Río bravo de hermoso paisaje

salvia
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Teruel  Sus riberas han sido noticia por las inundaciones, pero el Parque Cultural del Río Martín cuenta con un legado natural que merece la pena conocer, por su riqueza botánica que da cobijo a aves y fauna


Sus 250 km2 configuran un territorio de cañones que atraviesan las sierras ibéricas, un corte geológico natural que da abrigo a flora y fauna. El Parque Cultural del Río Martín es un tesoro natural por descubrir, donde abundan los carrascales, pinares, matorrales y pastizales. Es tierra de contrastes, de suelos que oscilan de la arcilla a la caliza, y de fuertes oscilaciones térmicas:inviernos muy fríos y veranos calurosos. También la pluviometría es incierta, y en verano abundan las tormentas que pueden sorprender y asustar, como la ocurrida a primeros de agosto y que desbordó el río Martín. Hubo destrozos, no se recordaba tanta agua como entonces en muchas décadas, y ha habido que lamentar una pérdida humana. El río demostró su carácter mediterráneo, tan impredecible como la naturaleza que crece a sus orillas.


Visitar el Parque Cultural del Bajo Martín es adentrarse en un paisaje rotundo:al sur es húmedo y frío, al norte caluroso y seco. Y destacan sus pinares de repoblación, con los que se intentó recuperar las tierras abandonadas y muy afectadas por la erosión. Los ocho pueblos que conforman el parque –Albalate del Arzobispo, Ariño, Oliete, Alacón, Alcaine, Obón, Peñarroyas y Montalbán– ofrecen al visitante cobijo, gastronomía y la particular cultura del Bajo Aragón.




Paseos llenos de sorpresas


Quizá lo que más sorprende entre los aficionados a las plantas es la gran variedad de especies que salpican el entorno. Entre Montalbán, Oliete y la sierra de Arcos abundan las encinas, que dejan espacio entre sí para que crezcan lavandas, genistas, tomillos, juníperos, salvias, artemisas o festucas; por su parte, el área de Peñarroyas, Montalbán y Torre de las Arcas es zona de pinar. La variedad 'pinaster' es la que más crece en los lugares reforestados, mientras que el 'rodeno', es más característico de la zona.


Entre los matorrales que se pueden ver en los suelos ácidos del parque destacan los brezos ('Calluna vulgaris'), jabatera ('Helichrysum stoechas), jara ('Cistus laurifolius') o jaguarzo ('Halimium viscosum'). Y en los calizos (sobre todo en Obón, Oliete y Ariño) crece la lechetrezna ('Euphorbia minuta'), cojín de monja ('Erinacea anthyllis'), santolinas, genistas y lavandas.




En la ribera


En el Centro de Interpretación de la Flora, en Torre de los Arcos, se puede conocer la riqueza botánica del parque, entre ella la que conforma el bosque de ribera. Regados por las aguas del Martín crecen los sauces y, a continuación, los álamos. Son la primera barrera en caso de que el río se desborde: a continuación proliferan fresnos y olmos. El sotobosque interesa por su variedad, con zarzales, juncales, tarayales, rosales silvestres... y más alejados de la primera línea están los saúcos, el espino albar, madreselvas y cornejos.


Salvias y jaras. Arriba, salvia de Aragón ('Salvia lavandulifolia') y a la derecha una jara romerina ('Cistus clussii').










Helechos. En las zonas más húmedas crecen las aspleniáceas. Hay culantrillos, doradillas y felces.










Hierba de las siete sangrías. Así se conoce al 'Lithospermum fruticosum', que crece en suelos pobres y tiene propiedades depurativas.


















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