6-87


(4) Heraldo 4-7-87 y Suplemento Heraldo 30-8-87.


(5) El Periódico 22-3-91.


(6) Heraldo 8-8-91.


(7) Heraldo 23-1-94


Grabaciones:


"Pedro Botero". LP. Snif LD-13010 (87)


"Guerrero". LP. Snif LD-13018 (88)


"La llave del alba". LP. Libélula L-067


"Oro y cenizas". CD. Libélula CD165 (94)

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