Desde casa se puede mover el mundo. Solo hace falta una idea. Pero ha de ser buena.

Ni siquiera hace falta casa. Y menos en verano. El calor es gratis, de momento. (Por eso lo critican).

La casa es prescindible. El mundo se presupone. Está ahí, esperando algo. Todos esperamos una inspiración, una oportunidad.

A veces con una frase tiramos dos días. O una vida.

Vida a veces.

Se puede mover el mundo a pequeños chispazos. Una palabra es un millón de euros.

O dos. Lo que quieras. La subasta está abierta, es permanente. El mundo es un gran cerebro expectante, una atmósfera de sueños y tormentas.

Es dificil. Es imposible. Imposible al cuadrado. Al cubo.

La velocidad de la luz no puede competir con la del pensamiento. (Esto lo han vislumbrado ya en el CERN, pero le echan la culpa a un muelle, para no perder la subvención).

Una conexión emocional es sistémica.

Usted es una persona sistémica: demasiado grande para caer.

Ánimo. La idea le espera. Es suya. Cada cual tiene una reservada. O varios millones.