Las plantas ya saben que es año nuevo
Nueva etapa. Cuando una planta reacciona ante un hecho externo puede hacerlo echando nuevos brotes, cambiando el color de la hoja o bien mostrando un aspecto mustio. Pero para que esas señales externas se den, primero ha habido un proceso interior que puede durar semanas. Las plantas más madrugadoras, como las forsitias, ya han despertado de su letargo invernal y estos días hacen brotar las primeras yemas.
La mayoría de plantas de hoja caduca ya preparó las yemas antes de 'echarse a dormir', para asegurarse de que todo estará listo cuando llegue la hora de despertar. Con el fin de que las heladas no dañen esas yemas, es habitual que la planta acumule en ellas ácido abscísico para que permanezcan dormidas y no crezcan. Además, las cubre de una escama que evita que sean atacadas por insectos y que impide que las temperaturas bajas lleguen a helar y dañar su interior. El frío y la sequía de diciembre y enero van reduciendo la cantidad de ácido abscísico, hasta que queda destruido y la yema despierta y se prepara para abrirse cuando llegue la primavera.
LA NATURALEZA ES PURA QUÍMICA
>> Ácido abscísico. Es muy importante para la planta en climas extremos como el aragonés contar con un mecanismo que la 'duerma' si hace mucho frío o calor. Por eso, el ácido abscísico es vital pra la supervivencia y la razón por la que es importante no abonar nunca en invierno ni en pleno verano.
>> Gibelerinas. La planta fabrica en su interior hormonas que favorecen el crecimiento de yemas, flores y frutos. Cuando el nivel de ácido abscísico disminuye en las yemas, la gibelerina gana la batalla y su acción hace que las células se multipliquen y elonguen, engrosando la yema y creando la hoja.
>> Citoquininas. Este compuesto se fabrica en la raíz de la planta y es un elemento clave en la caída de la hoja. Si la raíz deja de producirla, las moléculas alimenticias de las hojas migran al tronco: proteínas, almidón, vitaminas e iones se van a la hoja, que al perder la clorofila se torna marrón y cae..
