Ni supongo que ellos intentan descubrir la penicilina pop ni yo los traigo aquí para recomendarlos como si nada anterior hubiera existido.  Simplemente aviso de esta mini fiesta pop. Tres chavales jovencísimos de Chicago que grabaron su primer disco cuando aún no tenían ni edad para entrar a los bares y menos aún los dólares suficientes para grabar en condiciones, y que ahora, con el acné ya superado y con mejores medios, dejan atrás el glam y el garaje de su primer álbum para en su segunda entrega,  'Dye It Blonde', dibujar un bloc de canciones pop impolutas, de esas en las que las melodías -su veta mayor- acarician, se quedan pegadas  a las neuronas de inmediato. La voz es armoniosa, los teclados  burbujean y la guitarra se parte en débitos a George Harrison. De los Beatles y Beach Boys a Mott The Hoople y Blur, Smith Westerns se empachan de sonidos antañones para soltar luego sus propias canciones y su visión del pop y del power-pop. Nada nuevo bajo el sol, ya digo, pero, a mi juicio, solemnemente agradables y pegajosos en todas y cada una de las diez canciones que configuran este segundo trabajo.

Lo que me disgusta profundamente es esa imagen de los tres ¿niñatos? cargándose un árbol por las buenas en la canción que abre el disco, 'Weekend'. ¿Eso es todo lo que se les ocurre en un fin de semana? Hay veces que convendría no ponerle imágenes a la música.

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