Blog - Al Alba

por Mariano Gistaín

Enemigo interior

El enemigo interior es el peor. El PP no tiene rival. El PSOE ha desaparecido, aunque quizá no lo sabe.


Al PP le basta con inventar historias de éxito, una por semana. Que sean ciertas o no es lo mismo. Si tienes altavoces puedes emitir y alguien se lo cree. A fuerza de insistir los datos se vuelven masticables y la carne de caballo es lo mejor.


El PP gobierna como puede y todo depende de un mundo desquiciado, así que basta con ir tirando hasta que falte medio año para las elecciones, si es que se celebran. Tal como va todo las elecciones se presentan como un problema añadido, así que solo con empeorar un poco más (capitalismo del shock) se puede llegar a un gobierno de emergencia tipo Monti, bendecido por la prima de riesgo. Todo se ha desquiciado y la democracia habitual se deshace en hilillos de plastilina. Los poderes fácticos solo reconocen las elecciones si los gobiernos que salen de ellas obedecen.


El caso es que el problema del PP le sale de dentro, de su propia entraña. Luis Bárcenas ha demandado al partido por despido improcedente. Es delirante, es hiperrealista. La cara de Cospedal se va agriando conforme este disidente millonario asesta sus golpes desde la intimidad. En el paraíso de los EREs Bárcenas es el único despedido que demanda a su empresa.


La Corona recibe lo suyo desde su enemigo íntimo entrañable. La princesa Corinna (Coronna/Corinna) afirma en su publiexclusiva que ha prestado servicios a España sin cobrar. Ni este gobierno ni el anterior reconocen esos servicios.


No hay enemigos exteriores, todo está dentro. Y cuanto más adentro, más daño pueden hacer. Se lucha ya por el pan y la cárcel.