Blog La voz de mi amo

por Matías Uribe

Universidad y rock

Universidad y rock: ¿dos polos opuestos? Desde luego, en tiempos pretéritos, radicalmente, sí. Dos concepciones enfrentadas a cara de perro. ¿Qué hacen esos peludos en el aula? ¿Hasta dónde vamos a llegar? Preguntas que uno oía en sus tiempos de joven estudiante universitario, no ya entre los cátedros (lo esperable), sino dentro del mismo estamento estudiantil. Y todo, a raíz de un recital de blues que hicieron los hermanos Peralta en el Aula Magna de la Facultad de Letras de la Universidad de Zaragoza.


Eran pequeños resquicios por donde se iba colando el maligno. Hasta algún profesor abría brecha: el docto Agustín Sánchez Vidal -¿o era todavía estudiante¿- llenaba aulas conferenciando sobre Los Beatles... Pero no era lo normal. Menuda cara pondría alguno de aquellos cátedros de vieja estirpe y recortado bigotillo al saber de aquellas irreverentes infiltraciones.


Esto ocurría hace alrededor de cuatro décadas. Tampoco es que después la cosa avanzara mucho, pero sé que hasta la misma Universidad de Zaragoza, en los noventa, amparó una tesis doctoral sobre Los Beatles -¿Ricardoooo?- y hasta implantó una materia sobre la historia del pop, evaluable, con sus correspondientes créditos. Y en noviembre próximo va a tener lugar un curso sobre David Bowie en la Universidad de Oviedo, impartido por Igor Paskual, Pelayo Pastor, Lara González, Jimena Escudero, y Jorge Alonso.


Nunca, no obstante, el rock, o digamos el pop en general, se ha codeado con la ciencia universitaria, ha figurado como materia de estudio y conocimiento, no digo ya al nivel de una Historia del Arte o una Filología, sino, por ejemplo, al de otras artes populares como el cine.


Es cierto: puede ser un castigo a los sufridos alumnos si tienen que soportar elevadas lecciones sobre Los Beatles, Presley o Rolling Stones, como si de Cervantes o Tiziano se trataran. Habrá que ver el careto y los oídos de los púberes de hoy cuando lleguen a Letras y se encuentren ante tamaños dinosaurios, ellos que viven tan felices con sus guettas, radiofórmulas, chundaratas y DJ's.


Pero el tiempo hablará. No lo veremos las generaciones entrados en años, pero me juego el bigote a que algún día esos polos divergentes se acabarán juntando. En el futuro se estudiará en la Universidad española la historia de la música pop como se estudia la del arte, la literatura o el cine.


Y no me pongo trascendental, solo realista. El rock no ha sido solo cuatro melenudos subidos a un escenario. Ha sido algo, o bastante, más. Desde su irrupción en los cincuenta ha generado movimientos y cambios sociales más que evidentes y profundos que ayudaron a transformar radicalmente la cara del siglo XX. Y eso hay que explicarlo en las aulas universitarias.


Seré un visionario, pero detalles como ese curso sobre Bowie en Oviedo me hacen pensar que, para bien o para mal, y aunque sea a largo plazo, los polos se convertirán en polos del mismo signo, se atraerán.


(Pinchar aquí para ver información sobre la odisea espacial del Duque Blanco en Oviedo)

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