Que un grupo modesto como Insolenzia haya sido capaz de materializar una ampulosa trilogía de disco-novela, con una presentación y un lujo exquisitos, en tanto que las multinacionales despachan habitualmente sus discos con la consabida caja de plástico, la galleta del disco y un libreto mínimo, hace pensar que aquí hay gato encerrado. O que este modesto grupo de Alagón está endeudado hasta las cejas o que las multinacionales, pese a crisis y no crisis, ganan un dineral tremendo. Porque el diferencial económico de la tirada de uno de estos discos-novela al lado de uno habitual de las multinacionales debe ser astronómico. Ojalá muchos de los discos que llegan desde las grandes discográficas, e incluso desde las pequeñas, vinieran con el lujo de presentación y contenido que ofrece Insolenzia. ¿Piratería? Posiblemente, cero. Da qué pensar, y mucho. Pensemos.

Insolenzia al cubo. El quinteto de Alagón ha conseguido rematar toda una hazaña musical y económica. Acaba de poner en la calle su tercer pack de disco-novela con el título de 'Con el mundo entre las piernas'. La mera gestación de la idea ya les produciría escalofríos allá por 2010 cuando se decidieron a dar el paso adelante. Ni ellos mismos deben creerse todavía que tienen en la calle un artefacto cultural histórico, único en la discografía española y foránea, vamos, un hecho mundial sin precedentes. ¿O alguién conoce algo similar? La novela, escrita por el mismo cantante del quinteto, Daniel Sancet, sigue los pasos de los protagonistas que iniciaron la trilogía, Selene y Alex, quienes, como señala Sancet, en este tercer volumen no tienen fácil llevar a buen puerto su tórrido aunque intermitente romance. Nivel literario aparte -que analicen los expertos- lo cierto es que se lee con ansiedad, dada la frescura y el lenguaje callejero y actual con que, como las dos anteriores, está escrita. Por supuesto, su contenido está relacionado con el disco, haciendo un inverosímil ejercicio de aproximación entre rock y literatura. Si a eso se añade el apéndice de extras, con el diario de grabación, créditos, agradecimientos, la lista de 'padrinos' que aportaron dinero para la grabación, fotos, agradecimientos… se entenderá el 'peso' de esta novela de 270 páginas y pastas de cartón duro.

Y si a eso se añade, lo más determinante, el disco (en digipack y con su libreto), pues peso de acorazado. Que es lo que hace este grupo: música acorazada, metálica, dura. Ese rock callejero, escuela Leño-Barricada, porque, como ellos dicen, “nosotros somos de calle”, que en este disco, en una especie de solo continuado para sudar, desde la primera canción, 'En mitad de la nada' a 'Rabia', alcanza altas cotas de nervio y energía limpia, con la claridad de sonido, la elaborada producción a cargo de Iker Piedrafita (Barricada), con la expansividad de las guitarras, con la precisión rotunda del ritmo y con la atractiva y diametral dualidad sonora, pero complementaria, de las voces de Daniel Sancet e Isabel Marco, algo inusual en el rock duro español.

Diez primeras canciones de amor, sexo y revuelta, muy tralleras aunque contenidas, sin desbordamientos gratuitos y con la melodía muy cuidada, y una undécima, 'Asalto final', en formato de balada que pone el contrapunto a la “gran explosión insolente”. El mundo (del rock nacional) entre las piernas, como sugiere el título del álbum y de la novela, pero también por montera, en un gesto de no se puede-pero-lo-conseguimos. Insolencia, con esta trilogía, ha subido una cumbre imposible o muy difícil de salvar, y sobre todo, insisto, inédita. ¿Quién ha ofrecido hasta ahora tres discos y tres novelas, a pack por entrega? Que yo sepa, nadie. Y además, con enjundia musical y literaria. De Guinnes. Más adelante, entrevista con estos benditos insolentes.

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