Blog La voz de mi amo

por Matías Uribe

Vivere Memento, el pasado lejano bajo la luz del presente

Vivere Memento
Vivere Memento

Vamos con música de una sensibilidad extrema, pero con muchos años, siglos, encima. Música sin fronteras, como es lema de este blog, siempre y cuando transmita emociones y esté creada con inteligencia, buen gusto y sentimiento, cual es el caso.


Un acreditado investigador musical, productor, multiinstrumentista y compositor (Luis Delgado), un guitarrista impecable (Joaquín Pardinilla) y una voz celestial (María José Hernández) configuran el trío Vivere Memento. El primero es madrileño del barrio de Chamberí, y los dos segundos, como bien sabrá la parroquia local, zaragozanos. Los tres han creado este proyecto para interpretar música sefardí, cantos medievales y tradicionales de Aragón… Noooo, nadie retroceda. La forma en que lo hacen es mirando al pasado pero también al presente. Como dice Luis Delgado, reavivando esta música tal y como les pide su percepción actual, en la reafirmación de que estas canciones no pertenecen a ningún tiempo ni a ninguna época pues la música, sentencia, es de cuando sucede.


Y con esta visión, el trío, no solo afronta los conciertos que ya ha dado, sino fundamentalmente el disco reciente que, con el título del proyecto, 'Vivere Memento' (Acuérdate de vivir), ha editado bajo el paraguas de la pasión y el riesgo que es en estos tiempos el de la autoproducción, única forma, o casi, de sacar adelante estas aventuras tan singulares, tan valientes.


Y así, suenan en este disco, subtitulado 'Música antigua a la luz de nuestro tiempo', viejas canciones sefardíes como 'La calleja Matalón', 'Yo me acodro' y la 'Comida a la mañana' que, según Delgado, un sabio de la música tradicional hispana al que conocí hace muchos años, cuando se dedicaba a promocionar apasionadamente los sabrosos manjares que RCA editaba dentro del sello Rabel, están recogidas en los 'Chants Judeo-Espagnols', que publicara Isaac Levy en 1955. También se incluye una versión de 'Las tres hermanicas', recogida en los textos de la intelectual sefardí Laura Papo, así como 'Está Rachel lastimosa', según la versión de Susana Weich-Shahak en 1979, y según datos, insisto, del sabio Delgado.


Dos de los tres grandes cancioneros aragoneses, el de Arnaudas y Mingote, aportan piezas como 'La rueda de la fortuna', 'Despedida', 'Mayos de alba' y 'Romance llamado moro'. Asimismo, el romancero popular aparece a través de 'El enamorado y la muerte', basándose en los textos de 'Flor Nueva de Romances Viejos', que Menéndez Pidal editó en 1928. También se incluye la popular 'La mañana de San Juan', según versión publicada por Diego Pisador en 1522 en su 'Libro de música de vihuela', y un cantiga gallega de amigo, del trovador gallego Martín Codax, 'Ay ondas que eu vin veer'. Pero la cumbre vocal del disco, por el exquisito registro sacro de soprano, hasta ahora inédito, que María José Hernández luce, es el vírelay 'Mariam Matrem', contenido en el códice 'Llivre Vermell de Monserrat', un códice del siglo XIV salvado de las llamas por pura casualidad. María José está aquí inmensamente lírica y exquisita.


Ella misma me explicaba en las páginas de Heraldo el sentido de estas canciones y de este disco: “No tiene ningún talante historicista, sino de recreación de esas melodías maravillosas que han perdurado en el tiempo y que siguen emocionando a quien las escucha después de 500 o 600 años”.


No es pues este un disco inclemente, pese a los aires intelectuales que puedan envolverle y a la pátina del tiempo que oxida aparentemente el Arte. Basta con afilar un poco la sensibilidad y las ganas de escuchar algo fuera de lo cánones sonoros que a diario nos rodean para gozar con Vivere Memento. La voz de María José es un antídoto de hermosura y calma para tiempos de ruido, y la panoplia de instrumentos que tanto Pardinilla como Delgado manejan, desde guitarras a mandola, zanfona, oud, santur, saz, viola amarantina, mandolina, bandurria…, le dan a cada pieza una tersura y unos colores de gran riqueza a la vez que, por mor de la tecnología actual y de la electrónica muy comedida, un punto de actualidad.


Muchas veces me pregunto si los norteamericanos contasen con este bagaje y con este pasado tan largo y espeso como el europeo, y más concretamente con el hispano, qué no hubiéramos escuchado ya en el pop de las últimas décadas... Mejor, no hacer conjeturas y disfrutar de discos como este que nos ponen el pasado tan luminosamente cerca de los ojos y de los oídos que es imposible resistirse. Vamos, si se tiene un mínimo de sentido estético.

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