Blog La voz de mi amo

por Matías Uribe

La Movida se desangra un poco más con la muerte de Enrique Sierra

Si por algo valió la pena la Movida madrileña de los ochenta, aparte de la revolución socio-cultural que generó, fue por la presencia de grupos como Radio Futura. Audaces, inventivos, glamurosos, atrevidos estéticamente, modernos, valientes para plantarle cara a la industria, dueños de canciones inolvidables y autores de cinco discos de estudio que exploraron en los caminos del pop, el rock, el soul, la música latina, el blues… Les vi en numerosas ocasiones pero jamás olvidaré el embrujo a que nos llevó una noche de verano en el campo de fútbol de Mazarrón. Delante de una cortina de luces a rayas verticales, en plena madrugada, el grupo abdujo a la audiencia, que casi llenaba el estadio, metiéndola en un insólito nirvana musical y emocional. Inolvidable. Su doble álbum, 'El directo de Radio Futura' (1989), quedó como testigo de la seducción del grupo en vivo.


Enrique Sierra era una de sus piezas vitales. Sus monumentales crestas punkies, su apariencia exótica, los puros que fumaba mientras tocaba, la misma postura con que empuñaba la guitarra y se movía en el escenario… llamaban la atención de inmediato. Lamentablemente algunos se quedaban en aquella epidermis estética sin darse cuenta de que dentro había un guitarrista habilidoso e innovador, me atrevería a decir que el más ingenioso de aquella época, de las anteriores y de las posteriores. Un guitarrista supino que forjó el sonido Futura. Podía (y puede) palparse su talento y su ingenio en los discos, pero sobre todo había que oírlo en los directos: hilaba las melodías con una cantidad de quiebros, adornos y efectos infinitos, y, sin embargo, nunca perdía la secuencia melódica, la sustancia de la canción. A su modo era el Will Sergeant hispano.


Su aspecto, para qué nos vamos a engañar, imponía, asustaba. El día que tuve que entrevistarle por vez primera me acerqué a él con los dedos cruzados, pensando que a la mínima inconveniencia mordería. Bufff. Nada más lejos. En uno de los fosos de entrenadores de La Romareda, la mañana de aquella actuación del Pilar 84, junto a La Frontera y Golpes Bajos, que por la noche se volvió bronca, con abucheos e insultos (Auserón llamó mamones a las primeras filas de público por tirar botes, debido al mal sonido), mantuve con él y con Santiago una improvisada, pero a la vez, una de las entrevistas más afables y relajadas de mi vida periodística (puedes leerla aquí). En la distancia corta, quién podría imaginarlo, Enrique era entrañable y comunicativo.


Siempre tuve la esperanza de que Radio Futura volviese de nuevo a la arena. Hace unos meses entrevistaba aquí, en este blog, a Luis Auserón, quien no cerraba la puerta a un retorno siempre y cuando –exigía- que se produjera con Enrique. Madera para que el país volviera a arder. Y más madera para que las llamas subieran cuando a finales de año La 2 de TVE emitía un estupendo reportaje sobre la Movida con el título, si mal no recuerdo, de 'El frenesí de la ciudad' en el que aparecía Enrique evocando aquellos tiempos con una campechanía y una frescura, amén de un aspecto excelente. Luis me había avisado: tiene una grave enfermedad, pero era difícil de creer, viéndole y escuchándole en el mentado reportaje. Lamentablemente era cierto: sus riñones se pararon anoche. Tenía 55 años. El sueño de Radio Futura de nuevo en los escenarios se esfumó definitivamente. Eduardo Benavente, Poch, Enrique Urquijo, Carlos Berlanga, Antonio Vega… y ahora Enrique. La Movida se desangra un poco más.


http://www.youtube.com/watch?v=qyebc0SqPy0&feature=related

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