Blog - Los desastres de la guerra

por Gervasio Sánchez

El osario de Douaumont

Trinchera en Camino de Damas
Trinchera en Camino de Damas

EUROPA EN GUERRAS (7)


Douaumont (Francia)


300 días y 300 noches de infierno en un frente de 30 kilómetros. La Batalla de Verdún empezó el 21 de febrero de 1916 y finalizó el 18 de diciembre del mismo año. 713.000 soldados murieron, fueron heridos o desaparecieron.


378.000 víctimas francesas y 350.000 víctimas alemanas. “No ha habido vencedores ni vencidos”, afirmó el general Philippe Pétain, jefe de las tropas francesas.


Dos millones y medio de combatientes franceses utilizaron la llamada Vía Sagrada, formadas por dos vías de comunicaciones que permitían el traslado al frente de soldados y suministros.


Cementerio y Osario de Douaumont. Fotografía de Gervasio Sánchez


3.000 vehículos usaron esta red de caminos, uno cada 14 segundos, que recorrieron 1 millón 700.000 kilómetros, 42 veces la vuelta a la Tierra.


8.500 soldados y 300 oficiales evitaron que la vía se obstruyera reparando todos los camiones averiados y manteniendo la ruta bien acondicionada.


11.789 trenes de 50 vagones cada uno hicieron el viaje hasta el frente. Los trenes sanitarios, con 100 heridos tumbados y 200 sentados, llegaron a hacer 10 viajes diarios. En total, hubo 3.900 convoyes sanitarios durante la Batalla de Verdun.


Cuando los cañones dejaron de disparar la muerte se agolpaba en las trincheras. ¿Qué hacer con decenas o centenares de miles de cuerpos sin identificar, los llamados muertos sin cruces? ¿Qué hacer con los soldados enemigos que yacían destrozados a metros de los nuestros? ¿Qué hacer con nuestros muertos cuyo olor se mezclaba con el del enemigo?


No me cansaré de decir que la guerra no finaliza un día determinado a una hora precisa porque los generales o los diplomáticos lo han decidido. La guerra acaba cuando se ordena el caos, se busca una solución a los desaparecidos, se reconoce los errores y se busca una solución que perpetúe el adiós a las armas.


Religiosos franceses crearon un comité con el objetivo de construir un monumento funerario en el centro de la planicie donde se desarrolló la batalla de Verdún. Los muertos identificados fueron enterrados en los cementerios nacionales y los que se fueron creando en diferentes zonas. Los no identificados, los sin nombre, fueron trasladados a un osario provisional en 1919.


La primera piedra del llamado Osario de Douaumont fue puesta el 22 de agosto de 1920, menos de dos años después de finalizar la Primera Guerra Mundial. Las obras estaban lo suficientemente avanzadas el 18 de noviembre de 1927 para trasladar los restos de los combatientes a su lugar definitivo.


Interior del Osario de Douaumont. Fotografía de Gervasio Sánchez


Madres, padres, esposas, familiares ya tenían un lugar donde rezar y consolarse, el Osario de Douaumont, el santuario nacional de los desaparecidos sin sepulturas. El 7 de abril de 1932 fue inaugurado por el presidente francés.


El monumento es de visita obligatoria. Impresiona ver a grupos de estudiantes franceses, ingleses y alemanes escuchando las explicaciones de sus guías en un silencio sepulcral y conmovedor. Conocer la historia de la violencia y la guerra debería ser una labor obligatoria en todos los planes de estudios.


Mide 137 metros de largo con una torre en forma de proyectil que alcanza los 46 metros de altura. Las 36 tumbas colectivas acogen los restos de 130.000 soldados franceses y alemanes sin nombre que murieron en la batalla. Unidos, mezclados para siempre como símbolo de la locura de la guerra.


Delante del osario se encuentra el principal cementerio militar de toda la región, donde están enterrados 15.000 soldados con nombres y apellidos, incluidos centenares de musulmanes. Muy cerca, también se construyó un monumento a la memoria de los judíos que murieron por Francia.


El número de proyectiles utilizado en los 10 meses que duró la batalla de Verdún superó los 37 millones, 21 millones lanzados por los alemanes y 16 por los franceses. Se dice que ningún día de los más de 1.500 días que duró la Primera Guerra Mundial dejó de escucharse explosiones en las decenas de kilómetros del frente bélico de Verdun, en la conocida como “guerra de desgaste”.


Los cráteres todavía hoy visibles puede dar una idea al visitante de la intensidad de los bombardeos. Se experimentó con todos los proyectiles  y calibres posibles en la época. Se reinventó maquinaria pesada para que la mortalidad fuera más alta. Las guerras estimulan la capacidad de invención del ser humano. Una desgracia más.


El antiguo campo de batalla es hoy un gran camposanto en el que descansan otros 100.000 combatientes desaparecidos cuyos restos siguen apareciendo en cada excavación y son trasladados al Osario de Douaumont por el Servicio Forestal.


Otra de las grandes batallas de la Primera Guerra Mundial se produjo en el llamado Camino de las Damas (por él pasaban las hijas de Luis XV camino de la corte). La ofensiva francesa iniciada el 16 de abril de 1917 con el fin de romper las líneas defensivas alemanas acabo en un gran fiasco: en apenas un mes perecieron 100.000 soldados franceses.


Hasta entonces los millones de soldados movilizados apenas habían protagonizado casos de abandonos de puestos o deserciones. El desastre bélico de Camino de Damas provocó desordenes disciplinarios que afectaron a 68 divisiones, 136 regimientos y 23 batallones de cazadores de a pie.


Entre 25.000 y 40.000 soldados participaron en levantamientos de desobediencia colectivos en apenas nueve meses. Las deserciones durante los permisos se multiplicaron igual que los desordenes en las estaciones de tren que acogían a los soldados camino del frente.


Trinchera en Camino d Damas. Fotografía de Gervasio Sánchez


Los combatientes se negaron a ir a primera línea, se manifestaron profiriendo injurias y cantando la Internacional y se enfrentaron a sus oficiales. Se produjeron 25 grandes motines. 554 soldados fueron condenados a muerte por Consejos de Guerra y 49 de ellos ejecutados.


Los generales y los políticos atribuyeron esta grave situación de indisciplina  a un complot germanófilo y pacifista. Pero el general Pétain identificó pronto las causas de la crisis: tenía que ver con la comida pésima y la falta de permisos.


Tomó una decisión muy arriesgada pero le permitió recuperar la confianza de sus soldados: se abandonaron definitivamente las grandes ofensivas mal preparadas y muy costosas en vidas y se decidió llevar a cabo ofensivas con objetivos más limitados.


El precio de la Primera Guerra Mundial fue muy elevado para Francia. 17.000 edificios o pueblos fueron completamente destruidos,  igual que más de medio millón de casas, y dos millones y medio de hectáreas de terrenos agrícolas quedaron arrasados. 62.000 kilómetros de carreteras, 5.600 kilómetros de vías férreas y 1.900 kilómetros de canales tuvieron que ser reconstruidos.

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