'Doctores'. La investigadora Lur Epelde, del Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo, ha descubierto que la combinación de tres tipos de plantas que crecen en los entornos de pueblos mineros ayudan a limpiar el suelo de agentes contaminantes. Una de ellas es una vieja conocida, la Thlaspi caerulescens o hierba alpina, que está catalogada en Aragón como especie amenazada y que ya se ha usado desde hace unos años para limpiar suelos con cadmio. La segunda es la Festuca rubra, habitual en los prados aragoneses, sobre todo en el entorno prepirenaico, y que absorbe el plomo. La tercera es la Rumex acetosa o acedera (en la foto), muy abundante en las riberas de los ríos y que en el Ebro se aprovecha de las crecidas primaverales para prosperar. La acedera es especialmente útil para limpiar el suelo de cinc. Epelde ha descubierto que al sembrar las tres especies a la vez el resultado es más positivo que excavar y aplicar sustancias limpiadoras. De hecho, las plantas se ayudan a prosperar mutuamente y algunas, como la acedera, absorben más cinc cuando están en compañía de sus 'amigas'.

DEMASIADA SAL EN EL VALLE DEL EBRO

>> La advertencia. El último informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente destaca que el valle del Ebro es, junto a la región italiana de Campania, la zona de la UE más afectada por la salinización del suelo. Supone una importante amenaza ecológica.

>> Las causas. La elevada salinización se produce debido a prácticas de riego inadecuada, contaminación de las aguas o malas condiciones de drenaje. El uso de maquinaria pesada hace una 'suela' que impide a la tierra absorber la humedad. El riego por embalsamiento también contribuye a esta situación.

>> ¿Hay solución? Es importante cambiar la mentalidad y hacer buenas prácticas de riego, incidiendo en sistemas por goteo. Conviene evitar maquinaria muy pesada y construir drenajes para que el agua no se acumule en capas bajas. Si no se actúa pronto, la tierra tendrá cada vez menos productividad.