Blog La voz de mi amo

por Matías Uribe

Public Enemy, ¿el mejor disco de los últimos 30 años? ¡Venga ya!

Se ha reunido el sanedrín de la revista Rock de Lux (o Rockdelux, como reza en la portada dándole patadas al diccionario) y ha dictaminado, recurriendo a ese sobado e imposible listado matemático del Arte, que el 'mejor disco' de los treinta años de vida que tiene la revista, es decir, del periodo 1984-2014, es…, tachán-tachán… (suenen a todo volumen timbales y clarines ante tan majestuosa elección)… 'It Takes A Nation Of Millions To Hold Us Back”, de Public Enemy, disco editado en 1988… ¡Tela, lo mejor que le ha pasado a la música pop en los últimos treinta años es este sarpullido de hip-hop y rap!, cuyos autores, por cierto, siendo tan importante como ahora nos dicen que es este disco y como entonces lo consideró uno de los escribas de la revista, Luis Lles –“el futuro del rock'n'roll”, sentenció- no tuvieron en su momento los honores de una portada. Buen ojo periodístico, se llama.


El mismo director de la publicación, Santi Carrillo, saca el botafumeiro y espolvorea sacrosantamente los “monumentos de ritmo y provocación en numerosas canciones gloriosas”, y más exaltaciones que siguen a continuación y que desisto de seguir leyendo. Cansan estos florilegios sobre la nada y el mal gusto musical, no digamos las toscas soflamas raperas, perdonavidas y hasta exaltadoras de la violencia machista de estos individuos: “Voy a desenmascarar a esta puta asquerosa…, robaba dinero a sus novios, nunca la atraparon… y siguió haciéndolo a todos sus hombres, pero esta vez se equivocó de hombre. Y aún hoy la gente se pregunta por qué no la molió a palos”.


Semejante engendro está por encima de obras cualificadas del rock, de obras maestras firmadas en estos treinta años por gentes como U2, The Smiths, Nick Cave, R.E.M., Nirvana, Primal Scream, Tom Waits, Echo & The Bunnymen, Leonard Cohen, Dylan, Radiohead, PJ Harvey, Springsteen, Neil Young, Lou Reed, Belle & Sebastian, Arcade Fire, Blur, Oasis, Sonic Youth, Yo la Tengo, Pavement, Suede, Bowie, The Cure, The Cult, Van Morrison, Morrissey, Patti Smith, Stone Roses, Flaming Lips, Guns 'N Roses, Metallica… y tantas y tantas otras, españolas incluidas. Un insulto a la inteligencia, al sentido y a la sensibilidad.


A rebufo del New Musical Express y más modernamente de webs como Pitchfork o Janesaispop, Rock de Lux es la revista emblema del modernismo vanguardista, o eso, debe creerse toda o buena parte de la plana mayor de comentaristas –por supuesto, su director- que dan bola en sus páginas. El problema es que imbuida de esa brutal ansia por lo último de lo último, pero sin criba alguna, por su apego al 'topping up', como dice Sabino Méndez, a lo novedoso por nuevo, que las más de las veces cae en el más puro esnobismo –“escribo de este disco que solo conozco yo y soy el más moderno, aunque sea basura”-, en definitiva, afiliada al elitismo más obtuso y discriminador, hace que RDL no solo deje fuera de pista a un montón de artistas y discos con cuajo sino (lo peor): vende como glorias las más duras mediocridades, bendice artistas ignotos que apenas duran un soplo en la mente de los propagandistas y no digamos en el mercado.


Basta con echar un vistazo a la portada de un número cualquiera de hace un par de años, no digamos de cinco o diez: nada o casi nada queda de aquellos nuevos nombres glorificados, ni rastro, hundidos en el olvido y en la indiferencia absoluta pese a las pomposas candongas del comentarista de turno. Pura truculencia informativa, sectarismo dañino para el lector común e irritante incluso para más de un experto.


“No leo esa revista porque no me entero de nada”, me decía hace años una conocida locutora radiofónica. Una frase que remacha y concuerda con la apreciación que recientemente, al respecto de este 'numerito' extra de RDL, emitía Diego A. Manrique, quejoso de la incapacidad de la crítica española para tratar el 'mainstream' y de esta manera sesgada –añado yo- de enfocar el periodismo musical, pues al final no es que elimine del tablero la música más vulgar y superflua, algo obvio por obligado, sino cantidad de grupos y discos con un potencial creativo exuberante pero rechazado no se sabe muy bien por qué: ¿por ser famosos?, ¿por su eco popular?, ¿por línea editorial?, ¿o simplemente por capricho o ignorancia del plumilla en cuestión?


Es cierto que de una empresa privada se trata y de que RDL tiene todo el derecho del mundo a establecer su línea editorial y a funcionar como le plazca y como le interese. Faltaría más. Pero distorsionar la información musical de forma tan sectaria, esnobista y aburrida, de olvidar músicas sólidas y a la vez de gran impacto popular, de salidas de pata de banco como dentro de ese universo esnobista fue darle cancha a Antonia Dell'atte, Azúcar Moreno, Hombres G, Miguel Bosé, Lola Flores, Peret o Raphael (si mal no recuerdo) o de cometer aberraciones como esta de Public Enemy como ¡¡¡mejor disco de los últimos 30 años!!!, tiene su límite para quienes, aun rezongando, hemos ido cada mes al quiosco a hacernos con el número correspondiente del Rockdelux, amén de otras revistas más interesantes.


En mi caso el límite se ha cumplido. A partir de ahora no estoy dispuesto a pagar por soportar semejante alud de disparates: me borro, no volveré a comprar el nuevo 'Hip-hopdelux' ni por equivocación. Y unos eurillos que me ahorraré, oiga, que encima, como dicen en este pueblo, son careros de narices: casi diez euros vale el numerito último de la burla. Y con los viejos números haré lo que hacía Christina Rosenvinge: los guardaré para empapar futuras goteras. Adiós.


Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión