Blog La voz de mi amo

por Matías Uribe

Los discos que 'fusiló' Franco

Sticky Fingers
Sticky Fingers

No le faltó ingenio al artista-censor en cuestión para convertir un trasero femenino en elefante


Le dedicaré atención más adelante, toda vez que se ha publicado un triple cedé que recuerda tan notable efeméride. Este 2013, se cumplen 50 años de la prohibición de las sesiones rocanroleras del madrileño circo Price. Visto desde hoy, asombra que el cerrojazo no tuviera repercusiones posteriores más duras: no se dictó una sola ley contra aquella algarabía de 'nuevos ritmos'. Y eso que un censor emitió un informe contra el twist, en boga entonces, en el que alentaba a vedarlo alegando cosas tan peregrinas, entre otras, como que atentaba contra la salud, se había prohibido en Irán y "era pernicioso para el español sentido del decoro". Bien al contrario, no hubo maza legal represora contra el pop y el rock, lo que propició, por ejemplo, que los Beatles vinieran a España dos años más tarde del cierre de las sesiones del Price y sobre todo que el país mismo, pese a su férreo y grisáceo cascarón político, se convirtiese en los 60 en un colorido ferial de grupos pop y chicas ye-yés..


Carpeta original del 'Electric Ladyland', de Hendrix


Carpeta española


Fue en los discos donde, ahí sí, el franquismo golpeó con dureza, especialmente entre finales de los 60 y la agonía de la dictadura: elaboró innumerables listas de discos no radiables, se cargó carpetas, prohibió canciones a mansalva, impidió la edición de discos, recortó o cambió los elepés con respecto a sus versiones originales… Un 'fusilamiento' masivo que no solo se hizo notar en los ejemplos más tópicos -al 'Sticky Fingers' le cambiaron la portada y le cortaron la famosa 'Sister Morphine', a 'Quadrophenia' le recortaron 'Doctor Jimi' mientras el censor se hinchó, cual protagonista de aquellas 'Historias de la frivolidad', de tapar pechos y pudendas femeninas de manera burda con un rotulador, de 'Rock'n'roll Animal' quedó fuera 'Heroine', la carpeta entera de 'Electric Ladyland' se cambió por otra más 'pudorosa', al directo de la Velvet de 1969 en el Max's Kansas City le taparon unos glúteos femeninos tirando del parche del título más hacia abajo, sobre la frase 'making love', de la canción 'Cecilia', de Simon & Garfunkel, se colocó una pequeña rayita para ocultarla…- sino que la tijera y la imprenta hicieron de las suyas en decenas y decenas de discos más insignificantes, cuando incluso se estuvo a punto de no publicar 'Blonde On Blonde' o directamente se prohibieron obras maestras como el primer álbum de la Velvet porque la canción 'Venus In Furs' exaltaba el masoquismo.


La versión original de una página del libreto de 'Quadrophenia' (arriba) y la pintarrajeada (abajo)


Ahora da risa: nada de maquinaria pesada detrás de aquella escabechina, ningún gran observatorio de vigilancia, los autores de estas barrabasadas fueron simplemente cuatro funcionarios de la Dirección General del Libro, dependiente de Información y Turismo, que por las tardes, por cuatro perras, hacían horas extras en un cuartucho del ministerio. Increíble.


El 'Sticky Fingers' prohibido y el editado en España, hoy tesoro de coleccionistas, por mor de los censores (eso que salimos ganando, al menos). Foto de la exposición a que ha dado lugar el libro 'Veneno en dosis camufladas'


De esto, de la censura discográfica del pop y del rock durante el franquismo (la canción popular fue capítulo aparte), y de otras 'amenidades' más -verbigracia, la prohibición del jazz en Huesca- da cuenta un magnífico libro, fruto de una tesis doctoral, 'Veneno en dosis camufladas', obra de Xavier Valiño editada por Milenio. Magnífico y al mismo tiempo sorprendentemente y sonrojantemente revelador: creíamos tener, salvo los casos concretos, algunos de ellos mentados, nuestras discotecas normalizadas y a buen recaudo, pero, repasando las más de quinientas páginas del libro, salen a la luz tropelías de las que no había noticia, aunque sea en detalles insignificantes, verbigracia la portada del álbum recopilatorio de Pink Floyd, 'A Nice Pair', donde dos aspas gruesas ocultaban sendos desnudos femeninos en dos de las diminutas 18 viñetas que configuraban la portada y contraportada. Un bofetón cabreante e inesperado al cabo de más 40 años.


Queda la paradoja: la música pop en vivo, en su misma existencia, apenas sufrió moratones durante 'la oprobiosa', pero lo de los discos, aunque al censor incomprensiblemente se le escapó el lascivo 'Je t'aime moi non plus', fue una hemorragia casi mortal.


Recomiendo vivamente este libro: es tan irritante por las fechorías que pormenoriza como ameno e historicista, el reflejo cruel de un tiempo que ojalá nunca más vuelva a repetirse. Como felicito a Valiño por la minuciosa investigación de años metido en el Archivo General de la Administración, ubicado en Alcalá de Henares. Dios mío, las horas que debió meter este hombre, este excelente periodista gallego, en ese archivo y su inagotable paciencia para rastrear tanta información y tanto disco 'fusilado'.  Junto al trabajo de Guzmán Alonso sobre Los Bravos, son los dos libros mejor  documentados e ilustrados que se hayan escrito en España hasta hoy.


Como premio final, otra de las barrabasadas gráficas, el álbum en directo de la Velvet, junto a otros discos acuchillados por la censura, según un panel de la exposición sobre el libro:


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