Las cañas, pesadilla del hortelano
A por ellas. Hace un par de años, tuvimos un pequeño huerto en Alfocea donde cultivar algunas verduras y, sobre todo, pasarlo bien. El suelo era muy bueno; el agua, abundante. Y la temperatura siempre acompañaba. Pero nos encontramos con unos enemigos que llegaron a desesperarnos y que nos dieron más de un quebradero de cabeza: las cañas. No hablamos de esas de tronco grueso que crecen junto a las acequias ('arundo donax'), sino de las pequeñas de tallo delgado ('phragmites australis'). El primer gran error fue intentar quitarlas con la azada. Se reproducen de manera vegetativa y al cortar las raíces aún contribuimos más a su expansión. Algunos hortelanos vecinos nos recomendaron echar matahierbas, pero nos negamos porque es una práctica contaminante y poco eficaz.
Ante un campo invadido por las cañas la solución pasa primero por aislar el espacio de los terrenos colindantes: las cañas vecinas pueden extener sus raíces y volver a entrar a nuestro terreno. Después, se aprovecha el invierno para añadir plantas que compitan con ellas.
MISIÓN COMPLEJA, PERO NO IMPOSIBLE
>> Las dichosas raíces. Las gramíneas han conquistado todo el mundo y es difícil librarse de ellas. Las raíces son su punto fuerte: al reproducirse bajo tierra logran esquivar cualquier estrategia. Solo si se quitan de raíz se podrá empezar a controlarlas.
>> Menos nutrientes Una solución ecológica pasa por agotar las reservas de las raíces haciendo siegas continuas y sembrando a su alrededor plantas competidoras:alfalfa, esparceta, leguminosas... O bien poniendo cultivos que reduzcan su humedad, para que compitan con ellas.
>> Barbecho. Lo mejor es dejar el campo en barbecho al menos un año, aprovechar para ir segando con crucíferas (hay que intentar que el terreno no se quede pelado). Sería bueno, cuando tengan ya menos fuerza, cubrir con plástico para que salgan y mueran, aunque esto suele ser difícil.
